…que el hombre esté solo; le haré una ayuda idónea (Génesis 2:18).
El verso no es una mera referencia al matrimonio. Es una referencia para todas las esferas de la vida, como mujeres creadas a imagen de Dios. Esferas como esposa, madre, hija, hermana, ama de casa, profesional, etc. desde el momento mismo de nuestro nuevo nacimiento en Cristo.
El plan divino es sencillo: el primer y más grande mandamiento es “amarás al Señor con todo tu corazón, alma y mente.” Y este llamado no tiene nada qué ver con el género. Todos [y todas] hemos de amarle y servirle así.
“Pero nosotros todos, con el rostro descubierto, contemplando como en un espejo la gloria del Señor, estamos siendo transformados en la misma imagen de gloria en gloria, como por el Señor, el Espíritu.” (2 Corintios 3:18).
Gracias a Dios por su palabra que es la que nos transforma, por tal razón debemos estar siempre expuestos a la palabra si queremos verdadera transformación
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