Apuntes a Génesis I, 3:1-24

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EL PARAISO PERDIDO

El método
1Y la serpiente era más astuta que cualquiera de los animales del campo que el SEÑOR Dios había hecho. Y dijo a la mujer: ¿Conque Dios os ha dicho:»No comeréis de ningún árbol del huerto»?
2Y la mujer respondió a la serpiente: Del fruto de los árboles del huerto podemos comer; 3pero del fruto del árbol que está en medio del huerto, ha dicho Dios: «No comeréis de él, ni lo tocaréis, para que no muráis.»
4Y la serpiente dijo a la mujer: Ciertamente no moriréis. 5Pues Dios sabe que el día que de él comáis, serán abiertos vuestros ojos y seréis como Dios, conociendo el bien y el mal.
6Cuando la mujer vio que el árbol era bueno para comer, y que era agradable a los ojos, y que el árbol era deseable para alcanzar sabiduría, tomó de su fruto y comió; y dio también a su marido que estaba con ella, y él comió.
7Entonces fueron abiertos los ojos de ambos, y conocieron que estaban desnudos; y cosieron hojas de higuera y se hicieron delantales.

El capítulo no habla explícitamente de Satanás. La palabra hebrea utilizada es común para “serpiente” (Números 21:7-9; Deut 8:15; Prov 23:32… un total de 31 veces en el AT).
En la Antigüedad, según el contexto, las serpientes eran símbolos de protección (egipcios), de maldad (egipcios), de fecundidad (canaanitas), o de vida continua (por la renovación de su piel).
En Génesis representa símbolo de un anti-dios, originado en los cielos pero fuera del orden de la creación -la cual Dios mismo cataloga como buena. Se trata de un ser malévolo, más sabio que los hombres, que intenta atraerlos a su gobierno, que conoce de asuntos divinos (Job 1:6-12; Zacarías 3:1-2) y que utiliza el discurso para introducir confusión (Juan 8:44; 2 Corintios 11:14; Apocalipsis 12:9), que será destruido por Cristo y su simiente (Génesis 3:15; Lucas 10:18-19; Romanos 16:20).

Interesante, cuando Moisés hizo la serpiente de bronce (nahas nehoset), hay un juego de palabras traducido como Nehustán (2 Reyes 18:4), la conexión con bronce sugiere una apariencia brillante, luminosa, que ciertamente atraería la atención de Eva.
Aparece un giro más siniestro si “nahas” se toma como verbo: “practicar adivinación, observar signos” (Génesis 30:27; 44:5,15; Levítico 19:26; Deut 18:10). La palabra aparece como verbo 11 veces en el AT y cabe recordar que en tiempos antiguos las fórmulas de adivinación incluían serpientes.

Pero el v.1 nos ofrece dos notas sobre la serpiente: su carácter y algo sobre su origen.
1) Carácter. “más astuta que cualquiera de los animales del campo.” No dice la más sabia, sino la más astuta.
2) Origen. “el SEÑOR Dios había hecho.” Automático, no hay aquí ninguna fuerza sobrenatural. El verso es muy claro: todos los animales el campo que el Señor hizo. No significa el origen del bien y el mal.
astuto, ta.
(Del lat. astūtus).
1. Agudo, hábil para engañar o evitar el engaño o para lograr artificiosamente cualquier fin.
2. Que implica astucia.

¿Por qué se dirige a la mujer? En realidad, en un sentido se dirige a ambos, al hombre y a la mujer, porque la forma hebraica utilizada está en plural. Y de hecho Eva responde en plural: “nosotros.” Adán estaba ahí. Sin embargo, es posible que Adán mismo no haya visto ni oído [en 1 Samuel 28:3-25 y Hechos 22:9 tenemos dos ejemplos: la bruja ve a Samuel pero no escucha, Saúl oye a Samuel pero no lo ve; Pablo en el camino a Damasco].

Ahora bien, las palabras de la serpiente no constituyen una pregunta, sino más bien una exclamación de sorpresa (“¿Con que…?” pero ven acá…). Exagera la prohibición abarcando a todos los árboles del huerto. Dios nos otorgó el poder del lenguaje para dominar la tierra; la serpiente pervierte el discurso, lo usa para confundir y atrapar a la pareja; la apariencia es de una sincera discusión teológica, pero que socava obediencia al distorsionar la perspectiva cuando exagera la prohibición.

Analicen la sutileza del punto: intenta sembrar en la mente de Eva la impresión de Dios como Alguien rencoroso, gruñón, malhumorado, obsesivamente celoso, protector de Sí mismo. Y le provee a Eva la oportunidad de defender a Dios, de aclarar Su posición (¡como si Dios necesitara de nuestra defensa!). En un solo comentario, la serpiente cambia la imagen de Dios de benefactor y proveedor a la de opresor cruel.
Eva entra en conversación en lo que D.Bonhoeffer llama “la primera conversación acerca de Dios.”

En su respuesta ella intenta corregir la distorsión. Pero al hacerlo, repite lo que ha hecho la serpiente -aunque por razones diferentes-, esto es, Eva también exagera. “En las muchas palabras no falta pecado [Proverbios 10:19a].” Tiene razón cuando reconoce acceso a todos los árboles del huerto, pero añade a las palabras dichas por Dios cuando especifica la fruta prohibida como la fruta del árbol que está en el medio, y todavía más confusión cuando dice “no le tocaréis” (El Señor no habló así, 2:17).
Los agregados pudieran ser inocentes, pero abren la puerta a la astucia de la serpiente.

Observen el v.4, una expresión de sorpresa en la serpiente, y rápido, un comentario dogmático.
4Y la serpiente dijo a la mujer: Ciertamente no moriréis. 5Pues Dios sabe que el día que de él comáis, serán abiertos vuestros ojos y seréis como Dios, conociendo el bien y el mal.

dogma.
(Del lat. dogma, y este del gr. δόγμα).
1. Proposición que se asienta por firme y cierta y como principio innegable de una ciencia.
2. Doctrina de Dios revelada por Jesucristo a los hombres y testificada por la Iglesia.
3. Fundamento o puntos capitales de todo sistema, ciencia, doctrina o religión.

Un ataque frontal contra Dios mismo así como repudio inmediato de la verdad, es decir, de la preocupación de Eva sobre la muerte. ¡E increíblemente la serpiente apela a Dios mismo!
Primero dirigió la atención de ella a las palabras de Dios.
Ahora dirige la atención de Eva a los pensamientos íntimos de Dios.
¿La sugerencia implícita? Que la serpiente sabe más de Dios que ella, capaz de penetrar Su mente y saber lo que sólo Dios conoce. Por otra parte, niega que la desobediencia traiga malas repercusiones: el consumo traerá bendición, “seréis como Dios…

De modo que tenemos una ensalada de citas distorsionadas, negación y calumnia, ofrecida a la mujer, que además le ofrece la posibilidad de ser más de lo que ella es y más de lo que Dios ha propuesto para ella.
“Comer la fruta fue un error que trajo ventaja, pero una ganancia que llenó de pérdidas.”
La insinuación es la posibilidad de ampliar la existencia humana más allá de los límites puestos por Dios en la creación, extender la vida no solo en sentido puro intelectual, sino familiaridad con, y poder sobre, misterios que están más allá del hombre.

deificar.
(Del lat. deificāre).
1. divinizar (hacer o suponer divino a alguien o algo).
2. Divinizar algo por medio de la participación de la gracia.
3. Ensalzar excesivamente a alguien.
4. Dicho del alma: En la teología mística, unirse íntimamente con Dios en el éxtasis, y transformarse en Él por participación, no de esencia, sino de gracia.

Deificarse es una fantasía difícil de reprimir, una tentación difícil de rechazar. Cada vez que uno vuelve crucial su propia voluntad e irrelevante la voluntad de Dios, cada vez que en una persona la autonomía desplaza a la sumisión y la obediencia, lo que estamos haciendo es que individuos finitos se eleven por encima de las limitaciones impuestas por su creador.

El árbol prohibido tiene 3 cualidades. Atractivo físico (bueno para comer), placentero estéticamente (lindo a la vista), y con sabiduría que transforma (deseable para adquirirla).
Exhibir indulgencia (para comer) le daría a la mujer algo que ella -a su juicio- no tenía, esto es, sabiduría. O sea que Eva le da prioridad a lo pragmático, lo que funciona, a lo estético y a lo sensual.
Adán y Eva no buscaron conocimiento científico, sino ideas prácticas para obtener recompensa. No buscan información, sino el hambre del poder que deriva de conocer, conocimiento con potencial para fines malos así como buenos.

El v.6 literal, dice que “cuando la mujer vio que el árbol era bueno…deseable para alcanzar sabiduría” constituye la esencia de lo que significa codicia. La actitud que indica “necesito aquello que ahora no tengo, para ser feliz.”

codicia.
(Del lat. *cupiditĭa, de cupidĭtas, -ātis).
1. Afán excesivo de riquezas.
2. Deseo vehemente de algunas cosas buenas.
3. Cualidad del toro de perseguir con vehemencia y tratar de coger el bulto o engaño que se le presenta.
4. Apetito sensual.”

…tomó de su fruto y comió; dio también a su marido que estaba con ella, y él comió.”
El primer pecado descrito en la Biblia, observen la brevedad de la descripción. [el único fruto mencionado hasta ahora es el higo, v.7, la tradición de la manzana quizás provenga del sonido común en latín entre maldad malus y manzana malum].

La mujer no tentó al hombre. El hombre no hizo preguntas ni inquirió, Adán escogió obedecer a su mujer, no a Dios (3:17). La mujer permitió que su mente y su propio juicio fueran su guía; el hombre ni aprobó ni reprobó. Ella comete pecado de iniciativa. El comete pecado de aquiescencia.
aquiescencia.
(Del lat. acquiescentĭa).
1. Asenso, consentimiento.

v.7 Entonces fueron abiertos los ojos de ambos, y conocieron que estaban desnudos; y cosieron hojas de higuera y se hicieron delantales.

¿Y no era conocer entre el bien y el mal?
Vaya ironía: los ojos abiertos les llena de vergüenza. Porque conocimiento del bien y del mal no es ni un estado neutro, ni madurez deseada, ni el avance de la humanidad.
Lo que ahora se revela es que están desnudos; desnudez como tal era un símbolo de relación feliz entre un hombre y una mujer (2:25), ahora se convierte en algo vergonzoso. Su muerte espiritual se revela en el hecho de alejarse uno del otro, de colocar barreras -simbolizado por las hojas cosidas- y en su alejamiento de Dios al pretender esconderse entre los árboles.
¿Solución?
Al pecar y sufrir la consecuencia inmediata intentan aliviar el problema por sí mismos. En lugar de ir a Dios, su culpa los lleva a buscar procedimientos de auto protección: cubrirse a sí mismos.

Dios desea salvarnos de nuestra inclinación a la autonomía ética. Ahora, al encontrarse en estado de pecaminosidad, Adán y Eva no deberán comer del árbol de la vida para evitar continuar en ese estado por siempre, inclinados a escoger su propio código de ética (Génesis 3:22).
En el reino de Dios, uno escoge conocer a Dios y vivir por Su Palabra (Deuteronomio 8:3).

La forma del juicio. El encuentro cara a cara. (3:8-19)

8Y oyeron al SEÑOR Dios que se paseaba en el huerto al fresco del día; y el hombre y su mujer se escondieron de la presencia del SEÑOR Dios entre los árboles del huerto.
9Y el SEÑOR Dios llamó al hombre, y le dijo: ¿Dónde estás?

El Jardinero no ha abandonado el jardín. ¿Quieres una prueba de amor? La disposición a no abandonar el objeto amado aún cuando el amor no alcance su fin deseado.
El Señor elabora una pregunta tierna, no es un mandato. Si hubiera preguntado “¿Por qué te escondes?” habría hecho patente la futileza de esconderse. Observen que Dios le pregunta directamente a Adán, aunque los dos se habían escondido.

10Y él respondió: Te oí en el huerto, y tuve miedo porque estaba desnudo, y me escondí.

Sin embargo Adán contesta al por qué, no a la pregunta inicial. La respuesta es parcial, esconderse para evitar el encuentro con Dios es anormal y demanda una explicación. Pero Adán no dice el motivo real, no es que sea inapropiado presentarse desnudo -además ya habían cosido las hojas- sino temor al Señor per se, es decir a Su mera presencia. La acción ha sido motivada por miedo, no por fe, por tanto no es del agrado del Señor.
El concepto “esconderse de Dios” es interesante. Hay versos del AT que indican la posibilidad/imposibilidad de que algo o alguien se oculte de los ojos de Dios (Génesis 4:14; Isaías 65:16; Jeremías 16:17; Oseas 13:14; Salmo 38:10). Recordemos el intento de Jonás (1:3), o la reflexión del salmista (Salmo 139:7-12).

11Y Dios le dijo: ¿Quién te ha hecho saber que estabas desnudo? ¿Has comido del árbol del cual te mandé que no comieras?

La respuesta de Adán levanta dos preguntas inmediatas de Dios. La primera parece extraña, porque ¡estar desnudo no es una condición que pueda ignorarse!
¿Fue la serpiente?
¿Fue la mujer?
¿Fueron tus propios ojos?
En otras palabras, ¿quien es la fuente de culpa y vergüenza? Y observen que las preguntas ahora son de un fiscal, con todo Dios no culpa de transgresión sino que permite al hombre reconocer y confesar.

12Y el hombre respondió: La mujer que tú me diste por compañera me dio del árbol, y yo comí.
Un simple “sí” habría puesto el problema sobre la mesa. Pero Adán se pone a la defensiva, y le pasa la culpa a la mujer y a Dios mismo. Racionalizar un tema suele convertir al criminal en víctima: los instigadores principales son Dios y la mujer, yo no. Adán acepta una parte, pero se desliga. Pospone su intervención hasta la última parte del verso, minimiza su participación.

13Entonces el SEÑOR Dios dijo a la mujer: ¿Qué es esto que has hecho?
Y la mujer respondió: La serpiente me engañó, y yo comí.

El mismo patrón. Ni Adán ni Eva exhiben algún signo de contrición. Ahora bien, si vemos más de cerca, Eva no dice “la serpiente que Tú hiciste” ni tampoco dice “el hombre a quien me entregaste.” Ella admite haber sido engañada.

Observa el modelo de justicia divino: ¿Dónde… Quién… Qué?
El Rey justo no sentencia sin haber investigado cuidadosamente (cf. 4:9-10; 18:21). Es omnisciente, pero Dios pregunta, induce nuestra confesión [sin embargo Dios pronuncia juicio sin investigación sobre Satanás, quien de antemano rechazó redención].

Consecuencias de la transgresión (3:14-19)

14Y el SEÑOR Dios dijo a la serpiente: Por cuanto has hecho esto, maldita serás más que todos los animales, y más que todas las bestias del campo; sobre tu vientre andarás, y polvo comerás todos los días de tu vida.
15Y pondré enemistad entre ti y la mujer, y entre tu simiente y su simiente; él te herirá en la cabeza, y tú lo herirás en el calcañar.
16A la mujer dijo: En gran manera multiplicaré tu dolor en el parto, con dolor darás a luz los hijos; y con todo, tu deseo será para tu marido, y él tendrá dominio sobre ti.
17Entonces dijo a Adán: Por cuanto has escuchado la voz de tu mujer y has comido del árbol del cual te ordené, diciendo: «No comerás de él», maldita será la tierra por tu causa; con trabajo comerás de ella todos los días de tu vida.
18Espinos y abrojos te producirá, y comerás de las plantas del campo.
19Con el sudor de tu rostro comerás el pan hasta que vuelvas a la tierra, porque de ella fuiste tomado; pues polvo eres, y al polvo volverás.

 

La misma palabra hebrea para “deseo” aparece en Génesis 4:7 y en Cantares 7:10.
Algunos piensan que la palabra deseo se refiere a deseo sexual, pero Génesis 4:7 contradice esta interpretación. Otros interpretan Génesis 3:16 como el deseo de contender por liderazgo en la relación matrimonial.
En mi humilde opinión, pienso que se refiere al anhelo de desear algo del hombre que solo Dios puede satisfacer; es decir idolatría. No se refiere a un estado de servidumbre ni al apetito sexual.
La raíz del problema es que, pese al dolor al parir y el gobierno del hombre, la mujer tiene un anhelo mórbido por el hombre, busca de él modos que no reflejan su estatus como portadora de la imagen de Dios. La mujer quiere algo del hombre que éste no es capaz de proveer ni siquiera en su mejor día.
El se convierte en el ídolo de ella. Feminismo no es el problema. No se trata de mujeres que quieran controlar a los hombres. Se trata de mujeres que idolatran al hombre de su vida y esperan de ellos provisión emocional, espiritual y física, lo que solo Dios puede proveer.*

Francamente, debiéramos dar gracias por la primera ola de feminismo que hubo: poder asistir a la universidad, tener derechos de posesión, abrir una cuenta de banco, poder heredar tierras, etc. Pienso que fue la obra de Dios de gracia común. La segunda y la tercera ola feminista no son problemas de género, sino otro pecado diferente que pretende resolver uno viejo.

Fuera de Cristo, los hombres oprimen a la mujer; de ahí los mecanismos modernos de independencia, autosuficiencia, control (a menudo defectuoso) para luchar contra la opresión.
La maldición revela un tema real, para el cual el evangelio es la única respuesta.
El evangelio nos da suficiencia en Cristo, lo que favorece permanecer como ayuda idónea de acuerdo al ejemplo provisto por El mismo.
Cuando un hombre oprime hasta el punto de abusar de la mujer o de sus hijos, el mismo evangelio equipa a una para ser fuerte y retirarse del abusador, porque Dios -no el marido- es su Salvador.

La maldición es una realidad, la misma realidad que Cristo vino a redimir. Su Reino está a la mano y lo veremos en plenitud y perfección.

¿Dónde encuentro mi identidad como mujer? No, no es en Proverbios 31 ni tampoco en Ruth. Es en Dios mismo. Fui creada a Su imagen y estoy siendo conformada según Cristo (Génesis 1:26-27; Romanos 8:28-30). Recuerden que las características de la primera mujer están ligadas de manera íntima al carácter de su Creador. Por tanto, conocer a Dios precede el conocerme a mí misma.
Si queremos entender nuestra identidad de mujer, lo primero que debemos entender es la identidad de Dios.

Dios nuestro Ayudador defiende (Exodo 18:4), cuida del oprimido (Salmo 10:14), libera de aflicción (Salmo 70:5), rescata al pobre y al necesitado (Salmo 72:12-14), consuela (Salmo 86:17), soporta, cubre y protege (Salmo 20:2; 33:20). Su ejemplo enseña el alto y sublime llamado para nosotras como ayuda idónea de nuestro esposo. Compasivas, de soporte, defensoras, protectoras, liberadoras de estrés y aflicción, canales de gracia en nuestro hogar. Llamadas a ser como Cristo.
Mi ayuda comprende a mis hijos, mis vecinos, al extraño que Dios cruza en mi camino (como enseñó en la parábola del Buen Samaritano), pero especialmente mi ayuda la requiere mi marido. El necesita que yo sea fuerte y encare el caos de la vida diaria con todo honor; que defienda y proteja, que rescate y consuele, que sostenga y cuide a quienes no pueden hacerlo por sí mismos.
Mi esposo necesita que ministre a nuestra familia como Dios nuestro Ayudador ministra a cada uno de nosotros.

Esto pudiera ser doloroso si eres soltera, viuda o divorciada. Sin embargo tu condición particular no exime del rol como ayuda idónea. En toda la Escritura vemos mujeres que ayudan: Ruth a Noemí, María al Señor Jesús, Febe a Pablo, Loida y Eunice a Timoteo. No, tu realidad no es trivialidad, amada hermana. Dios mismo dijo que no es bueno que el hombre (o la mujer) esté solo.

El evangelio de Cristo toca estas realidades. Solteras que anhelan casarse. Casadas que anhelan un esposo que las ame como Cristo ama su iglesia. Divorciadas cuyos matrimonios terminaron en traición. Viudas que sienten el hueco de su corazón a diario.
La verdad es que la Caída del Hombre dañó la imagen de Dios en cada quien. La caída dañó el medio ambiente en que vivimos.
Pero en Cristo, Su redención nos permite reclamar Su imagen (Efesios 1 y 2 donde Pablo explica el significado de la muerte de Cristo de la cruz, lo que nos permite alcanzar. Efesios 3 y 4 amplía la idea). Y observa cómo inicia Efesios 5: sed, pues, imitadores de Dios como hijos amados).
Tenemos las herramientas para cruzar el enorme golfo entre nuestra imagen creada en Génesis 2 y la caída de Génesis 3. En Cristo, empezamos a reclamar esa imagen en nosotros, y Pablo le pone carne a la imagen: como esposas, mujeres, padres, hijas, colaboradoras, jefes, y en cada otra relación particular en la iglesia y fuera de ella.**

Preguntemos hoy en oración cómo nos equipa el evangelio para reclamar la imagen de Cristo en mi vida, y cómo exhibir esa fortaleza de ayuda idónea en nuestras relaciones.

Orden del pecado y del pecador

Pecado del hombre (vv.9-11)

Juicio vs. la serpiente (vv.14-15)

Pecado de la mujer (v.12)

Juicio vs. la mujer (v.16)

Pecado de la serpiente (v.13)

Juicio vs. el hombre (vv.17-19)

Observen que a cada uno Dios habla palabra que implica a) función de vida, b) relaciones.
La serpiente es maldecida en su modo de moverse y en su relación con la mujer y su simiente, la cual será de hostilidad.
La mujer experimentará dolor al parir y en su relación con el hombre.
El hombre confrontará desconsuelo como trabajador, pobre recompensa de su labor.

Ahora bien, hay un elemento que distingue el decreto contra la serpiente del decreto contra la pareja. En el AT hay dos fórmulas de maldición; la que se utiliza aquí donde no se presenta razón como causa de la maldición. La segunda fórmula dicta la maldición seguida del acto o razón por el cual se pronuncia. Aquí, la serpiente es proscrita o excomulgada; la pareja no lo es.
proscribir.
(Del lat. proscribĕre).
1. Echar a alguien del territorio de su patria, comúnmente por causas políticas.
2. Excluir o prohibir una costumbre o el uso de algo.
3. Declarar a alguien público malhechor, dando facultad a cualquiera para que le quite la vida, y a veces ofreciendo premio a quien lo entregue vivo o muerto.

El anatema de la serpiente incluye arrastrarse sobre la tierra. Tentó a Eva para que comiera, ahora ella comerá tierra. El más astuto de los animales ahora es el más solitario y raro.
El escritor claramente señala humillación y subyugación (Salmo 72:9; Isaías 49:23; Miqueas 7:17 Lamerán el polvo como la serpiente, como los reptiles de la tierra. Saldrán temblando de sus fortalezas, al SEÑOR nuestro Dios vendrán amedrentados, y temerán delante de ti).

anatema.
(Del lat. anathēma, y este del gr. ἀνάθημα).
1. excomunión (acción y efecto de excomulgar).
2. Maldición, imprecación.
3. En el Antiguo Testamento, condena al exterminio de las personas o cosas afectadas por la maldición atribuida a Dios.
4. Persona o cosa anatematizada.

Las palabras de Dios a la serpiente contienen juicio y promesa. Cierto, la serpiente se arrastra, está bajo juicio. La promesa es que un miembro no especificado de la raza humana herirá la simiente de la serpiente, o sea que no se trata de in simple cambio de posición, sino de su existencia misma.
Ojo: la simiente de ella no es literal, no son pequeñas viboritas -ya sabemos que el animal representa un espíritu celestial. Tampoco se trata de demonios, pues Satanás no pare demonios. ¿Entonces?
La simiente de la serpiente se refiere a seres humanos llevados a rebelión contra Dios.
Hay dos comunidades de seres humanos: los elegidos, que aman a Dios, y los reprobados, que se aman a sí mismos (Juan 8:31-32,44; 1 Juan 3:8).
Cada personaje será de la simiente de la mujer, que reproduce su tendencia espiritual, o de la simiente de la serpiente, que reproduce su incredulidad (esta división saldrá en breve a luz, con Caín y Abel). La pregunta en el aire es ¿de cuál simiente eres tú?

Habrá una simiente que vencerá a Satanás. Como el Adán natural falló, en última instancia la simiente de la mujer debe ser un Adán celestial y su comunidad (Daniel 7:13-14; Romanos 5:12-19; 1 Corintios 15:45-59; Hebreos 2:14; Apocalipsis 12).

La mujer no es maldecida con infertilidad, como habría resultado si Dios hubiere pronunciado la misma maldición que a la serpiente.

La enseñanza es muy clara: el pecado tiene consecuencias. Es menos claro si Dios describe o prescribe dichas consecuencias. Es decir, ¿estas consecuencias negativas, son diseñadas directamente por Dios, o está Dios informando simplemente a la mujer lo que será en adelante?
Probablemente esta pregunta sea inapropiada, porque asume modos de pensar que son ajenos a la mente hebrea. Es muy difícil considerar a un antiguo israelita que no atribuya todos los fenómenos de la vida a Dios.
El punto principal es que pecado y desobediencia no son asuntos que se pasan por alto. Dios actúa y habla, el hombre se rebela; Dios castiga; Dios protege y reconcilia.

Epílogo

21Y el hombre le puso por nombre Eva a su mujer, porque ella era la madre de todos los vivientes.
21Y el SEÑOR Dios hizo vestiduras de piel para Adán y su mujer, y los vistió.
22Entonces el SEÑOR Dios dijo:He aquí, el hombre ha venido a ser como uno de nosotros, conociendo el bien y el mal; cuidado ahora no vaya a extender su mano y tomar también del árbol de la vida, y coma y viva para siempre.
23Y el SEÑOR Dios lo echó del huerto del Edén, para que labrara la tierra de la cual fue tomado. 24Expulsó, pues, al hombre; y al oriente del huerto del Edén puso querubines, y una espada encendida que giraba en todas direcciones, para guardar el camino del árbol de la vida.

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*[Practical theology for women. Apr 13. 2012. A somewhat scholarly analysis of Genesis 3:16, Wendy Alsup].
**[Practical Theology for Women. Being a strong helper after God’s own heart. Aug 29, 2010, Wendy Alsup]

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