Juan 14:21

Estándar

El que tiene mis mandamientos, y los guarda, ése es el que me ama...

Si pudiera simplificar la vida cristiana a una sola cosa, sería la obediencia. No quiero decir simplemente obediencia externa, sino un espíritu de obediencia. No es como la niñita que siguió de pie después que su padre le había dicho muchas veces que se sentara. Por último su padre le dijo: “Siéntate, o voy a darte una disciplina”. Ella se sentó pero miró hacia arriba y dijo: “Estoy sentada, ¡pero en mi corazón estoy de pie!” Obediencia externa pero desobediencia en el corazón. Un cristiano ha de estar dispuesto a obedecer externamente, pero mayormente de corazón. 

«Dice, pues, el Señor: Porque este pueblo se acerca a mí con su boca, y con sus labios me honra, pero su corazón está lejos de mí, y su temor de mí no es más que un mandamiento de hombres que les ha sido enseñado;» (Isaías 29:13). 

Una evidencia de madurez espiritual es amar a Dios tanto como para obedecerlo aun cuando es difícil. Dios es glorificado cuando de buena gana lo obedecemos cueste lo que cueste. Cada vez que obedecemos, crecemos espiritualmente, y cada vez que desobedecemos, retardamos nuestro crecimiento. 

Lee, Medita y Aplica!

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