Buscad, pues, hermanos, de entre vosotros a siete varones de buen testimonio, llenos del Espíritu Santo y de sabiduría, a quienes encarguemos de este trabajo.
Un testimonio es la expresión pública de fe en Cristo de una persona. Pero nuestra declaración de fe es mucho más que la historia que contamos. Un buen testigo para el Señor consiste en tres partes: carácter, conducta y conversación.
Como cristianos, ponemos un gran énfasis en la elaboración de un relato personal sólido de la obra del Señor en nuestra vida. También hablamos de las maneras en que podemos mostrar a Jesucristo a nuestros amigos, familiares y compañeros de trabajo a través de nuestras acciones. Pero el carácter es la parte del testimonio de cada creyente que subyace (que no se percibe a simple vista), tanto en la conducta cristiana como en la historia de una vida transparente.
No podemos engañar a Dios ni fingir ante el mundo por mucho tiempo. Tarde o temprano, el orgullo, el resentimiento y la hostilidad producirán acciones y palabras contrarias al mensaje de Cristo; por el contrario, la santidad producirá verdadero fruto espiritual.
«Mas el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, templanza; contra tales cosas no hay ley.» (Gálatas 5:22-23).
Lee, Medita y Aplica!