De vez en cuando la alegría
tira piedritas contra mi ventana.
Quiere avisarme
que está ahí esperando,
pero me siento calmo
casi diría ecuánime.
Voy a guardar la angustia
en un escondite
y luego a tenderme
cara al techo,
que es una posición gallarda
y cómoda
para filtrar noticias y creerlas.
Quién sabe
dónde quedan
mis próximas huellas
ni cuando mi historia va a ser
computada,
quién sabe qué consejos
voy a inventar aún
y que atajo
hallaré para no seguirlos.
Está bien
no jugaré al desahucio,
no tatuaré
el recuerdo con olvidos,
mucho queda por decir y callar
y también quedan uvas
para llenar la boca.
Está bien
me doy por persuadido
que la alegría
no tire más piedritas,
abriré la ventana,
abriré la ventana.
Mario Benedetti
Uruguay (1920-2009)