3“Bienaventurados los pobres en espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos.
En el Antiguo Testamento, ser pobre señalaba un grupo particular de personas. (Salmo 34:6, este pobre clamó, y le oyó Jehová, y lo libró de todas sus angustias; 40:17 aunque afligido yo y necesitado, Jehová pensará en mí. Mi ayuda y mi libertador eres Tú; Dios mío, no te tardes). Individuos débiles, vulnerables, carentes de recursos, desposeídos para defenderse y salvarse a sí mismos (Salmo 69:32-33 lo verán los oprimidos, y se gozarán. Buscad a Dios, y vivirá vuestro corazón, porque Jehová oye a los menesterosos, y no menosprecia a sus prisioneros). En bancarrota total, lo reconocen, y por tanto confían en el Señor como su única fuente de protección y liberación.
¿Pobreza de espíritu?
Jesucristo subraya que no se trata de falta de prosperidad material. Es más, la pobreza material puede endurecer el corazón. Jesucristo describe alguien que ve su esclavitud espiritual, que es consciente de su deuda y sabe que en sí mismo está desposeído delante de Dios.
Pobreza de espíritu es el reconocimiento personal de bancarrota espiritual.
Es el espíritu del hijo pródigo (Lucas 15:17 y volviendo en sí, dijo ¡cuántos jornaleros en casa de mi padre tienen abundancia de pan, y yo aquí perezco de hambre!). Ahora bien, pobreza espiritual no es sinónimo de ser víctima y mucho menos de humildad teatral (hipócrita). En el postmodernism de hoy tenemos dificultad para entender el término porque cualquiera sabe que el orgullo subyace tanto en los que tienen mucho como en los que no poseen nada; el orgullo es un tema del corazón.
Los goldfish no ven el agua donde nadan.
Cristianismo es el aire que respiramos, como ciudadanos del mundo occidental dependemos de valores y metas que han sido moldeados en el cristianismo y los consideramos tan universales, obvios y naturales como el aire que respiramos, que no analizamos cómo encajan dentro de las enseñanzas bíblicas. Hacemos lo mismo que los discípulos: ¿qué, pobreza de espíritu? Pero si hay que conquistar el reino, necesitamos personal superpoderoso, autosuficiente!
Esto es exactamente lo que Jesucristo no dice.
Pablo nos revela que por naturaleza somos rebeldes contra Dios (para nada autosuficientes y aprobados) (Romanos 3:10-12 como está escrito: no hay justo, ni aun uno; no hay quien entienda, no hay quien busque a Dios. Todos se desviaron, a una se hicieron inútiles; no hay quien haga lo bueno, no hay ni siquiera uno). ¿Cuál es el resultado?
Pablo lo escribe claramente: que toda boca se cierre y todo el mundo quede bajo el juicio de Dios. (Romanos 3:19 pero sabemos que todo lo que la ley dice, lo dice a los que están bajo la ley, para que toda boca se cierre y todo el mundo quede bajo el juicio de Dios; ya que por las obras de la ley ningún ser humano será justificado delante de él; porque por medio de la ley es el conocimiento del pecado).
Reconocer nuestra real condición delante de Dios es la raíz de la pobreza de espíritu: bancarrota total, deudores en Su corte. ¿Recuerdan a Nicodemo? …a menos que nazcas de nuevo no podrás ver el reino de los cielos…
¿Dónde aprender a vaciarse de autoconfianza, auto-importancia, auto-justicia?
Somos ágiles para dar a conocer a otros nuestros geniales pensamientos!
Pero el hombre pobre de espíritu es aquel que ha sido silenciado por Dios, y busca hablar solo lo que ha aprendido de Dios en humildad.
Es la forma más profunda de arrepentimiento.
¿Puedo ver mi pobreza espiritual delante de Dios? ¿Ver la autoconfianza, auto-promoción, etc., como lo que es? Si no es así, ¿cómo pertenecer al reino de los cielos? ¿cómo postrarse a los pies de Cristo?
Carácter confiesa necesidad. Ser de carácter es reconocer mi pobreza espiritual, una pordiosera delante de Dios.