Apuntes a Génesis, 40 y 41

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TEMA IX. JOSE EN EGIPTO. Génesis 37 al 41

40 1Después de estas cosas, sucedió que el copero y el panadero del rey de Egipto ofendieron a su señor, el rey de Egipto. 2Y Faraón se enojó contra sus dos oficiales, contra el jefe de los coperos y contra el jefe de los panaderos. 3Y los puso bajo custodia en la casa del capitán de la guardia, en la cárcel, en el mismo lugar donde José estaba preso.
4El capitán de la guardia se los asignó a José, y él les servía; y estuvieron bajo custodia por algún tiempo.
5Entonces el copero y el panadero del rey de Egipto, que estaban encerrados en la cárcel, tuvieron ambos un sueño en una misma noche, cada uno su propio sueño, y cada sueño con su propia interpretación. 6Y [cuando] José vino a ellos por la mañana y los observó, y he aquí, estaban decaídos.
7Y preguntó a los oficiales de Faraón que estaban con él bajo custodia en casa de su señor: ¿Por qué están vuestros rostros tan tristes hoy?
8Y ellos le respondieron: Hemos tenido un sueño y no hay nadie que lo interprete. Entonces José les dijo: ¿No pertenecen a Dios las interpretaciones? Os ruego que me lo contéis.

José lleva alrededor de 10 años en esclavitud, en la casa del capitán de la guardia, es decir de Potifar. Pero en esta ocasión le asignan la tarea de servir a estos VIP de Faraón.
En la historia de los sueños, lo que perturba a ambos señores no son los sueños, sino que no tienen quien interprete los sueños (v.8) y casi en automático José testifica a los dos: Dios es el intérprete por excelencia. José no ha perdido su fe.
Tampoco ha perdido educación. Noten su modestia y el uso apropiado del protocolo: por un lado fe en Dios y modestia en su capacidad y por otro lado sensibilidad, están presos y con el semblante bajo, y no tienen quien les interprete.

Los sueños jugaban papel importante en el antiguo Egipto y su interpretación se consideraba una especialidad. Sin embargo José les enseña con sutileza que las interpretaciones no son asunto de aprendizaje y manipulación, sino dones de Dios. Dios confiere este regalo a quien le place (1Corintios 12; Efesios 4;7-13; Daniel 2:24-49).
Noten que el copero, el panadero (y José) asumen que la interpretación del sueño será actualizada después mediante algún hecho histórico.

9Contó, pues, el jefe de los coperos su sueño a José, y le dijo: En mi sueño, he aquí, había una vid delante de mí, 10y en la vid había tres sarmientos. Y al brotar sus yemas, aparecieron las flores, y sus racimos produjeron uvas maduras. 11Y la copa de Faraón estaba en mi mano; así que tomé las uvas y las exprimí en la copa de Faraón, y puse la copa en la mano de Faraón.
12Entonces José le dijo: Esta es su interpretación: los tres sarmientos son tres días. 13Dentro de tres días Faraón levantará tu cabeza [te perdonará], te restaurará a tu puesto y tú pondrás la copa de Faraón en su mano como acostumbrabas antes cuando eras su copero.
14Sólo te pido que te acuerdes de mí cuando te vaya bien, y te ruego que me hagas el favor de hacer mención de mí a Faraón, y me saques de esta casa. 15Porque la verdad es que yo fui secuestrado de la tierra de los hebreos, y aun aquí no he hecho nada para que me pusieran en el calabozo.

Observen que el texto no ofrece indicación de que José haya orado buscando explicación divina. No. Su respuesta fue automática, instintiva y sin adjetivos. Las tres ramas son tres días. Da la interpretación y noten que el momento propicio para solicitar un favor es cuando uno ha traído una noticia agradable: solo te pido que te acuerdes de mí… y noten el argumento: fui secuestrado y no he hecho nada malo.
“Te está ayudando un extranjero que no te debe nada, que adora a un Dios diferente, que tiene un conocimiento distinto.”

16Cuando el jefe de los panaderos vio que había interpretado favorablemente, dijo a José: Yo también vi en mi sueño, y he aquí, había tres cestas de pan blanco sobre mi cabeza; 17y sobre la cesta de encima había toda clase de manjares hechos por un panadero para Faraón, y las aves los comían de la cesta sobre mi cabeza.
18Entonces José respondió, y dijo: Esta es su interpretación: las tres cestas son tres días; 19dentro de tres días Faraón te quitará la cabeza de sobre ti, te colgará en un árbol y las aves comerán tu carne.
Textos jeroglíficos listan 38 tipos de manjares y 57 clases de pan. Que las aves comían directamente de su cabeza implica que no hacía nada por espantarlas (¡porque estaba muerto!).

20Y sucedió que al tercer día, que era el día del cumpleaños de Faraón, éste hizo un banquete para todos sus siervos, y levantó la cabeza del jefe de los coperos y la cabeza del jefe de los panaderos en medio de sus siervos. 21Y restauró al jefe de los coperos a su cargo de copero y éste puso la copa en manos de Faraón; 22pero ahorcó al jefe de los panaderos, tal como les había interpretado José.
23Mas el jefe de los coperos no se acordó de José, sino que se olvidó de él.

No es un lapsus mental. Es un lapsus moral. La ingratitud proviene de la falta de memoria.

Hay una cadena de reveses serios para José:
Al compartir su sentido de destino divino es vendido como esclavo por sus hermanos (Cap.37). Al rechazar comprometer su estándar moral y sentido del deber es acusado falsamente y puesto en prisión (Cap.38). A pesar de ayudar a un alto funcionario de Faraón preso, este hombre rechaza u olvida reciprocar el bien que ha recibido.

41 1Y aconteció que al cabo de dos años, Faraón tuvo un sueño; y he aquí, soñó que estaba de pie junto al Nilo. 2Y de pronto, del Nilo subieron siete vacas de hermoso aspecto y gordas, y pacían en el carrizal. 3Pero he aquí, otras siete vacas de mal aspecto y flacas subieron del Nilo detrás de ellas, y se pararon junto a las otras vacas a la orilla del Nilo; 4y las vacas de mal aspecto y flacas devoraron las siete vacas de hermoso aspecto y gordas. Entonces Faraón despertó. 5Se quedó dormido y soñó por segunda vez; y he aquí que siete espigas llenas y buenas crecían en una sola caña. 6Y he aquí que siete espigas, menudas y quemadas por el viento solano, brotaron después de aquéllas. 7Y las espigas menudas devoraron a las siete espigas gruesas y llenas. Entonces Faraón despertó, y he aquí, era un sueño. 8Y sucedió que por la mañana su espíritu estaba turbado, y mandó llamar a todos los adivinos de Egipto, y a todos sus sabios. Y Faraón les contó sus sueños, pero no hubo quien se los pudiera interpretar a Faraón.

José ha estado languideciendo en la cárcel durante dos años más. El panadero murió. El copero fue restaurado. Hasta que los sueños perturbaron el espíritu de Faraón, mejor dicho un mismo sueño en dos partes.
Parecería que el sueño no es tan obtuso, como no lo fueron los de José a sus hermanos quienes no necesitaron intérprete alguno. Quizás los adivinos egipcios fingieron ignorancia, esto es, que le dieron mayor valor a la diplomacia que a la honestidad, pero ninguno convenció a Faraón y esto le abrió la puerta a José.

Viento solano. Siroco= viento de otoño y primavera que fluye hacia Egipto proveniente del sur, de los desiertos árabes o del Sahara.

9Entonces el jefe de los coperos habló a Faraón, diciendo: Quisiera hablar hoy de mis faltas. 10Cuando Faraón se enojó con sus siervos y me puso bajo custodia en la casa del capitán de la guardia, a mí y al jefe de los panaderos, 11él y yo tuvimos un sueño en una misma noche; cada uno de nosotros soñó según la interpretación de su propio sueño. 12Y estaba allí con nosotros un joven hebreo, un siervo del capitán de la guardia; y se los contamos, y él nos interpretó los sueños. A cada uno interpretó su sueño. 13Y aconteció que tal como nos lo había interpretado, así sucedió; a mí me restableció Faraón en mi puesto, pero al otro lo ahorcó.

Tal parece que el copero escucha la conversación con los magos y ve la oportunidad de alcanzar favor con Faraón y que al mismo tiempo entienda que no ha obrado por maldad.
Sin embargo crea la falsa impresión de que ellos, el copero y el panadero, fueron quienes tuvieron la iniciativa de hablar con José; tampoco menciona la humilde respuesta de José. Su punto es que todo lo que dijo resultó verdad.

14Entonces Faraón mandó llamar a José, y lo sacaron aprisa del calabozo; y después de afeitarse y cambiarse sus vestidos, vino a Faraón. 15Y Faraón dijo a José: He tenido un sueño y no hay quien lo interprete; y he oído decir de ti, que oyes un sueño y lo puedes interpretar. 16José respondió a Faraón, diciendo: No está en mí; Dios dará a Faraón una respuesta favorable.

Faraón toma acción inmediata. Noten la discreción de José: ¿cómo es que este poderoso Faraón conoce del talento de un esclavo hebreo preso? José sabe cómo, pero no hace preguntas ni señas al copero, a quien no ha visto en dos años.

Noten también que no es reticente para nada en hablar de Dios en presencia del mismito Faraón, si bien habla al personaje en tercera persona, lo hace con rectitud, tacto, sensibilidad, sin rodeos. Recuerden que la figura del Faraón era considerada una deidad encarnada.
1) José inicia con una negación moderada: “no está en mí”
2) Identifica a la única fuente: “Dios”
3) Profetiza: “dará una respuesta favorable” (en el hebreo: shalom, paz, prosperidad).
He aquí un profeta cuyas palabras de paz no son promesas vanas de “paz, paz, donde no hay paz” (Jeremías 6:14; Ezequiel 13:10). Tan grande es su convicción en Dios que habla incluso ¡antes de saber el contenido de los sueños del Faraón!

17Entonces habló Faraón a José: En mi sueño, he aquí, yo estaba de pie a la orilla del Nilo. 18Y vi siete vacas gordas y de hermoso aspecto que salieron del Nilo; y pacían en el carrizal. 19Pero he aquí, otras siete vacas subieron detrás de ellas, pobres, de muy mal aspecto y flacas, de tal fealdad como yo nunca había visto en toda la tierra de Egipto. 20Y las vacas flacas y feas devoraron las primeras siete vacas gordas. 21Pero cuando las habían devorado, no se podía notar que las hubieran devorado; pues su aspecto era tan feo como al principio. Entonces me desperté. 22Y he aquí, en mi sueño también vi que siete espigas llenas y buenas crecían en una sola caña. 23Y he aquí que siete espigas marchitas, menudas y quemadas por el viento solano, brotaron después de aquéllas; 24y las espigas menudas devoraron a las siete espigas buenas. Y se lo conté a los adivinos, pero no hubo quien me lo pudiera explicar.

José, tantas veces antagonista, ahora catapultado al protagonismo. Si comparan la primera descripción de los sueños con las palabras actuales del Faraón notarán pequeñas diferencias que nos hacen pensar en el nivel de ansiedad que tenía este hombre pensando una y otra vez en el asunto y en que nadie podía interpretarlo.
Un hombre considerado divino por su pueblo.

25Entonces José dijo a Faraón: Los dos sueños de Faraón son uno; Dios ha anunciado a Faraón lo que El va a hacer. 26Las siete vacas buenas son siete años, y las siete espigas buenas son siete años; los dos sueños son uno. 27Y las siete vacas flacas y feas que subieron detrás de ellas son siete años, y las siete espigas quemadas por el viento solano serán siete años de hambre. 28Esto es lo que he dicho a Faraón: Dios ha mostrado a Faraón lo que va a hacer. 29He aquí, vienen siete años de gran abundancia en toda la tierra de Egipto; 30y después de ellos vendrán siete años de hambre, y será olvidada toda la abundancia en la tierra de Egipto; y el hambre asolará la tierra. 31Y no se conocerá la abundancia en la tierra a causa del hambre que vendrá, que será muy severa. 32Y en cuanto a la repetición del sueño a Faraón dos veces, quiere decir que el asunto está determinado por Dios, y Dios lo hará pronto.

José primero interpreta el significado del número: años. Siete años.
En segundo lugar, José interpreta el número en sí: años de abundancia y años de escasez.
En tercer lugar, José claramente enfatiza los siete años de escasez y hambruna.

Dios ha revelado lo que El hará. José discierne el significado limpiamente, así como lo hizo antes con el copero y el panadero. No ofrece razón del por qué Dios obrará así, pero Faraón debe saber que tanto él como su imperio están bajo la mano poderosa del Dios de José. Quiere que el Faraón sepa que la interpretación es de Dios; el sueño es de Dios; su cumplimiento es de Dios.
Tus súbditos creerán que eres una deidad, alguien que influye en las cosechas, José le hace ver que Dios tiene el control. Dios ha ordenado lo que sucederá. Si quieres, te puedes sentar y mirar, o te pones a planificar.

33Ahora pues, busque Faraón un hombre prudente y sabio, y póngalo sobre la tierra de Egipto. 34Haga esto Faraón: nombre intendentes sobre el país y exija un quinto de la producción de la tierra de Egipto en los siete años de abundancia. 35Y que ellos recojan todos los víveres de esos años buenos que vienen, y almacenen en las ciudades el grano para alimento bajo la autoridad de Faraón, y que lo protejan. 36Y que los víveres sean una reserva para el país durante los siete años de hambre que ocurrirán en la tierra de Egipto, a fin de que el país no perezca durante el hambre.

Hablando siempre en tercera persona, respetuosamente, José se lanza al ruedo: habla al futuro y al presente. “Busque Faraón” un hombre inteligente y sabio (Deuteronomio 4:6; Oseas 14:9; Proverbios 10:13; 14:33; 16:21), “capaz de planificar y llevar a cabo a través de medidas económicas importantes.”
¿Está José siendo un tanto cuanto sarcástico? ¿Apuntando hacia sí mismo? No.
Sin embargo quizá el narrador estira aquí sus dotes de escritor, recuerden que Faraón ha consultado sus mejores adivinos y le han fallado. Es mejor que ¡no se equivoque otra vez!

La segunda parte del plan es que el supervisor tenga ayudantes (intendentes) por todo el país que recojan y almacenen alimentos, bajo protección. Oooh. ¿Por qué?
Por la conducta impredecible de todo aquél que padece hambre y trata de sobrevivir.

Con resolución y audacia, José establece un plan maestro general de tres puntos (un supervisor, intendentes locales, un plan de racionamiento), curiosamente deja al final la motivación principal: a fin de que el país no perezca. ¡La consecuencia es juicio!
El plan no es opcional, ahora es un mandato…

37Y la idea pareció bien a Faraón y a todos sus siervos. 38Entonces Faraón dijo a sus siervos: ¿Podemos hallar un hombre como éste, en quien esté el espíritu de Dios? 39Y Faraón dijo a José: Puesto que Dios te ha hecho saber todo esto, no hay nadie tan prudente ni tan sabio como tú. 40Tú estarás sobre mi casa, y todo mi pueblo obedecerá tus órdenes [besará a causa de tu boca]; solamente en el trono yo seré mayor que tú. 41Faraón dijo también a José: Mira, te he puesto sobre toda la tierra de Egipto. 42Y Faraón se quitó el anillo de sellar de su mano y lo puso en la mano de José; y lo vistió con vestiduras de lino fino y puso un collar de oro en su cuello. 43Lo hizo montar en su segundo carro, y proclamaron delante de él: ¡Doblad la rodilla! Y lo puso sobre toda la tierra de Egipto. 44Entonces Faraón dijo a José: Aunque yo soy Faraón, sin embargo, nadie levantará su mano ni su pie sin tu permiso en toda la tierra de Egipto. 45Y Faraón llamó a José por el nombre de Zafnat-panea [Dios habla; él vive], y le dio por mujer a Asenat, hija de Potifera, sacerdote de On [Heliópolis]. Y salió José por toda la tierra de Egipto.
46José tenía treinta años cuando se presentó ante Faraón, rey de Egipto. Y salió José de la presencia de Faraón y recorrió toda la tierra de Egipto.

TU eres ese hombre. ¿Se imaginan? Faraón entendió y captó de un solo golpe a quién tenía enfrente: un hombre talentoso y divinamente equipado. “¿Podemos hallar un hombre como éste, en quien está el espíritu de Dios?
Lo inviste de toda autoridad, con los símbolos de su posición.
Noten que José no habla ni pío. Consiente, es cooperador, asume responsabilidad, pero no habla.
Ahora tiene nuevo trabajo, nuevo nombre, nueva esposa. No objeta, pero tampoco está en posición para hacerlo. Ahora bien, el narrador no vuelve a mencionar el nombre egipcio ni a la esposa egipcia.

Heliópolis o la Ciudad del Sol (Jeremías 43:13), once km al noreste del Cairo, en el Bajo Egipto. Es decir que ahora pertenece nada menos que a la nobleza de Egipto.

47Y produjo la tierra a manos llenas durante los siete años de abundancia. 48Y él recogió todo el fruto de estos siete años de abundancia que hubo en la tierra de Egipto, y guardó el alimento en las ciudades; y guardó en cada ciudad el fruto de sus campos circunvecinos. 49Así José almacenó grano en gran abundancia, como la arena del mar, hasta que dejó de medirlo porque no se podía medir [era sin número].

No se reportan problemas con el agua, pudo haber sido enfermedad de las plantas y las cosechas (Amós 4:9), invasiones de insectos (Joel 2:1), o resultados de guerras (2 Reyes 6:24-29).

50Y le nacieron a José dos hijos antes de que llegaran los años de hambre, los que le dio a luz Asenat, hija de Potifera, sacerdote de On [Heliópolis]. 51Y al primogénito José le puso el nombre de Manasés [el que hace olvidar], porque dijo: Dios me ha hecho olvidar todo mi trabajo y toda la casa de mi padre. 52Y al segundo le puso el nombre de Efraín [fecundo], porque dijo: Dios me ha hecho fecundo en la tierra de mi aflicción.

Posiblemente sea “sufrimiento en casa de mi padre.”
Manasés por el Dios que preserva.
Efraín por el Dios que bendice.
Dios vive en el pensamiento de José. Los nombres e sus hijos son evidencia de su fidelidad. ¿Saben que olvidar puede ser un don? ¿Olvidas las heridas recibidas? ¿Ruegas a Dios te permita olvidar las heridas que recibes? Pienso que José oraba por esto. Pasó 13 largos años aprendiendo a olvidar los hechos de maldad que recibió y aprendiendo a perdonar a la gente que le hizo esos males.

53Cuando pasaron los siete años de abundancia que había habido en la tierra de Egipto, 54y comenzaron a venir los siete años de hambre, tal como José había dicho, entonces hubo hambre en todas las tierras; pero en toda la tierra de Egipto había pan. 55Cuando se sintió el hambre en toda la tierra de Egipto, el pueblo clamó a Faraón por pan; y Faraón dijo a todos los egipcios: Id a José, y haced lo que él os diga. 56Y el hambre se extendió sobre toda la faz de la tierra. Entonces José abrió todos los graneros y vendió a los egipcios, pues el hambre era severa en la tierra de Egipto. 57Y de todos los países venían a Egipto para comprar grano a José, porque el hambre era severa en toda la tierra.

José es un anti-tipo de Noé, construye almacenes mientras que el otro un arca. Los almacenes son para supervivencia de muchos, el arca para supervivencia de uno solo y su familia.

La historia es un recuento sobre la fidelidad divina a Sus promesas, ahora mediante actos de la Providencia y dones. Luego de 13 años de amargura Dios exalta a José sobre todo Egipto e indirectamente sobre todo el mundo conocido, le confiere el don de interpretar sueños, sabiduría en abundancia, ser hombre de Estado y discernimiento.
José expresa la idea central: Dios decide el curso de la Historia, la ha decidido y lo hará.
Da gloria a Dios, rechaza toda adulación real y otorga a sus hijos nombres hebreos en alabanza a Dios, quien le hace olvidar sus miserias y más tarde le bendice.

La soberanía de Dios es la plataforma donde se asienta la actividad humana.
En Egipto, José acomoda su apariencia pero no sus principios (en el mundo, pero no del mundo). Al igual que Daniel en Babilonia, se ponen ropa pagana, reciben nombres paganos, Daniel y sus amigos fueron a una escuela pagana.
Sin embargo, Daniel y sus amigos rehusaron violar las leyes explícitas de Israel sobre la comida; José nunca violó la ley de Dios escrita en su corazón. Se casa con una egipcia, pero da nombres hebreos a sus hijos en alabanza a Dios.

Interesante para los que gobiernan, José es modelo a seguir. La narración nos enseña que el poder es algo bueno; celebra la capacidad de poder tomar decisiones fuertes, de enfrentar crisis, de practicar la prudencia de tal manera que un imperio pueda ser alimentado… Es poder público para el bien público.

JOSE: UN TIPO DE CRISTO

Descripción JOSE CRISTO

1

  37:3 Mateo 3:16-17

2

  37:3 Apocalipsis 1:12-14

3

  37:2,5,8 Juan 5:18; 6:41; 8:40;

Lucas 4:28-29

4

  37:6-7, 9-10 Mateo 26:64

5

  37:12-13 Hebreos 10:7; Juan 6:38

6

  37:18 Marcos 12:6-7; Juan 1:11

7

  37:19-20 Mateo 27:62-66

8

  37:23 Mateo 27:27,28

9

  37:28; 39:1 Mateo 26:14-16

10

  39:19-20 Lucas 23:3-4

11

  39:20 Lucas 22-25

12

40:1-19 Lucas 32-43

13

  40:14 Lucas 22:19

14

  41:14 Juan 20:6-7

15

  41:45 Filipenses 2:9

16

  41:45 Lucas 10:22

17

  41:39-40 Filipenses 2:9; Hebreos 1:3

18

  40:42 Hebreos 2:9

19

  41:43 Filipenses 2:10

20

  41:57 Juan 6:32-33

 

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