Apuntes a Hebreos 9:15-28

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Para un judío, escuchar que el sacrificio de Cristo era la revelación final de Dios mismo y que los sacrificios y rituales del antiguo pacto correspondían a rudimentos, prácticas y actitudes que se habían convertido en obstáculos entre ellos y Dios, era inmenso. 

Pero Cristo podía remover la contaminación de la conciencia, de tal manera que hombres y mujeres, liberados de esclavitud interna, ahora pudieran adorar a Dios en espíritu y en verdad, es decir, alcanzar la perfección en la adoración que el antiguo ceremonial era incapaz de lograr.

 15Y por eso Él es el mediador de un nuevo pacto, a fin de que habiendo tenido lugar una muerte para la redención de las transgresiones que se cometieron bajo el primer pacto, los que han sido llamados reciban la promesa de la herencia eterna. 16Porque donde hay un testamento, necesario es que ocurra la muerte del testador. 17Pues un testamento es válido solo en caso de muerte, puesto que no se pone en vigor mientras vive el testador. 18Por tanto, ni aun el primer pacto se inauguró sin sangre. 19Porque cuando Moisés terminó de promulgar todos los mandamientos a todo el pueblo, conforme a la ley, tomó la sangre de los becerros y de los machos cabríos, con agua, lana escarlata e hisopo, y roció el libro mismo y a todo el pueblo, 20diciendo: Esta es la sangre del pacto que Dios os ordenó. 21Y de la misma manera roció con sangre tanto el tabernáculo como todos los utensilios del ministerio. 

22Y según la ley, casi todo es purificado con sangre, y sin derramamiento de sangre no hay perdón.

¿Nuevo pacto? Lo que Dios prometió en Jeremías 31:31 (Pondré mis leyes en la mente de ellos, y las escribiré sobre sus corazones.Y yo seré su Dios, y ellos serán mi pueblo… Pues tendré misericordia de sus iniquidades, y nunca más me acordaré de sus pecados.) Explica cómo Dios trata con el pecado, nos purifica y perdona, escribe Su ley en nuestros corazones para que amemos Su voluntad y sigamos Sus caminos. La sangre de Cristo, derramada en su sacrificio es la base de nuestra justificación, con la cual nos compró para santificación.

¿Es decir que ahora podemos hacer lo que queramos? No.

Ha purificado nuestras conciencias de obras muertas para que sirvamos al Dios viviente. Para que seamos celosos de buenas obras, dispuestos a hacer buenas obras como resultado de una conciencia purificada.

En Exodo 24:3 leemos cuando “Moisés vino y contó al pueblo todas las palabras de Jehová, y todas las leyes; y todo el pueblo respondió a una voz y dijo: haremos todas las palabras que Jehová ha dicho.” Luego de ofrecer holocaustos y becerros como sacrificios de paz, Moisés tomó la mitad de la sangre y la puso en tazones, y esparció la otra mitad de la sangre sobre el altar.

Después, (v.8) “tomó la sangre y roció sobre el pueblo, y dijo: he aquí la sangre del pacto que Jehová ha hecho con vosotros sobre todas cosas.” 

Sangre rociada por todas partes. Jane Wilkin nos hace pensar en esto. “¿De qué estaban hechas las ropas del sacerdote? Lino. ¿Y el Tabernáculo? 

¿Han intentado quitar manchas de sangre alguna vez?

Dios diseña un modelo que enseña una parábola donde cosas de enorme valor terrenal continuamente eran rociadas, manchadas, con sangre, el hedor sería difícil de erradicar. Y miles de regulaciones de exactamente cómo había qué hacerlo. ¿Y saben donde nunca caería esa sangre? En el interior de las personas.

¿Tiene ahora sentido para ti la enseñanza del Nuevo Testamento donde se habla de la imagen de sangre que nos limpia internamente, no solo en lo externo? Y tomando la copa, y habiendo dado gracias, les dio, diciendo: bebed de ella todos; porque esto es mi sangre del nuevo pacto, que por muchos es derramada para remisión de los pecados (Mateo 26:27-28).”

¿Eres heredera? ¿Eres parte del testamento divino? ¿Quién o quiénes reciben herencia? …los que han sido llamados… ¿Llamados por quién? Llamados por Dios. El Señor de los ejércitos no obra al azar, escribió su testamento y lo llevó a ejecución mediante el sacrificio de Cristo, para que los llamados en el pasado y los llamados en el futuro reciban la promesa de vida eterna!

Porque de él y por él y para él son todas las cosas, a él sea la gloria por siempre y siempre. 

23Por tanto, fue necesario que las representaciones de las cosas en los cielos fueran purificadas de esta manera, pero las cosas celestiales mismas, con mejores sacrificios que estos. 

Ya vimos que el tabernáculo, los vasos y demás cosas eran “copias” de una realidad mayor. Al ser meras copias habían de ser purificadas, limpiadas, ceremonialmente con la sangre de los animales sacrificados, tal como Dios había ordenado. Pero luego dice que tales sacrificios son inadecuados para limpiar lo que importa: las cosas celestiales mismas.

24Porque Cristo no entró en un lugar santo hecho por manos, una representación del verdadero, sino en el cielo mismo, para presentarse ahora en la presencia de Dios por nosotros, 25y no para ofrecerse a sí mismo muchas veces, como el sumo sacerdote entra al Lugar Santísimo cada año con sangre ajena. 

¡Cristo frente a Dios, purificándonos! ¿Tienes idea de la hermosura de un texto así? Porque no vino a llamar justos, sino a pecadores al arrepentimiento (Lucas 5:32).

26De otra manera le hubiera sido necesario sufrir muchas veces desde la fundación del mundo; pero ahora, una sola vez en la consumación de los siglos, se ha manifestado para destruir el pecado por el sacrificio de sí mismo. 

Una sola vez. Cristo realiza un solo sacrificio, suficiente para purificar a todo pecador que escucha el llamado de entrar en comunión con el Dios de los cielos. En un solo acto, el sacrificio de Sí mismo, la consumación de la historia, Cristo destruye el pecado. Todos los pecados de quienes creemos, somos llamados, son destruidos. Cancelados, nulos, cubiertos.

Este es el evangelio de la gloria de Cristo, es cual es la imagen de Dios (2 Corintios 4:4). 

27Y así como está decretado que los hombres mueran una sola vez, y después de esto, el juicio, 28así también Cristo, habiendo sido ofrecido una vez para llevar los pecados de muchos, aparecerá por segunda vez, sin relación con el pecado, para salvación de los que ansiosamente le esperan.

¡Pueden olvidar todo el tema de la reencarnación! …los hombres mueran una sola vez… pero la muerte no es el final de la existencia (vaya paradoja).  Y después de esto, el juicio, significa lo que encontraremos después: un Dios santo y todopoderoso que nos llama a cuentas. ¿Vivimos para él? ¿Le adoramos y seguimos sus caminos?

La muerte de un hijo o hija de Dios no significa ira contra ellos. Cristo satisface las demandas de la ley y nos libra de condenación, la muerte se convierte en puerta de entrada a salvación. Esto es, a la aplicación de la salvación que fue comprada por Cristo mismo en la cruz.

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Apuntes a Hebreos 9:1-14

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Resulta imposible exagerar la importancia de los sucedido en el año 70 de nuestra era en Jerusalén. Desde Abraham, Dios había obrado al llamar, preservar, juzgar, perdonar y bendecir a la nación de Israel. Había establecido un elaborado sistema de sacrificios, sacerdocio, fiestas y rituales, que definían a Israel entre las naciones, que permitía el conocimiento de Dios mismo y que apuntaban hacia un futuro promisorio.

Pero he aquí que los cristianos proclaman que el Mesías vino, Jesús de Nazareth. La gran masa de israelitas rechazó esto, lo cual resultó en la crucifixión del Señor y la persecusión de los primeros cristianos. La nueva fe resultaba completamente radical pues implicaba la destrucción del viejo sistema. Y precisamente esto fue lo que sucedió en el año 70 cuando Tito, hijo de Vespasiano el emperador romano, destruyó la ciudad de Jerusalén. Significó el fin del judaísmo como se conocía, el fin de sacrificios, el fin del sacerdocio, el fin de la adoración centrada en Jerusalén y el Templo. Y todo a causa de Israel no haber conocido el tiempo de su visitación (Lucas 19:43-44): el testimonio divino sobre la venida de Cristo, el reemplazo de sombras por realidad.

En su misericordia, Dios promete no acordarse más de nuestros pecados porque la base del nuevo pacto fue la muerte de Cristo en la cruz. ¿De qué otra manera escribiría Dios su ley en nuestros corazones?

Hemos revisado cómo el sacerdocio de Cristo es mejor que el sacerdocio de Aarón. El autor de Hebreos continúa expandiendo nuestra visión con el Tabernáculo y con la idea del sacrificio de Cristo como uno mejor.

1Ahora bien, aun el primer pacto tenía ordenanzas de culto y el santuario terrenal. 2Porque había un tabernáculo preparado en la parte anterior, en el cual estaban el candelabro, la mesa y los panes consagrados [de la proposición]; este se llama el Lugar Santo. 3Y detrás del segundo velo había un tabernáculo llamado el Lugar Santísimo, 4el cual tenía el altar de oro del incienso y el arca del pacto cubierta toda de oro, en la cual había una urna de oro que contenía el maná y la vara de Aarón que retoñó y las tablas del pacto; 5y sobre ella estaban los querubines de gloria que daban sombra al propiciatorio [sillín de la misericordia]; pero de estas cosas no se puede hablar ahora en detalle. 

Caramba, ¿por qué no hablar en detalle? Recordemos que el autor escribe para una audiencia conocedora, versada, en cada una de estas cosas. Luego no entendemos por ignorancia, o porque es algo extraño a nuestra cultura o costumbres y tendemos a ignorar el asunto, o a pensar  en alguna interpretación “supraespiritual” o a pensar “no es irrelevante»; Dios gobierna la Historia y se revela a Sí mismo, por tanto estudiemos el asunto y seamos parte. 

¿Cuál es nuestro pensar?

El autor trae a la memoria asuntos familiares: existía un santuario terrenal, el santuario o tabernáculo tenía una parte externa (el Lugar Santo) donde se hallaba una lámpara, una mesa y los 12 panes. Detrás se hallaba el Lugar Santísimo que contenía el altar, el arca y reliquias sagradas, y sobre el arca y altar estaban los querubines. El sacerdote entraba y salía del Lugar Santo diariamente, reemplazaba los panes y ofrecía incienso dos veces al día, mañana y noche.

En el Día de la Expiación, una vez al año, el Sumo Sacerdote tomaba incienso del altar del incienso y entraba al Lugar Santísimo, moviéndose alrededor de manera que el Lugar Santísimo se llenara del humo proveniente del incienso. ¿Por qué hacía esto? Para protegerse de la gloria de Dios que habitaba entre los querubines que estaban sobre el propiciatorio (el sillín de la misericordia). Porque ningún hombre podía ver a Dios y continuar con vida.

No habla en detalle porque hay más del 50 capítulos en el Antiguo Testamento que tratan el tema del Tabernáculo y servicio en el mismo. Cualquier judío que se preciara de serlo estaría familiarizado con el tema.

6Así preparadas estas cosas, los sacerdotes entran continuamente al primer [exterior] tabernáculo para oficiar en el culto; 7pero en el segundo, solo entra el sumo sacerdote una vez al año, no sin llevar sangre, la cual ofrece por sí mismo y por los pecados del pueblo cometidos en ignorancia. 

Observen que menciona “sangre” por primera vez.

8Queriendo el Espíritu Santo dar a entender esto: que el camino al Lugar Santísimo aún no había sido revelado en tanto que el primer tabernáculo permaneciera en pie; 9lo cual es un símbolo para el tiempo presente, según el cual se presentan ofrendas y sacrificios que no pueden hacer perfecto en su conciencia al que practica ese culto, 

Y ahora desglosa el significado ofreciendo la pista de cómo relacionarnos con estas cosas aparentemente tan extrañas: el Lugar Santo, la parte externa del Tabernáculo, representaba un símbolo para el tiempo presente. Una parábola, en pocas palabras. Sacrificios y ofrendas que no afectan la conciencia…

10puesto que tienen que ver solo con comidas y bebidas, y diversas abluciones [lavamientos ceremoniales] y ordenanzas para el cuerpo [la carne], impuestas hasta el tiempo de reformar las cosas.

Reglas impuestas para el cuerpo hasta que llegue el tiempo de reformar… ¿Ven el contraste? Hay una limpieza externa [comidas, bebidas, abluciones] pero es necesario que ocurra una limpieza interna [que no ha sucedido, pues lo externo no afecta la conciencia]. Las medidas de purificación adoptadas sin duda tenían gran valor higiénico, pero cuando se les otorga valor religioso, existe el peligro de que sus practicantes sean tentados a apoyarse solo en el deber religioso.

He aquí que los problemas básicos de la vida no cambian, lo que varía son las circunstancias nada más.

Nuestras conciencias testifican la realidad de nuestro pecado. Sabemos aquello que nos separa de Dios: pecado que halla eco en una conciencia culpable. ¿Vemos la relevancia del texto? 

El viejo pacto dirigía hacia una solución, pero no resolvía el problema.

11Pero cuando Cristo apareció como Sumo Sacerdote de los bienes futuros, a través de un mayor y más perfecto tabernáculo, no hecho con manos, es decir, no de esta creación, 12y no por medio de la sangre de machos cabríos y de becerros, sino por medio de su propia sangre, entró al Lugar Santísimo una vez para siempre, habiendo obtenido redención eterna.

Mas cuando Cristo apareció -la inauguración del tiempo de reformar las cosas y el final del “tiempo presente”- como Sumo Sacerdote, entró una vez y para siempre, efectuó limpieza externa e interna, ambas:

 13Porque si la sangre de los machos cabríos y de los toros, y la ceniza de la becerra rociada sobre los que se han contaminado, santifican para la purificación de la carne, 14¿cuánto más la sangre de Cristo, el cual por el Espíritu eterno se ofreció a sí mismo sin mancha a Dios, purificará vuestra conciencia de obras muertas para servir al Dios vivo?

La única solución fue la sangre de Cristo. Sabemos que nuestra conciencia se halla contaminada, porque la evidencia concreta no es lo que entra al hombre sino lo que sale de él (Marcos 7:15-23. Actitudes como orgullo, amargura, cinismo, autocompasión, codicias, envidias, celos, apatía, miedos, etc. Obras muertas carentes de vida espiritual.

El corazón del evangelio es que Cristo vino al mundo para abrirnos camino directo hacia Dios, sin que fuésemos consumidos en nuestro pecado por causa de Su santidad (1 Pedro 3:18; Efesios 2:18). Dios magnifica su misericordia al darnos libre acceso a través de Su Hijo, a pesar de nuestro pecado, a la única realidad que puede satisfacer nuestra hambre de sed y justicia (Salmo 16:11; 42:2). 

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Apuntes a Hebreos 8:1-13

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Para coronar el argumento que ha venido desarrollando, habiendo establecido la superioridad del sacerdocio de Cristo, el autor procede ahora a relacionar tal sacerdocio con los temas del pacto, del santuario, y de los sacrificios. 

1Ahora bien, el punto principal de lo que se ha dicho es este: tenemos tal Sumo Sacerdote, el cual se ha sentado a la diestra del trono de la Majestad en los cielos, 2como ministro del santuario y del tabernáculo verdadero, que el Señor erigió, no el hombre. 

Tenemos tal Sumo Sacerdote: alguien que intercede directamente por nosotros delante de Dios, que no es un ordinario, débil, pecador, sumo sacerdote, como en los antiguos días. 

Tenemos tal Sumo Sacerdote sentado a la diestra del trono de Dios, ministro en el Lugar Santísimo, quien cumplió y puso final al sistema sacrificial antiguo y centró nuestra atención en sí mismo y en su ministerio para nosotros en los cielos.

3Porque todo Sumo Sacerdote está constituido para presentar ofrendas y sacrificios, por lo cual es necesario que este también tenga algo que ofrecer. 4Así que si Él estuviera sobre la tierra, ni siquiera sería sacerdote, habiendo sacerdotes que presentan las ofrendas según la ley; 5los cuales sirven a lo que es copia y sombra de las cosas celestiales, tal como Moisés fue advertido por Dios cuando estaba a punto de erigir el tabernáculo; pues, dice Él: Mira, haz todas las cosas conforme al modelo que te fue mostrado en el monte.

Copia y sombra de las cosas celestiales (Exodo 25:40; 25:9; 26:30; 27:8): símbolos que apuntan a realidades celestiales. El patrón que Dios estableció a Moisés para el sistema de sacrificios era sombra de lo que vendría con nuestro Señor Jesucristo. Se podría decir que Moisés “vió con los ojos del alma las ideas (formas inmateriales) de los objetos que serían: de ahí su total apego a realizar las cosas conforme al modelo que le fue mostrado. Mmmm… de hecho la orden fue directa: haz todas las cosas como se te ha mostrado. ¿Por qué? Porque el patrón es copia o sombra de lo celestial. El Tabernáculo, sus especificaciones y contenido es ¡copia o sombra de verdades celestiales!

Literalmente, el autor de Hebreos enseña a la audiencia la nueva realidad en Cristo: lo que a ustedes les resulta tan familiar, es solo copia y sombra de las cosas celestiales.

Y esa realidad llegó con Jesucristo:

6Pero ahora Él ha obtenido un ministerio tanto mejor, por cuanto es también el mediador de un mejor pacto, establecido sobre mejores promesas. 7Pues si aquel primer pacto hubiera sido sin defecto, no se hubiera buscado lugar para el segundo. 8Porque reprochándolos, Él dice:

Mirad que vienen días, dice el Señor, en que estableceré un nuevo pacto con la casa de Israel y con la casa de Judá;

9 

no como el pacto que hice con sus padres el día que los tomé de la mano para sacarlos de la tierra de Egipto;

porque no permanecieron en mi pacto, y yo me desentendí de ellos, dice el Señor.

10 

Porque este es el pacto que yo haré con la casa de Israel después de aquellos días, dice el Señor:

Pondré mis leyes en la mente de ellos, y las escribiré sobre sus corazones.

Y yo seré su Dios, y ellos serán mi pueblo.

11 

Y ninguno de ellos enseñará a su conciudadano ni ninguno a su hermano, diciendo: «Conoce al Señor»,

porque todos me conocerán, desde el menor hasta el mayor de ellos.

12 

Pues tendré misericordia de sus iniquidades, y nunca más me acordaré de sus pecados.

 

Jesucristo fue sin pecado.

Al ser sin pecado, Jesucristo no tuvo que ofrecer sacrificios por su persona.

El sacrificio de Cristo fue una vez y para siempre.

Designado por Dios Padre, hecho perfecto para siempre.

Su ministerio es eterno.

En los versos 8 al 12, el escritor de Hebreos cita a Jeremías (31:31-34), quien profetiza de un tiempo por venir, cuando el Señor proveerá un pacto infinitamente mejor al pacto que tenían. ¿Por qué? Porque Israel como pueblo no cumplió la parte que le correspondía (Deuteronomio 29:4). 

Pondré mis leyes en la mente de ellos, y las escribiré sobre sus corazones para trabajar en lo interno, ¡limpiar la conciencia! 

Lo externo es importante, pero ahora lo interno, lo espiritual, abarca toda la expresión de adoración, tanto lo interno como lo externo: “presentad vuestros cuerpos en sacrificio vivo, santo, agradable a Dios, que es vuestro culto racional” (Romanos 12:1). “Si, pues, coméis o bebéis, o hacéis otra cosa, hacedlo todo para la gloria de Dios” (1 Corintios 10:31). 

Todo el tiempo, en todas partes. 

Porque si vuestra justicia no fuere mayor que la de escribas y fariseos, no entraréis en el reino de los cielos” (Mateo 5:20. ¿Cómo?

Escribas y fariseos se apoyaban en los decretos del viejo pacto. Cumplían al pie de la letra y por tanto se consideraban los más justos entre todos los justos. Pero he aquí Jesucristo diciendo que nuestra justicia debe ser mayor, es decir, no restringida a lo externo sino la clase de justicia que proviene del corazón: la motivación y la acción correctas. He aquí la justicia que excede.

Y yo seré su Dios, y ellos serán mi pueblo. Y ninguno de ellos enseñará a su conciudadano ni ninguno a su hermano, diciendo: «Conoce al Señor», porque todos me conocerán, desde el menor hasta el mayor de ellos

La cercanía de Dios, algo que damos por sentado, inconcebible para un hebreo de la época. ¿Conocer a Dios de tal modo que no necesitemos maestros? Mmmm. 

Necesitamos maestros. ¿Y entonces? Que hoy tenemos conocimiento más íntimo, acceso directo a la presencia del Señor (2 Corintios 4:6). Bajo el pacto mosaico, alguien solía levantarse y leer en voz alta, a menudo en tablillas de piedra o arcilla. No había ese sentido de acceso a Dios, o del testimonio interno del Espíritu Santo.

Pues tendré misericordia de sus iniquidades, y nunca más me acordaré de sus pecados.

¿Amnesia espiritual…en Dios? ¡Eso quisiéramos! Pero Dios es incapaz de olvidos. En Su misericordia, depositó nuestros pecados en su Hijo, quien pagó la deuda en nuestro lugar. Al pagar, Cristo hace que Dios Padre no piense más en nuestros pecados, nos trate con misericordia, y vista con la justicia y santidad de Cristo, puesto que Cristo ocupó nuestro lugar. Canceló nuestra culpa. Ya no hay condenación, y en ese sentido Dios nunca más se acordará de mis pecados. 

13Cuando Él dijo: Un nuevo pacto, hizo anticuado al primero; y lo que se hace anticuado y envejece, está próximo a desaparecer.

El nuevo sacerdocio de Cristo completa y pone fin la adoración del Antiguo Testamento, la representación del Tabernáculo y el Templo: el sacerdocio oficial, los sacrificios, las leyes dietéticas, las vestimentas sacerdotales, los actos repetitivos de contrición y reconciliación…

Reflexionemos. ¿Cuál mentalidad me domina? ¿La del Antiguo o la del Nuevo Pacto?

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Apuntes a Hebreos 7:1-28

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El autor de Hebreos vuelve a esta figura, Melquisedec, para decir lo que tiene que decir y educar a su audiencia en madurez de fe y vida. Nos recuerda Génesis 14, cuando el rey Elamita Quedorlaomer y sus aliados invadieron y derrotaron las ciudades-estado del “circuito del Jordán” -Sodoma y alrededores- y tomaron gran cantidad de cautivos, entre ellos a Lot, el sobrino de Abraham.

Cuando las noticias llegaron donde Abraham, éste armó sus sirvientes, pidió ayuda a sus vecinos y persiguió a los invasores. Los alcanzó cerca de Damasco, atacó por sorpresa, derrotándolos, y recuperó cautivos y gran botín.

En su camino de regreso Abraham se encuentra con el agradecido rey de Sodoma, quien le propone quedarse con los cautivos y que Abraham conserve el botín como ganancia de guerra. Pero Abraham declina la oferta a causa de juramento hecho al Dios Altísimo, creador de cielos y tierra, porque antes de la propuesta del rey, Abraham había recibido la visita de Melquisedec.

1Porque este Melquisedec, rey de Salem, sacerdote del Dios Altísimo, salió al encuentro de Abraham cuando este regresaba de la matanza de los reyes, y lo bendijo. 2Abraham le entregó el diezmo de todos los despojos, cuyo nombre significa primeramente rey de justicia, y luego también rey de Salem, esto es, rey de paz, 3sin padre, sin madre, sin genealogía, no teniendo principio de días ni fin de vida, siendo hecho semejante al Hijo de Dios, permanece sacerdote a perpetuidad.

He aquí todo lo que Génesis menciona sobre Melquisedec “rey de justicia y paz.” No habla de parentela, ancestros, progenie, nacimiento, muerte, pero esto no significa que fuese una anomalía biológica o un ángel disfrazado de humano. Históricamente pertenece a una dinastía de sacerdotes-reyes, un ser vivo, rey de Salem y sacerdote del Dios Altísimo.

Tanto en las declaraciones de Génesis como en los silencios del texto lo que vemos es una tipología de Cristo: Jesucristo no sigue el patrón de Melquisedec, es al revés: Melquisedec sigue el patrón del Hijo de Dios.

4Considerad, pues, la grandeza de este hombre a quien Abraham, el patriarca, dio el diezmo de lo mejor del botín. 

Es evidente la grandeza de este hombre: acepta diezmos de Abraham y además lo bendice. Su sacerdocio es mayor que el levítico, algo tremendo de aceptar para la mente hebrea.

5Y en verdad los de los hijos de Leví que reciben el oficio de sacerdote, tienen mandamiento en [según] la ley de recoger el diezmo del pueblo, es decir, de sus hermanos, aunque estos son descendientes de Abraham. 6Pero aquel cuya genealogía no viene de ellos, recibió el diezmo de Abraham y bendijo al que tenía las promesas. 7Y sin discusión alguna, el menor es bendecido por el mayor. 8Aquí, ciertamente hombres mortales reciben el diezmo, pero allí, los recibe uno de quien se da testimonio de que vive. 9Y, por decirlo así, por medio de Abraham aun Leví, que recibía diezmos, pagaba diezmos, 10porque aún estaba en los lomos de su padre cuando Melquisedec le salió al encuentro.

El diezmo entregado por Abraham equivalía al 10% de los despojos de guerra. En tiempos de Nehemías los levitas recibían los diezmos supervisados por los sacerdotes y traían el “diezmo de los diezmos” al templo (Nehemías 10:38). El punto del autor, sin embargo, no es la administración de los diezmos sino el hecho de que los miembros de la tribu de Leví al pagar diezmos a Melquisedec reconocieron la superioridad de éste como sacerdote y rey.

El mismo Abraham lo consigna al recibir la bendición: el hijo nunca es mayor que el padre.

11Ahora bien, si la perfección era por medio del sacerdocio levítico (pues sobre esa base recibió el pueblo la ley), ¿qué necesidad había de que se levantara otro sacerdote según el orden de Melquisedec, y no designado según el orden de Aarón? 12Porque cuando se cambia el sacerdocio, necesariamente ocurre también un cambio de la ley. 13Pues aquel de quien se dicen estas cosas, pertenece a otra tribu, de la cual nadie ha servido en el altar. 14Porque es evidente que nuestro Señor descendió de Judá, una tribu de la cual Moisés no dijo nada tocante a sacerdotes. 

Recordemos que el autor escribe a hebreos, es decir, a gentes conocedoras de las Escrituras. La objeción era inevitable: ¿otro sacerdote… descendiente de la tribu de Judá? ¡No hombre!

15Y esto es aún más evidente, si a semejanza de Melquisedec se levanta otro sacerdote, 16que ha llegado a serlo, no sobre la base de una ley de requisitos físicos, sino según el poder de una vida indestructible. 17Pues de Él se da testimonio:

Tú eres sacerdote para siempre

según el orden de Melquisedec.

18Porque ciertamente, queda anulado el mandamiento anterior por ser débil e inútil 19(pues la ley nada hizo perfecto), y se introduce una mejor esperanza, mediante la cual nos acercamos a Dios. 

¡La declaración anuncia la derogación de la ley anterior! “Tú eres sacerdote para siempre según el orden de Melquisedec (Salmo 110:4)” evidencia que el sacerdocio de Cristo no se basa en genealogía sino en vida indestructible, eterna.

El cambio debía suceder pues pese a la solemnidad del ritual y ministerio sacerdotal de la ley anterior, no se alcanzaba real paz de conciencia ni acceso inmediato a Dios. Lo sublime del evangelio de Cristo es que pone delante nuestro la esperanza, nos acerca a Dios, nos da libre acceso a la perfección que la ley no puede obtener.

El autor quiere que absorbamos la belleza del santuario, nos lleva desde la parte exterior hasta el santuario íntimo, hasta el Lugar Sagrado. Ojo. ¿Tendremos idea de cuán sorprendidos estuvieron los oyentes de la carta? ¿Cuántas personas podían acercarse a Dios en el Lugar Santísimo? Una.¿Cuán a menudo? Una vez al año.

20Y por cuanto no fue sin juramento, 21pues en verdad ellos llegaron a ser sacerdotes sin juramento, pero Él por un juramento del que le dijo:

El Señor ha jurado

y no cambiará [no se arrepentirá]:

«Tú eres sacerdote para siempre»,

22por eso, Jesús ha venido a ser fiador [garantía] de un mejor pacto. 

23Los sacerdotes anteriores eran más numerosos porque la muerte les impedía continuar, 24pero Él conserva su sacerdocio inmutable [intransferible] puesto que permanece para siempre. 25Por lo cual Él también es poderoso para salvar para siempre [completamente] a los que por medio de Él se acercan a Dios, puesto que vive perpetuamente para interceder por ellos.

26Porque convenía que tuviéramos tal Sumo Sacerdote: santo, inocente, inmaculado, apartado de los pecadores y exaltado más allá de los cielos, 27que no necesita, como aquellos sumos sacerdotes, ofrecer sacrificios diariamente, primero por sus propios pecados y después por los pecados del pueblo; porque esto lo hizo una vez para siempre, cuando se ofreció a sí mismo. 28Porque la ley designa como sumos sacerdotes a hombres débiles, pero la palabra del juramento, que vino después de la ley, designa al Hijo, hecho perfecto para siempre.

El nuevo sacerdocio es mejor porque el sacerdote es Cristo. Cristo, quien soportó tentaciones terrenales. Cristo, quien derramó su corazón en oración ferviente a Dios. Cristo, quien aprendió en el sufrimiento cuán duro es el camino de la obediencia. Cristo, quien intercedió por sus discípulos para que su fe no faltara cuando llegara la hora de la prueba. Cristo, quien ofreció su vida a Dios como ofrenda por el pecado -el mismo Cristo, sumo sacerdote e intercesor de cuantos vienen a Dios por medio de El.

Aunque vino al mundo “en semejanza de carne”, vivió entre pecadores, recibió pecadores, comió entre pecadores, fue conocido como amigo de pecadores, sin embargo él mismo nunca pecó y ahora es exaltado sobre todos los cielos, a la diestra del trono de Dios.

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Apuntes a Hebreos 6:9-20

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9Pero en cuanto a vosotros, amados, aunque hablemos de esta manera, estamos persuadidos de las cosas que son mejores y que pertenecen a la salvación.

El autor rápidamente quiere reanimar la audiencia: tranquilos, no creo que hayan apóstatas entre ustedes, ¡ni siquiera potenciales! ¡Los frutos de justicia son visibles en vuestras vidas! Y son resultado de la salvación obtenida. Pero no son resultados automáticos, ojo, así que nos dirige a ser diligentes.

He aquí el único verso de la carta donde les llama “amados”, “mis queridos amigos” y la nota sobresale porque recién los describió como «tardos para oír», «bebés de leche» y peor: “campos que beben la lluvia y no producen fruto.” ¡Oh amadas! Que la Escritura moldee nuestra visión y nos permita aceptar reprensiones con humildad, ser rápidas para escuchar, lentas para hablar, lentas para la ira, bendecir si nos maldicen, soportar persecusión, ser conciliadoras (Santiago 1:19; 1 Corintios 4:12-13). Ser vulnerables por amor.

Observen que el autor exuda confianza en este verso: estamos persuadidos. ¿Por qué?

10Porque Dios no es injusto como para olvidarse de vuestra obra y del amor que habéis mostrado hacia su nombre, habiendo servido, y sirviendo aún, a los santos.

Actos de servicio realizados a otros creyentes. El punto central es que Dios no olvida: todo servicio de amor hecho al pueblo de Dios, lo considera como hecho a El mismo. El verso denota la justicia de Dios: toma nota de cada quien [por decirlo así] y El entonces obra a nuestro favor, derramando perseverancia en el hacer. Salvos por gracia mediante fe en la obra de Cristo, no en nuestras obras. No te confundas. La justicia de Dios provee seguridad porque vindica a quienes glorifican a Dios por encima de todo (Su nombre).

11Pero deseamos que cada uno de vosotros muestre la misma solicitud hasta el fin, para alcanzar la plena seguridad de la esperanza, 12a fin de que no seáis perezosos, sino imitadores de los que mediante la fe y la paciencia heredan las promesas.

Aparece otra vez la gracia de la perseverancia. Diligentes, no perezosas, pues la obra de santificación -de crecer en la perfección- es trabajo duro, pero es buen trabajo. 

¿Por qué la insistencia en ser fieles imitadores? 

Porque alguien también nos estará imitando. Analiza.

El autor advierte sobre el peligro de considerar la esperanza como no alcanzable, noten que llama a pelear con solicitud, ser firmes. ¿Por qué? Porque a través de fe y paciencia se heredan las promesas. Y fe es la certeza de lo que se espera. Por tanto mantén esa certeza -esa fe- con diligencia.

Luego no vemos el fruto de nuestra labor, sé amable contigo misma, observa el ejemplo de aquellos santos del pasado que creyeron en Dios y perseveraron en esperanza. El autor anticipa los argumentos del Capítulo 11 y la referencia es clara en las palabras siguientes:

13Pues cuando Dios hizo la promesa a Abraham, no pudiendo jurar por uno mayor, juró por sí mismo, 14diciendo: Ciertamente te bendeciré y ciertamente te multiplicare. 15Y así, habiendo esperado con paciencia, obtuvo la promesa. 

Para el autor, Abraham fue una figura significativa por su fe en la promesa de Dios y por la parte que tiene en la historia de Melquisedec. 

16Porque los hombres juran por uno mayor que ellos mismos, y para ellos un juramento dado como confirmación es el fin de toda discusión. 17Por lo cual [por tanto] Dios, deseando mostrar más plenamente a los herederos de la promesa la inmutabilidad de su propósito, interpuso [garantizó] un juramento, 

Nuestro autor enfatiza que cuando Dios repitió la promesa a Abraham luego del episodio de Isaac como ofrenda, confirmó la misma con un juramento. El ser humano suele utilizar juramentos para subrayar la certeza o solemnidad de sus palabras En Israel, el juramento supremo era decir “tan cierto como Jehová vive.” 

Pero Dios no tiene a nadie mayor que Dios mismo por quien jurar, de modo que al jurar por Sí mismo, el autor prepara a la audiencia ante la significancia de la promesa de Dios sobre el sacerdocio de Melquisedec confirmado por un juramento (Salmo 110:4):

18a fin de que por dos cosas inmutables, en las cuales es imposible que Dios mienta, los que hemos buscado refugio seamos grandemente animados para asirnos de la esperanza puesta delante de nosotros, 19la cual tenemos como ancla del alma, una esperanza segura y firme, y que penetra hasta detrás [dentro] del velo, 20donde Jesús entró por nosotros como precursor, hecho, según el orden de Melquisedec, Sumo Sacerdote para siempre.

¡Qué verso! Refugiados, seguros, firmes, grandemente animados, asidos de la esperanza puesta delante de nosotros, confiemos plenamente en Cristo como nuestro Sumo Sacerdote. Esperanza puesta como ancla del alma porque se trata de realidad objetiva basada en las inmutables promesas de Dios, porque es imposible que Dios mienta. El ancla es firme, cierta y segura. 

¿Puedes ver el ancla que mantiene un barco en su sitio? No. ¿Por qué no? Porque está oculta en la profundidad del mar. Pero uno sabe que está ahí puesto que el barco permanece en su sitio. 

Exactamente lo que Abraham tenía: anclado a la palabra de Dios aunque las promesas no se cumplieran en su tiempo (ver su descendencia tan numerosa como la arena del mar o las estrellas de los cielos). Murió sin ver las promesas cumplidas, pero se aferró a ellas toda su vida con esperanza segura y firme.

Dios es verdad. Dios es La Verdad. Es imposible que Dios mienta. Con todo, puesto que sabe que nosotros no sabemos, entonces nos ofrece doble confirmación, dos cosas inmutables para asirnos de la esperanza anclada en la Roca del carácter de Dios mismo.

Roca de la eternidad, fuiste abierta Tú por mí;

sé mi escondedero fiel, solo encuentro paz en Ti;

rico, limpio, manantial, en el cual lavado fui.

Anclados a un objeto inamovible, el trono de Dios mismo, establecido en el Lugar Santísimo celestial. Nuestra esperanza fija porque Cristo está ahí, sentado a la diestra de la majestad divina. Abraham creyó en esperanzan. Nosotros tenemos el cumplimiento de la promesa en la exaltación de Cristo. ¡Nuestra esperanza es más que segura y firme!

Cristo entró como precursor a “preparar lugar para nosotros” y todavía más: proclamar la obra completa de redención y los futuros frutos de la cosecha (si es precursor significa que hay una secuencia).

Pero luego asentimos muy intelectualmente a la verdad de que “todas las cosas obran para bien.” Porque cuando vemos las olas de tormenta, sentimos como que el barco está por hundirse (con todo y ancla). Sin embargo el ancla es real, aunque esté oculta. ¿A quién oímos en medio de problemas, caos? ¿A la palabra de Dios o a nuestros sentimientos?

Y preguntamos ¿por qué el escritor alienta a asirse de la esperanza, si ésta ya fue asegurada por la sangre de Cristo? Porque esto es el evangelio, decir al pecador aquello que solo Cristo puede hacer, esperar en Dios: “no que lo haya alcanzado ya, ni que ya sea perfecto; sino que prosigo, por ver si logro asir aquello para lo cual fui también asido por Cristo Jesús” (Filipenses 3:12).

Es muy necesario que nuestra fe se apoye en hechos, no en sentimientos. 

Oh Padre ayúdanos a esconder tu Palabra en nuestros corazones y movernos de los rudimentos a la perfección, esto es, a Cristo mismo. 

Cristo es el precursor de su pueblo, la seguridad de admisión al lugar donde mora la presencia de Dios. Cristo está presente ahí, como Sumo Sacerdote perpetuo según el orden de Melquisedec.

Y con estas palabras, el autor de Hebreos vuelve a esta figura, Melquisedec, para decir lo que tiene que decir y educar a su audiencia en madurez de fe y vida.

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Apuntes a Hebreos 6:1-8

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e6 1Por tanto, dejando las enseñanzas elementales [rudimentos, la palabra del principio] acerca de Cristo, avancemos hacia la madurez [perfección], no echando otra vez el fundamento del arrepentimiento de obras muertas y de la fe hacia Dios, 2de la enseñanza sobre lavamientos [bautismos], de la imposición de manos, de la resurrección de los muertos y del juicio eterno.

3Y esto haremos, si Dios lo permite.

¿Qué? ¿Si Dios lo permite? ¿Acaso no ha hecho un llamado a la madurez? El autor nos despierta al presentar de súbito el concepto de la soberanía de Dios: Si Dios quiere.

¡Sorpresa! ¿Cómo es que en lugar de ofrecer leche, el autor introduce un cambio completo (otra vez)?

Por tanto…¿Por qué? Quizás porque nuestra particular condición de inmadurez es tal que solo una apreciación de lo que implica el sacerdocio de Cristo podría curarnos. Es necesario ampliar nuestra mentes, ¡estirarlas hasta donde sea posible! ¡Hemos permanecido siendo niños durante mucho tiempo, por tanto, les daré algo calculado para sacudirlos de su infantileza!

Por tanto…otra vez la palabra conocida. Este es uno de esos pasajes que nos atemoriza si no vemos el contexto o desconocemos el punto principal, y ojalá nos condujera a abandonar la subcultura de las redes sociales cristianas.

El autor menciona 6 puntos (arrepentimiento, fe hacia Dios, lavamientos, imposición de manos, resurrección de los muertos, juicio eterno) como enseñanzas o rudimentos elementales; está recordando al Viejo Testamento como sombra de lo que ha de venir, apuntando a la figura de Cristo.

rudimento

Del lat. rudimentum ‘ensayo’, ‘primer aprendizaje’. (1). Embrión o estado primordial e informe de un ser orgánico. (2). Parte de un ser orgánico imperfectamente desarrollada. (3). Primeros estudios de cualquier ciencia o profesión.

¿Qué consideración tenía la audiencia de las enseñanzas elementales? 

El autor recuerda a Moisés como sombra de la sustancia que hallaremos en Cristo. Sabemos que hablará de Abraham y el Pacto pues lo menciona más adelante, el Pacto de Abraham mejor que el Pacto Mosaico porque el de Abraham no fue condicional, es decir no dependía de la obediencia del pueblo a Dios. 

Si recuerdan, Abraham estaba inconsciente, en sueños, cuando la ceremonia de dividir los animales y Dios pasar por en medio de ellos. Hay una lección aquí: la fidelidad del Señor para cumplir su palabra no depende de ningún acto nuestro. Ninguno.

Pero en el Pacto Mosaico, si haces “esto”, tendrás qué hacer “aquello” para solicitar perdón. La Escritura enseña que la ley fue dada para que conociéramos la imposibilidad de cumplir la ley fuera de Cristo.

¿Vemos ahora? 

El autor de Hebreos señala: es tiempo de dejar atrás los rudimentos acerca de Cristo y avanzar en madurez. Es tiempo de construir sobre lo ya conocido, avanzar, aprender cómo tomar verdades básicas sobre Cristo y utilizarlas para crecer en discernimiento, de modo que alcancen la santidad sin la cual nadie verá al Señor (12:14). Su problema no es carencia de conocimientos básicos sino falta de frutos visibles en sus vidas (6:7-8). 

No es posible seguir en el mismo ABC, eventualmente hay que escribir frases y oraciones. ¿Qué hemos de hacer para movernos de lo básico, para madurar espiritualmente?

Hebreos inicia diciéndonos que Cristo es el resplandor de la gloria de Dios y su exacta réplica, la imagen misma de su sustancia. Hemos de movernos de las cosas que son sombra o tipos hacia la perfección que es Cristo mismo, ¡no echando otra vez el fundamento del arrepentimiento de obras muertas!

Fe en Dios es marca esencial del cristiano (Génesis 15:6; Habacuc 2:4). Fe en Dios incluye fe en sus mensajeros, y por supuesto fe en el evangelio de Cristo.

¿Cuál era la tentación que enfrentaba la audiencia hebrea? Persecusión. Era mejor volver a tradiciones, guardar “bajo perfil” etc. Pero el autor dice “No.” 

Rudimentos basados en enseñanzas del Antiguo Testamento, una forma de vida ya establecida al momento de recibir el evangelio. Todo esto tiene un nuevo significado luego de la entrada de Cristo. 

Ahora bien, los hebreos estarían expuestos a un peligro sutil que no experimentarían los convertidos del paganismo. Sería muy evidente darse cuenta si estos últimos volvieran atrás; pero para los hebreos de la carta, el deslizamiento gradual les haría pensar que no habían abandonado principios básicos de fe y arrepentimiento pues continuaban rituales como el bautismo y la imposición de manos.

Es mejor insistir en las enseñanzas que conducen a madurez espiritual, con la esperanza que se alcanzará madurez con las enseñanzas: Y esto haremos, si Dios lo permite.

3Y esto haremos, si Dios lo permite.

4Porque en el caso de los que fueron una vez iluminados, que probaron del don celestial y fueron hechos partícipes del Espíritu Santo, 5que gustaron la buena palabra de Dios y los poderes del siglo venidero, 6pero después cayeron, es imposible renovarlos otra vez para arrepentimiento, puesto que de nuevo crucifican para sí mismos al Hijo de Dios y le exponen a la ignominia pública. 

El autor no cuestiona la perseverancia de los santos; más bien insiste en que quienes perseveran son los verdaderos santos. Una verdad práctica repetida una y mil veces a lo largo de la Historia de la Iglesia.

En la parábola del Sembrador, por un tiempo no hubo diferencia entre la semilla que cayó en buena tierra de la que cayó en terreno pedregoso, hasta que llegó el tiempo de prueba. Para la audiencia hebrea ahora es tiempo de prueba, ¿quién permanecerá? 

Todos fueron iluminados, gustaron dones celestiales, hechos partícipes del Espíritu Santo, experimentado la bondad divina… pero así como los espías que retornaron con las noticias de Canaán y no entraron después en la Tierra Prometida por causa de su incredulidad, en sentido espiritual quienes vuelvan su corazón a Egipto han rechazado el reposo eterno de los santos.

Toda profesión de fe creíble ha de aceptarse como genuina, si bien en última instancia solo el Señor conoce a los suyos. Ahora bien, el escritor distingue muy bien entre pecado deliberado y pecado inadvertido; el contexto revela con toda claridad cuál pecado deliberado tiene en mente: apostasía deliberada. Quien cometa esto no puede ser traído de vuelta; quien repudia la salvación de Cristo no  encontrará nada en ninguna otra parte.

7Porque la tierra que bebe la lluvia que con frecuencia cae sobre ella y produce vegetación útil a aquellos por los cuales es cultivada, recibe bendición de Dios; 8pero si produce espinos y abrojos no vale nada, está próxima a ser maldecida, y termina por ser quemada.

Tales personas son comparadas a la tierra que no da buenos frutos a pesar de haber recibido todos los cuidados necesarios (Isaías 5:1-7). Quien persevera en fe es como la tierra fértil que produce buenos frutos mientras que la otra termina por ser quemada porque nuestro Dios es fuego consumidor (12:29). ¿Ha producido la lluvia -la leche de la palabra de Dios- espinas y abrojos o vegetación útil? ¿Hemos aprendido a utilizar la Palabra de Dios para discernir entre el bien y el mal? ¿O nos hemos preocupado solo de reparar por fuera y perdido el punto de la transformación espiritual y moral de vida?

¿Alguna vez se han preguntado por qué queman la tierra que produce espinas y abrojos?

Luego no entendemos las ilustraciones por simple ignorancia. ¿Por qué quemar la tierra? Porque no hay otro modo de erradicar espinas y abrojos. Se propagarán por todo el terreno y dañarán totalmente las partes de buena tierra si es que hay alguna. 

¿Estamos dispuestas a abandonar viejos hábitos?

¿Estamos dispuestas a combatir “espinas y abrojos” de nuestra mente y corazón?

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Apuntes a Hebreos 5:11-14

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TERCERA ADVERTENCIA: NO OS APARTEIS (INMADUREZ ESPIRITUAL)

El autor ha hecho dos advertencias previas en su exposición: 

  1. Pongan atención en 2:1-4;
  2. No seáis como los israelitas en el desierto en 3:7-19

Nos ha revelado la magnificencia de Cristo y expuesto la superioridad sobre ángeles, Moisés, el sacerdocio levítico, Cristo hecho perfecto y autor de eterna salvación para quienes le obedecen, constituido por Dios mismo sumo sacerdote según el orden de Melquisedec.

La referencia al Salmo 110:4 indica la secuencia lógica: explicar ahora en qué consiste este tipo de sacerdocio según Melquisedec. 

Sin embargo el autor da un giro extraordinario al enfocar la condición espiritual de sus oyentes: “os habéis hecho tardos para oír.” 

7Cristo, en los días de su carne, habiendo ofrecido oraciones y súplicas con gran clamor y lágrimas al que podía librarle de la muerte, fue oído a causa de su temor reverente; 8y aunque era Hijo, aprendió obediencia por lo que padeció; 9y habiendo sido hecho perfecto [completo], vino a ser fuente [autor] de eterna salvación para todos los que le obedecen, 10siendo constituido por Dios sumo sacerdote según el orden de Melquisedec.

11Acerca de esto [El] tenemos mucho que decir, y es difícil de explicar, puesto que os habéis hecho tardos para oír. 12Pues aunque ya [por causa del tiempo] debierais ser maestros, otra vez tenéis necesidad de que alguien os enseñe los principios elementales [elementos del principio] de los oráculos de Dios, y habéis llegado a tener necesidad de leche y no de alimento sólido. 13Porque todo el que toma solo leche, no está acostumbrado a la palabra de justicia, porque es niño.14Pero el alimento sólido es para los adultos [los que han alcanzado madurez], los cuales por la práctica tienen los sentidos ejercitados para discernir el bien y el mal.

Hoy se considera como noble decir que se tiene una mente abierta. Me pregunto ¿es realmente virtuoso dejar expuesto así el pensamiento? ¿Acaso no tenemos puertas en la casa para guardar aquellas cosas que deseamos guardar a discreción?

La persona sabia guarda su mente por igual, solo alguien tonto abre su mente a todo o a cualquier cosa. Nuestra mente es algo precioso, un tesoro; he aquí por qué la Escritura pone tanto énfasis en la importancia del discernimiento, de la práctica constante (Hebreos 4:12 otra vez!). Discernir es sinónimo de discriminar, de establecer distinciones claras y precisas entre verdad y error.

¿Por qué la amonestación? Porque la Escritura enseña cómo discernir: examinadlo todo, retened lo bueno. Absteneos de toda especie de mal (1 Tesalonicenses 5:21-22). Pablo sitúa el llamado en el contexto de mandatos muy básicos pero cruciales a la vida cristiana: gozo, oración sin cesar, dar gracias en todo cumpliendo la voluntad del Señor, no apagar al Espíritu, no menospreciar las profecías (leer desde el v.15).

En vista del tiempo transcurrido desde vuestra conversión al Cristianismo, ya debierais digerir alimento sólido, como hombres y mujeres maduros; sin embargo, apenas se os puede dar leche, como a niños…

¿Cómo enseñar discernimiento, obediencia, a otros si desconocemos lo que se ha mandado?

Debierais ser maestros, pero he aquí tengo que enseñarles otra vez principios básicos de los oráculos divinos, cosas como:

-Cristo murió por mis pecados;

-que Jesús es ser humano y ser divino;

-la inmutabilidad de Dios;

-etc.

Observen que el autor quiere dar alimento sólido sobre el sacerdocio de Cristo, pero son inmaduros para recibirlo:

a) no escuchan (v.11): os habéis hecho tardos para oír

b) son olvidadizos (v.12): otra vez tenéis necesidad de que alguien os enseñe los principios elementales de los oráculos de Dios

c) sin habilidad en la palabra (v.13): no está acostumbrado [manejo de] a la palabra de justicia

d) sin discernimiento (v.14): por la práctica [no] tienen los sentidos ejercitados para discernir el bien y el mal

Tal parece que la metáfora espiritual contrastando leche y alimento sólido era enseñanza común en los primeros tiempos de la Iglesia: el llamado de Pablo a los Tesalonicenses a cultivar discernimiento y no ser vulnerables a falsas enseñanzas [les recuerda la firma de su propia mano 1 Corintios 16:21; Gálatas 6:11; Colosenses 4;18; 2 Tes 3:17; Filemón 19], a los Corintios que se dicen espirituales pero no puede hablarles como tales (1 Corintios 3:1) sino como niños en Cristo por causa de su carnalidad (su conducta manifiesta).

Tardos [duros] para oír: la palabra llega al oído, alcanza el corazón, pero entonces encuentra una barrera de lentitud y dureza. Se escucha en los oídos, pero no hay respuesta en el corazón: no hay fruto de paciencia ni de obediencia. Oyen sin fe y sin el fruto moral de la fe (J.Piper).

¡Inmadurez espiritual es un peligro! Puede ser el primer paso hacia la apostasía.

¿Qué sucede a un bebé si le damos alimento sólido? ¿Un poco de cereal de arroz mezclado en la leche? ¡Duermen como troncos! El alimento sólido nos ayuda a encontrar el reposo, a entrar en el reposo de nuestra salvación.

¿Recuerdan a Santiago? ¿Cómo el hombre de doble mente es llevado de un lado a otro por cualquier viento de doctrina? ¿Por qué? Porque es un bebé. Todavía se alimenta de leche, no ha recibido alimento sólido, no ha reforzado lo que ya sabe, no ha profundizado su fe.

Imagina un niño de 5 años que solo recibe líquidos: hambriento todo el tiempo, irritable, enfermizo, difícil de enseñar… La leche es lo que transforma un bebé en un niño, analogía sencilla pero efectiva. 

¿Por qué algunos cristianos permanecen como bebés? ¿Cuál es el remedio?

El problema no es que la leche sea insuficiente o que un bebé no pueda comer carne. El punto radica en la producción de una nueva mente -una mente capaz de discernir entre lo bueno y lo malo gracias a la transformación de nuestros sentidos morales, nuestra mente espiritual.

La inmadurez del pueblo, que lleva al autor de Hebreos a ponderar si serán capaces de apreciar sus enseñanzas sobre el sacerdocio de Cristo según Melquisedec, se debía a su falta de inclinación para perseverar en el camino cristiano. Su pereza se muestra en la disposición que tienen a permanecer en el punto que han alcanzado, puesto que ir más adelante implica trabajo y cortar de tajo viejas raíces (algo que nadie quiere hacer). El camino hacia la madurez empieza en la obediencia, no en la inteligencia. Lo que uno hace a diario con la leche de la palabra de Dios.

Beber la leche, saborear y digerir la Palabra, gustar cuán bueno es Dios y sus promesas, satisfacer nuestra alma en El y cultivar discernimiento del bien y del mal en los cientos de decisiones que tomamos a diario. 

El intelecto no está listo para sustentar ideas que el corazón encuentra poco apetitosas.

La “leche” corresponde al ABC de los oráculos divinos; aquellos que no han pasado de ahí siguen siendo niños, “no acostumbrados a la palabra de justicia” o, dicho de otro modo, al “principio de justicia.”

¿Quiénes son maduros? Personas éticas que “por la práctica tienen los sentidos ejercitados para discernir el bien y el mal,” es decir que en el curso de la experiencia han construido un principio o estándar de justicia mediante el cual pueden discriminar en situaciones morales a medida que surjan. 

Algunos sugieren tres estadios del desarrollo pleno: infancia, madurez espiritual, iluminación espiritual. Esto porque en el crecimiento diario no se brinca de leche a carne, por decirlo de alguna manera, sino que primero hay que aprender a digerir la leche, luego la papilla y vegetales, etc., es decir ir creciendo en discernimiento y ejercicio de sentidos morales.

Por favor tengamos presente que hoy contamos con la Escritura completa, Antiguo y Nuevo Testamento completos. Si la audiencia de Hebreos debiera ser ya maestra… ¿nosotras? ¿He cultivado discernimiento, la mente de Cristo?

Somos llamadas a desarrollar, cultivar tal “palabra de justicia.” Presta atención.

Discernimiento: capacidad de distinguir, discriminar, ver con claridad, percibir. Ser sabias. Sabiduría es madurez.

Conocimiento son los hechos. Ser sabio es saber qué hacer, tomar buenas decisiones con los hechos que tenemos.

discernir

Del lat. discernĕre. (1). Distinguir algo de otra cosa, señalando la diferencia que hay entre ellas. Comúnmente se refiere a operaciones del ánimo. (2). Conceder u otorgar un cargo, distinción u honor.

sabiduría

De sabidor e -ía. (1). Grado más alto del conocimiento. (2). Conducta prudente en la vida o en los negocios. (3). Conocimiento profundo en ciencias, letras o artes.

Hemos de movernos de lo elemental hacia la solidez espiritual, pues ¿cómo seremos capaces de discernir entre lo bueno y lo malo? ¿Y acaso no es el punto principal al lidiar con tentaciones?

Jesucristo era hombre sabio, cuando la tentación se presentó fue capaz de discernir. ¿Qué dice Santiago? Si alguno le falta sabiduría, pídala a Dios.

No se trata de ejercicios académicos: 

  1. retened lo bueno (1 Tes 5:21) es un eco de “aborreced lo malo, seguid lo bueno” (Romanos 12:9). Significa nutrir y cultivar amor por la verdad, y que la misma gobierne nuestro pensar al examinar con cuidado, con objetividad, utilizando la Escritura como nuestro estándar de oro. 
  2. abstenerse de mal: la Escritura no otorga permiso para exponernos a la maldad; el énfasis es conocer la verdad, no se supone que nos volvamos expertos acerca del mal (pero quiero que seáis sabios para el bien, e ingenuos para el mal. Romanos 16:19).

¿Sentidos espirituales ejercitados? Cuando pasamos tiempo cumpliendo la voluntad divina: Saber que Jesucristo muestra simpatía, revela que yo …. piensa…

Emmanuel, Dios con nosotros, en nuestra hambre, sed, tristeza, cansancio, en cada tentación, en cada problema que llega. Jesucristo está en cada detalle de nuestras vidas e incluso al ascender a los cielos promete “he aquí yo estoy con vosotros hasta el final de los tiempos.” 

Discernir es cuando de manera natural saboreamos las promesas de Dios y cultivamos la mente de Cristo.

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Apuntes a Hebreos 5:1-10

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Para pensar:

¿Te ha permitido Dios aprender obediencia mediante sufrimiento? ¿Qué o cuáles actitudes o conductas han cesado a través de la enseñanza del sufrimiento? ¿Qué o cuáles conductas o actitudes te ha permitido aprender a practicar en su lugar?

1Porque todo sumo sacerdote tomado de entre los hombres es constituido a favor de los hombres en las cosas que a Dios se refieren, para presentar ofrendas y sacrificios por los pecados; 2y puede [pudiendo] obrar con benignidad [compasión] para con los ignorantes y extraviados, puesto que él mismo está sujeto a flaquezas; 3y por esa causa está obligado a ofrecer sacrificios por los pecados, tanto por sí mismo como por el pueblo. 

Para cumplir deberes con dignidad, el Sumo Sacerdote no solo debe ejecutar con precisión la labor y detalles de cada ritual sino además mostrar sentimientos internos acordes a la obra que realiza. El verso 1 se toma como indicador de la historicidad de Hebreos, seguramente escrito antes del 70 DC, al especificar las funciones de alguien que todavía presta servicio en el Templo.

El Sumo Sacerdote es llamado a obrar con benignidad para con ignorantes y extraviados, en el sentido de ser sujeto a provocación y quien podría, si quisiera, responder con ira y severidad; pero un Sumo Sacerdote lleno de indignación y/o exasperado ¿cómo podría solicitar expiación por el pecado ajeno?

Observen que se ofrecen ofrendas y sacrificios por ignorantes y extraviados, o de extraviados por causa de ignorancia, no por cualquier persona (Números 15:28 y el sacerdote hará expiación delante del Señor por la persona que ha cometido error, cuando peca inadvertidamente, haciendo expiación por él, y será perdonado); el Sumo Sacerdote ha de considerar que él mismo es hombre sujeto a las mismas flaquezas (ejemplos de Josué hijo de Josadac, Aarón y la excusa pueril que dio a Moisés; Zacarías 3:3-9, Exodo 32:24).

Ahora bien, la Ley no hace esta provisión para quien peca con deliberación (Números 15:30-31).

Ahora pensemos en 1 Pedro, donde dice que todos somos “real sacerdocio.” Si el sacerdocio levítico era capaz de lidiar con gentileza para con ignorantes y extraviados, ¿cuánto más nosotros, seguidores del nuevo gran Sumo Sacerdote?

Nosotros, que contamos con la revelación total del evangelio… ¿Cómo respondemos a estas personas?

La respuesta común suele ser impaciencia, rechazo, indignación, hasta repulsa. “No te quiero cerca de mí” “No quiero saber lo que haces” etc. Pensemos bien.

¿Por qué el sacerdocio levítico podía simpatizar con ignorantes? Porque primero había ofrecido sacrificios por sí mismo delante de Dios, no podía ser ignorante de sus propias flaquezas (Aarón en Levítico 16:6).

Si una calificación del Sumo Sacerdote era su capacidad de simpatizar, otra no menos importante era ser llamado por Dios para este servicio. Nadie podía nombrarse a sí mismo ni alegar validez otorgada por autoridad terrenal alguna.

Aarón, el primer Sumo Sacerdote de Israel, así como herederos y sucesores posteriores, fue escogido por Dios (Exodo 28:1f; Levítico 8:1f;  Números 16:5; 17:5; Sal 105:26; Números 20:23-26; 25:10f). Otros Sumo Sacerdotes, no de descendencia aarónica, pero que ejercieron en momentos precisos, lo hicieron por llamado divino directo y especial (Samuel en 1 Samuel 7:3-17).

4Y nadie toma este honor para sí mismo, sino que lo recibe cuando es llamado por Dios, así como lo fue Aarón.

Mmm, el rol de sacerdote no era un cargo por elección. Ustedes saben lo que sucede cuando es por elecciones:

  1. yo voté por ti, por tanto haz lo que te pido;
  2. yo no voté por ti, no tengo qué obedecer

La naturaleza humana en su esplendor, en cualquiera de estas respuestas.

Cuando el Señor nos llama a formar parte del real sacerdocio no es porque somos “wow” o porque alguien más pensó en ello. Es únicamente por la gracia dispensada a través de Cristo. 

Y en este tenor es que el autor de Hebreos procede a presentar las calificaciones de Cristo:

5De la misma manera, Cristo no se glorificó a sí mismo para hacerse Sumo Sacerdote, sino que lo glorificó el que le dijo:

Hijo mío eres tú, Yo te he engendrado hoy;

6como también dice en otro pasaje:

Tú eres sacerdote para siempre según el orden de Melquisedec.

Cita el Salmo 2:7 que enlaza con el Salmo 110:4 para establecer que no hay dos Mesías, sino uno solo, rey y sacerdote según el orden de Melquisedec. Melqui aparece en la Escritura por primera vez en Génesis 14:18 como rey de Salem (tradicionalmente identificada como Jerusalén) y sacerdote del Dios Altísimo (El Elyon), del cual hablaremos después.

Observen que el autor invierte el orden de las calificaciones: (1) su llamado, incluso Cristo Hijo de Dios no asume por iniciativa propia; fue llamado por Dios mismo (Salmo 2:7). (2) simpatía con su pueblo.

7Cristo, en los días de su carne, habiendo ofrecido oraciones y súplicas con gran clamor y lágrimas al que podía librarle de la muerte, fue oído a causa de su temor reverente;

El énfasis no es tanto la oración, sino la necesidad de ser oído: la ayuda celestial para beber de la copa futura. Lo que da realidad al sacerdocio es que no se trata de un oficio externo, heredado, usurpado, u otorgado por favores, sino que trata de vocación y calificaciones internas en experiencia y carácter. Cristo reconoció el camino de la voluntad del Padre y lo siguió hasta el final, de ahí la expresión “temor reverente” o sumisión humilde.

Reverencia = postura de confianza y sumisión.

 8y aunque era Hijo, aprendió obediencia por lo que padeció;

Lo natural para un hijo es que aprenda obediencia mediante sufrimiento. 

¿En qué sentido el Hijo de Dios aprendió obediencia por lo que padeció? ¿Significa que era desobediente y tuvo que aprender? No. Porque El era sin pecado.

¿Entonces? Que desde el principio estableció el camino de obediencia a Dios, aprendió obediencia al experimentar en el camino las consecuencias de dicha obediencia en la vida práctica cotidiana terrenal

El Señor Dios me ha dado lengua de discípulo, para que yo sepa sostener con una palabra al fatigado.  Mañana tras mañana me despierta, despierta mi oído para escuchar como los discípulos. El Señor Dios me ha abierto el oído; y no fui desobediente, ni me volví atrás. Di mis espaldas a los que me herían, y mis mejillas a los que me arrancaban la barba; no escondí mi rostro de injurias y esputos. 

El Señor Dios me ayuda, por eso no soy humillado, por eso como pedernal he puesto mi rostro, y sé que no seré avergonzado. Cercano está el que me justifica; ¿quién contenderá conmigo? Comparezcamos juntos; ¿quién es el enemigo de mi causa? Que se acerque a mí. He aquí, el Señor Dios me ayuda; ¿quién es el que me condena? He aquí, todos ellos como un vestido se gastarán, la polilla se los comerá. Isaías 50:4-9 

Jesús, en su humanidad, tuvo que aprender a caminar, a hablar, a comer, a ponerse la ropa, lavarse, a leer, a martillar un clavo, etc. Aprendió. Jesús el hombre tuvo que aprender de primera mano lo que Jesucristo, Dios, ya sabía. Quienes fueron bautizados por Juan en el Jordán hubieron de confesar sus pecados, pero no fue así con Cristo: El fue bautizado con la resolución de colocarse sin reservas a disposición de Dios Padre para el cumplimiento de su propósito de salvación. La carrera de obediencia pública inaugurada en el primer bautismo fue coronada en el segundo (Marcos 10:38; Lucas 12:50 pero de un bautismo tengo que ser bautizado, y ¡cómo me angustio hasta que se cumpla!), en el cumplimiento de toda justicia.

La audiencia de Hebreos se da cuenta ahora que mantener su fe los expone a persecusión y sufrimiento, de lo cual cual podrían escapar si renuncian a esa fe. ¿Qué harán, volver atrás y perder lo alcanzado, o caminar a la perfección?

El autor exhorta a mirar a Cristo y continuar adelante, hecho perfecto a través del sufrimiento, a perseverar y no desmayar sabiendo que cuentan con un gran Sumo Sacerdote abundante en benignidad y simpatía. 

Y nosotras, ¿aprenderemos obediencia del sufrimiento?

Físicamente es sencillo, si no tomo café en la mañana me duele la cabeza el resto del día. Pero luego con el corazón y los pensamientos el tema se pone difícil, y más cuando interviene la escuela del sufrimiento, pues debiéramos ser buenas estudiantes.

9y habiendo sido hecho perfecto [completo], vino a ser fuente [autor] de eterna salvación para todos los que le obedecen, 10siendo constituido por Dios sumo sacerdote según el orden de Melquisedec.

La esencia de perfección que el autor tiene en mente consiste en el doble hecho de que por su muerte y sufrimiento Cristo (1) vino a ser fuente de eterna salvación y (2) aclamado por Dios sumo sacerdote según el orden de Melquisedec. ¿A quiénes? A quienes le obedecen.

Una vez más el autor nos exhorta a perseverar en lealtad a Cristo, autor de eterna salvación. La lógica del argumento sería investigar ahora en qué consiste ser sacerdote según el orden de Melquisedec, pero…

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Apuntes a Hebreos 4:14-16

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Para pensar:

En 4:14 la idea de retener ocurre igual que en dos versos anteriores. Aparecerá dos veces más en Hebreos. Completa las ideas por favor:

3:6 retengamos nuestra _________ y nuestra _________

3:14 retenemos el _______________ firme hasta el fin

4:14 retengamos nuestra ________ (ver también 1 Juan 4:15)

6:18 retengamos la _____________

10:23 mantengamos firme ____________________ sin vacilar;

Así que, de acuerdo a la comparación, ¿qué hemos de retener?

14Teniendo, pues, un gran Sumo Sacerdote que trascendió [pasó a través de] los cielos, Jesús, el Hijo de Dios, retengamos nuestra fe. 15Porque no tenemos un sumo sacerdote que no pueda compadecerse de nuestras flaquezas, sino uno que ha sido tentado en todo como nosotros, pero sin pecado.

¿Qué hacía el Sumo Sacerdote levita? Entraba al santuario externo, el interno, el lugar santo, y una vez al año al Lugar Santísimo para acceder al propiciatorio o sillín de la misericordia. He aquí a Jesucristo pasando a través de los cielos, llevándonos a la habitación del Trono donde alcanzamos misericordia y gracia.

el Hijo de Dios… ¿se dan cuenta? ¿Cómo pensamos de Cristo? Hay un patrón aquí.

Hablar solo de Jesús se refiere solo a la persona histórica, al hombre; una referencia a su humanidad. Pero Jesús el Hijo de Dios, combina tanto su humanidad como su divinidad, una doctrina importantísima que luego no entendemos, pues tendemos a inclinarnos en uno u otro sentido cuando en realidad Jesucristo es ambas cosas al mismo tiempo, y sentado a la diestra de Dios el Padre, sigue siendo ambas cosas. Su trascendencia no hace diferente su humanidad.

¿Por qué es importante? Porque si es totalmente humano no sería nuestro substituto; a menos que sea totalmente Dios. 

16Por tanto, acerquémonos con confianza al trono de la gracia para que recibamos misericordia, y hallemos gracia para la ayuda oportuna.

¿Por qué? Porque tenemos un sumo sacerdote que puede compadecerse, mostrar simpatía, de nuestras debilidades o flaquezas. ¿Cuáles debilidades? ¿Aquellas donde podríamos caer en tentación? No.

Jesucristo humano experimentó hambre, sed, frío, cansancio, la gama completa de emociones, tristeza, y todo lo que se les ocurra. El es capaz de relacionarse y entender las debilidades de nuestra carne y también de nuestro espíritu, aunque permaneció sin pecar. Fue tentado en todo como nosotros, pero no pecó. Pensemos en esto.

trascender:

Tb. transcender. Del lat. transcendĕre ‘pasar de una cosa a otra’, ‘traspasar’.

1. Exhalar olor tan vivo y subido, que penetra y se extiende a gran distancia.

2. Dicho de algo que estaba oculto: Empezar a ser conocido o sabido.

3. Dicho de los efectos de algunas cosas: Extenderse o comunicarse a otras, produciendo consecuencias.

4. Estar o ir más allá de algo.

5. En el sistema kantiano, traspasar los límites de la experiencia posible.

7. Penetrar, comprender, averiguar algo que está oculto.

simpatía:

Del lat. sympathīa, y este del gr. συμπάθεια sympátheia ‘comunidad de sentimientos’.

1. Inclinación afectiva entre personas, generalmente espontánea y mutua.

2. Inclinación afectiva hacia animales o cosas, y la que se supone en algunos animales.

3. Modo de ser y carácter de una persona que la hacen atractiva o agradable a las demás.

4. Relación de actividad fisiopatológica entre órganos sin conexión directa.

5. Relación entre dos cuerpos o sistemas por la que la acción de uno induce el mismo comportamiento en el otro.

empatía:

A partir del gr. ἐμπάθεια empátheia.

1. Sentimiento de identificación con algo o alguien.

2. Capacidad de identificarse con alguien y compartir sus sentimientos.

¿Qué hacemos o cómo respondemos cuando algo nos tienta, o vemos algo tentador? Racionalizamos. Calculamos opciones. Quizás… Pero lo que no hacemos es salir corriendo. Consideramos, nos recreamos, jugamos con la idea, absorbemos la tentación… «quizás no es como Dios dice..

¿Y Cristo? Para empezar, no interioriza o internaliza la tentación (Mateo 4, o el uso de la Escritura para responder a tentaciones). No se pone a considerar pros y contras de la tentación. Tiene un mejor reposo que el nuestro. Pasó 33 años de su vida siendo tentado igual que tú y que yo, y respondiendo “no mi voluntad Padre, sino la tuya sea hecha.” Pero no olvidemos que sintió tentaciones, por ello se compadece, tiene simpatía (sympateko en el original).

Luego perdemos el punto. 

Pensamos que a Cristo le fue fácil evadir tentaciones porque era Dios. Piensa, ¿qué es más fácil? ¿entregarse o evadir el pecado? ¿miles de veces al día cada día durante 33 años? ¿Podremos entender esta clase de sufrimiento?

¿Te resulta difícil creer que Jesucristo fue tentado en todo como nosotros?

Queremos responder “sí” porque luego pensamos que nuestras tentaciones son mayores.

“Esto es nuevo” decimos, como para justificar por qué caímos. 1 Corintios 10:13 (no os ha sobrevenido ninguna tentación que no sea común a los hombres; y fiel es Dios que no permitirá que vosotros seáis tentados más allá de lo que podéis soportar, sino que con la tentación proveerá también la vía de escape, a fin de que podáis resistirla).

Amadas, si es una tentación común a todos los hombres, luego entonces tiene la misma solución que cualquier otra tentación. ¡Oremos al Señor que nos provea la vía de escape! (y sepamos discernirla)

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Apuntes a Hebreos 4:11-13

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11Por tanto, esforcémonos por entrar en ese reposo, no sea que alguno caiga siguiendo el mismo ejemplo de desobediencia.

“Nadie será llevado al cielo en fáciles campos de flores” Isaac Watts (1674-1748)

¿No es curioso? ¿Esforzarse para entrar en el reposo? ¿Por qué no dice “trabaja” para entrar? 

Pensemos esto. Hay una clase de trabajo que sirve a la santificación. Hay otra clase de trabajo que sirve a la salvación. Justificación por la fe y obras para santificación es el trabajo que nos permite entrar en el reposo de nuestra salvación. ¿Por qué?

Si estamos creciendo en santidad, ¿qué haremos menos? Pecar.

¿Alguna vez has intentado reposar en medio de pecado? La escritura señala que el malvado no encuentra reposo en ninguna parte. El pecado no te proporciona un agradable y pacífico sueño.

Por tanto, esforcémonos.

12Porque la palabra de Dios es viva y eficaz, y más cortante que cualquier espada de dos filos; penetra hasta la división del alma y del espíritu, de las coyunturas y los tuétanos, y es poderosa para discernir los pensamientos y las intenciones del corazón.

El contexto importa. ¡Todos conocemos este verso! Lean ahora a la luz del pasaje:

La palabra de Dios es:

-Viva, no está muerta;

-Activa, no pasiva; transforma;

-Más filosa que una espada de doble filo;

-Capaz de dividir las partes más íntimas de tus pensamientos; lo más profundo de ti;

-Discierne pensamientos e intenciones del corazón

¿Recuerdan cómo empieza Hebreos? Dios, habiendo hablado… (1:1). Los antiguos israelitas no entraron por causa de incredulidad, ¿cuáles razones podríamos tener para dudar la palabra de Dios? Es necesario profundizar y despejar dudas.

La palabra de Dios es personal: está viva. 

Inspirada por el Espíritu Santo, Dios está presente en medio de ella: ahí lo encontramos, aprendemos de El, tenemos comunión con El. 

Si Dios está presente en ella, luego entonces es verdadera, ¡porque Dios no miente!

Si Dios está presente en ella, decir “quiero a Jesús pero no creo en la Biblia” es una contradicción. Rechazar la palabra de Dios es rechazar a Dios.

La palabra de Dios es poderosa: activa.

La palabra griega para “activo” (ἐνεργὴς) también puede traducirse como poderoso.

La palabra de Dios es suficientemente poderosa para cumplir todo lo que necesitamos (2 Timoteo 3:17-17 Toda Escritura es inspirada por Dios y útil para enseñar, para reprender, para corregir, para instruir en justicia, a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, equipado para toda buena obra). 

La palabra de Dios es penetrante: más cortante que cualquier espada de dos filos (la espada corta romana)

Diseñada específicamente para alcanzar el corazón humano.

Penetra hasta lo más profundo “la división del alma y del espíritu, de las coyunturas y los tuétanos”

¿Qué hace en nuestro interior? 

  • Exponer quiénes somos realmente: “discernir los pensamientos y las intenciones del corazón.”
  • No hay forma de esconderse: “no hay cosa creada oculta a su vista.”
  • Revela Dios a nosotros, pero también nosotros a Dios!

Expone las cosas de nuestro interior que nos encallecen, nos engañan, nos apartan  del creer, y las remueve quirúrgicamente.

¿Cómo estudiar la Biblia puesto que manifiesta la presencia viva de Dios mismo? ¿Cómo debiera este conocimiento cambiar la manera de escuchar una predicación bíblica?

13Y no hay cosa creada oculta a su vista [de Dios], sino que todas las cosas están al descubierto y desnudas ante los ojos de aquel a quien tenemos que dar cuenta.

Daremos cuenta. ¿Vivimos a la luz de esta verdad?

¿Entenderemos que al venir cada semana y vernos en el espejo de la palabra de Dios, hay un bisturí? ¿Que en cualquier forma de estudio bíblico, estamos ahí, al desnudo, delante de Dios?

¡Es cuando crece o debiera crecer nuestra fe! Porque entonces Dios mismo nos viste con la perfecta justicia de Jesucristo, nos restaura, nos hace dignas, nos llama hijos e hijas, hermanas.

Sería terrible a menos que Dios sea infinitamente bueno y la buena nueva es que Dios es infinitamente bueno. 

Jesucristo es mejor que Moisés, mejor libertador, mejor líder, mejor abogado, Hijo, mientras que Moisés fue siervo. El es en Quien podemos colocar toda nuestra confianza absoluta, no necesitamos ninguna otra red de seguridad.

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