frugalidad.
(Del lat. frugalĭtas, -ātis).
1. Templanza, parquedad en la comida y la bebida.
Si solamente hacemos caso a esta definición del Diccionario nos quedaremos cortas, muy cortas. ¿Cómo así? Oh, porque no ofrece garantía de que una persona frugal sea menos adicta al dinero o esté menos bajo el control del dinero que aquella que gasta todo lo que tiene (y más, ejem).
Dice T.Challies que «la frugalidad no es buena en sí misma. Es el tipo de cosas que puede enmascarar y presentar un ídolo como si fuera un bien.» Lo importante es el corazón. Si eres frugal al punto de no comprar lo necesario incluso teniendo el dinero, o te resistes a dar para otros que tú sabes están en necesidad, ten por seguro que caíste en un pozo. El pozo de la frugalidad.
¿Tenemos fe en Dios? ¿Confiamos en que El proveerá? Dios tiene que ver con todos los aspectos -grandes y pequeños- de nuestra vida. Luego entonces debo conocer dónde está el balance, aprender a vivir en el punto preciso entre confianza en las promesas de nuestro Señor y mi necesidad de control financiero, y en el camino destruir ídolos.
Ups!
«Ser frugal no es un fin en sí mismo. Es o debe ser un medio para dar gloria a Dios y servir a otros.»
E.