Amado hermano en algún papel de liderazgo eclesiástico, le ruego considerar lo siguiente.
No, no creo ni por un segundo que usted odie a la mujer o a las mujeres. Pienso que hay razones válidas para tener un enfoque mesurado de cómo interactuar con nosotras en asuntos ministeriales. Quiero que sea sabio, pero no quiero que sea visitado por aparecidos.
Hay tres fantasmas femeninos que rondan en la mayoría de las iglesias. Revolotean donde se enseña teología. Subsisten en reuniones de oración donde los más débiles dan voz a heridas. Constriñen de miedo el corazón de hombres y mujeres, y peor, respiran miedo en sus interacciones. Cada objetivo fantasmal es arruinar la capacidad de hombres y mujeres de ministrarse unos a otros.
Es posible que usted no siempre perciba el vuelo de estos fantasmas, pero las mujeres con las que se relaciona detectarán el movimiento.
Los tres fantasmas son la Usurpadora, la Tentadora o Seductora y la Infantil.
1. La Usurpadora
Este fantasma suele aparecer cuando las mujeres son vistas como ladronas de autoridad. Los hombres que han sido enseñados a que la mujer anda buscando la manera de apoderarse de lo que pertenece a ellos son muy susceptibles al miedo que instila este fantasma.
¿Cómo darse cuenta si este fantasma le persigue? Considere si usted adopta alguna de las siguientes conductas, en especial al interactuar con alguna mujer fuerte:
– aun si ella escoge palabras suaves para expresarse, usted encuentra sus pensamientos u opiniones como vagamente amenazadores.
– especula sobre el carácter del esposo (ha de ser un débil), o sobre su soltería (ha de ser su fuerte personalidad).
– le preocupa que si le da un centímetro, tomará un kilómetro.
– evita incluirla en aquellas reuniones donde piensa que una fuerte perspectiva femenina hundirá el barco o arruinará lo masculino.
– usted percibe que el nivel educativo de ella, o lo largo de su cabellera, o su profesionalidad, son banderas rojas indicadoras que de alguna manera ella querrá controlarlo.
– en lugar de diálogo respetuoso, sus conversaciones son más bien encuentros de boxeo; usted duda si preguntar algo, y tiende a escuchar las de ella como asaltos velados en lugar de preguntas honestas.
– en silencio, usted se pregunta si la tranquilidad que ella exhibe al conversar con otros hombres será signo de menosprecio al rol de género.
Jen Wilkin. 3 Female ghosts that haunt the church. The Gospel Coalition.
Gracias sean dadas a nuestro Dios porque no ha dejado a la imaginación humana la apreciación de la dignidad y del rol de la mujer, sino que los ha establecido en su Palabra.
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Así es hermana, gracias por su apreciación.
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Y los demás fantasmas? =)
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Vienen después, 🙂
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Esperemos que nuestros hombres no le teman a los fNtasmas
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