Señor, tú has sido un refugio para nosotros de generación en generación. Antes que los montes fueran engendrados, y nacieran la tierra y el mundo, desde la eternidad y hasta la eternidad, tú eres Dios…Enséñanos a contar de tal modo nuestros días, que traigamos al corazón sabiduría. (Salmo 95:1-2, 12)