Al entrar al poema de las bienaventuranzas, he aquí algunas observaciones generales:
- la palabra “bienaventuranza” es una transliteración gruesa del latín “beatus” y del griego “makarios.” Ambas, son a su vez transliteración de palabras antiguas cuya mejor traducción es “bendición.” Esto es importante. [Transliteración: representación de los signos de un sistema de escritura, mediante los signos de otro -DRAE. Por ejemplo beef steak en bistec, football en fútbol. Trans -a través de , más allá de- y de littera -letra].
Algunas traducciones modernas colocan la palabra “feliz, felicidad” en lugar de bendición. Es cierto que alguien bendito estará feliz; pero no es posible reducir bienaventuranza a felicidad. Ser “bendecido, bienaventurado” significa encontrar aprobación.
Salmos, por ejemplo, inicia con una bienaventuranza: bienaventurado el varón…
Salmo 32 inicia con dos: bienaventurado aquel cuya transgresión ha sido perdonada… bienaventurado el hombre a quien Jehová no culpa de iniquidad y en cuyo espíritu no hay engaño.
No hay mayor bendición que ser aprobado por Dios.
Hemos de preguntar ¿cuál es la bendición que buscamos?
Bendición, y su antónimo, maldición, son palabras íntimamente relacionadas al pacto de Dios con su pueblo (Deuteronomio 28:1-14; 15-68) la primera parte contiene todas las promesas de bendición en la obediencia al pacto mientras que la segunda parte registra las maldiciones y juicios de la desobediencia. En pocas palabras, ser benditos es tener comunión con Dios (Yo seré tu Dios y tú serás mi pueblo).
Si nos importa más la aprobación de Dios que la de seres incluso muy queridos, o de colegas influyentes, luego entonces las bienaventuranzas nos hablarán profundo y muy personal.
2. Noten que el tipo de bendición no es arbitraria. Lo prometido crece de modo natural a partir del carácter descrito. La bienaventuranza correlaciona con la condición.
3. Observen que dos de las bendiciones prometen la misma recompensa. (5:3 y 5:10)…porque de ellos es el reino de los cielos. Se trata de una herramienta de estilo llamada “inclusio”, empezar y terminar con la misma expresión. Es decir, todo el interior podría incluirse en un solo tema, en este caso el reino de los cielos.
4. Recordemos que el evangelio es una oferta de salvación: 1 Corintios 15:3-5. [Porque primeramente os he enseñado lo que asimismo recibí: que Cristo murió por nuestros pecados, conforme a las Escrituras, y que fue sepultado, y que resucitó al tercer día, conforme a las Escrituras]. He aquí el corazón del mensaje del evangelio: la redención, y la esencia de la redención es el sacrifico expiatorio de Cristo.
Cristo, su sacrificio expiatorio y penal. ¿Cómo se vive el evangelio? ¿Entendemos los componentes del evangelio? Servicio, misericordia, amor, perdón incondicional hacia los hombres… El fruto del Espíritu depende de la llenura del Espíritu, y a su vez, la llenura del Espíritu depende de que haya rendido mi vida a Cristo y de una vida inmersa en la Palabra de Dios. En pocas palabras, no vivir para una misma sino ser cristianos visibles a otros (no de la secreta, pues); además, no ver a los demás según la carne (cada uno es un potencial converso para el reino de los cielos).
Felicidad es hacer lo que Dios quiere, y querer lo que Dios hace. Quizás una prueba sencilla sea elaborar una lista de lo que consideramos vital para nuestra vida y carácter.
Las bienaventuranzas no se enfocan en lo que debemos hacer, sino en lo que hemos de ser.
Describen la bendición que reciben aquellos cuyas vidas muestran las marcas del reino de Dios. Jesucristo toma temas de los Salmos y de Isaías, aplicado a sus discípulos; el punto central es reflejar en qué consiste la vida que Dios aprueba, que Dios bendice. No se trata de inspiración repentina sino de exposición o aplicación y clarificación de la Escritura. ¿Por qué? Porque la enseñanza se había oscurecido.
Entrando en materia, recordemos el mensaje del primo Juan: “arrepentíos porque el reino de los cielos se ha acercado [está a la mano]”. Aquí, pero no todavía. Reino de Gracia ahora, nuevas criaturas bajo una esperanza, parte del reino de los cielos. Pero tenemos también el Reino de Gloria, en la consumación de todas las cosas. Mateo insiste una y otra vez en Jesucristo como Mesías, aquel de quien está escrito y hará tal y cual cosa.
Imaginen ahora las expectativas que tendrían los discípulos. Recordemos que el país está bajo el yugo romano, pobreza, hambre, enfermedades, son endémicas… ¿qué estarían pensando ese día, sentados alrededor del Mesías? Luego tenemos expectativas que podríamos calificar de peligrosas…
Y, en ese contexto, oír que “el reino de los cielos ha llegado!”
Los judíos creían que el Mesías liberaría del yugo de Roma, sería alguien de inmensa popularidad y tremendo cerebro político que armaría al pueblo y destruiría Roma, además de traer prosperidad ilimitada… (O sea que los discípulos se acaban de ganar los millones de la lotería, están al lado «del bueno»!). Vean la pregunta: ¿Quién se sentará a la derecha, quién a la izquierda? (¡días antes de la crucifixión!)
JC, con toda gentileza empieza a remover las expectativas. Abrió su boca y les enseñaba:
3“Bienaventurados los pobres en espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos.
4“Bienaventurados los que lloran, porque ellos serán consolados.
5“Bienaventurados los mansos, porque ellos recibirán la tierra por heredad.
6Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia, porque ellos serán saciados.
7Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia.
8Bienaventurados los de limpio corazón, porque ellos verán a Dios.
9Bienaventurados los pacificadores, porque ellos serán llamados hijos de Dios.
10Bienaventurados los que padecen persecución por causa de la justicia, porque de ellos es el reino de los cielos.
11Bienaventurados sois cuando por mi causa os vituperen y os persigan, y digan toda clase de mal contra vosotros, mintiendo. 12Gozaos y alegraos, porque vuestro galardón es grande en los cielos; porque así persiguieron a los profetas que fueron antes de vosotros.
En ocho simples frases, Jesús borra las expectativas de los discípulos (¿extranjeros y peregrinos, en lugar de héroes y conquistadores? ¿agenda espiritual en lugar de material? ¿qué es esto?).
Observen que Cristo no habla en términos futuros, y lo primero que establece es que no se trata de un reino basado en conquistas sino de un reino basado en el carácter de los súbditos y del Rey mismo. Un reino basado en el carácter de los siervos y del Rey mismo, no un reino basado en conquistas.
¿Quiénes somos? ¿Cuáles son nuestras expectativas? ¿Qué esperamos del cristianismo?
La única vida que Dios bendice es la que está marcada por sus valores.
Como creyentes, hay una gran diversidad: personalidad, intereses, estado social, capacidad intelectual. Sin embargo, de acuerdo al NT, pertenecemos a la misma comunidad [en familia se supone que nos tratamos como hermanos, lo cual por cultura no es natural, así que intentemos la palabra comunidad] y tenemos el mismo parecido básico. Eso son las bienaventuranzas.
Las primeras tres describen al creyente como pobre en espíritu, en duelo, humilde.
¿Cuál es el elemento común? Reconocimiento que ante la presencia de Dios somos lo que somos.
¿Quiénes somos delante de Dios?
El carácter es muy importante. Vemos y juzgamos a otros cada día: profesores, candidatos, padres, pastores y nos preguntamos si son gente de carácter. Pero si completamos el círculo, la pregunta central es esta: ¿Soy yo una persona de carácter?
¿Me veo en alguna de las estrofas del poema? ¿En alguna parte? Porque vaya si tenemos la tendencia a compararnos con otros. El punto es que como creyentes hemos de aprender a reflejar el carácter de Cristo, el carácter que el mismo Cristo enseña han de mostrar los ciudadanos del reino celestial, porque ahora somos ciudadanas de ese reino.
¿Raíz del carácter? ¿Cómo es que el carácter produce fruto?