DIOS BUSCA UN SERVICIO GENUINO, DE CORAZON
Texto: Romanos 7:1-7
Idea central: La relación que teníamos con nuestros malos deseos y sentimientos ha sido completamente disuelta, el pecado ya no tiene forma de exigirnos que continuemos atados a él. Por tanto, sirvamos a Dios de corazón, como quienes no están en unión al pecado.
Lecciones particulares:
— La ley solamente puede reclamar derechos sobre una persona mientras ella vive (v.1).
- Mientras una pareja casada esté viva, ellos están atados el uno al otro (cf. v.6) por la ley (v.2a).
- Si uno de los dos muere, la ley pierde cualquier derecho a reclamar, por lo que no puede exigir que la relación se mantenga (vv.2b,3).
— Cuando estábamos en nuestra vieja naturaleza (la carne), el resultado de la ley era despertar nuestras malos deseos y sentimientos → ellos actuaban en nosotros y se expresaban en nuestras acciones físicas → el pecado consumado traía muerte (v.5).
— Nuestro problema no era simplemente corrupción… Por medio de la ley estábamos atados a nuestra vieja naturaleza, nuestros malos deseos y sentimientos. No solo carecíamos de la capacidad de romper con nuestra naturaleza pecaminosa, sino que tampoco teníamos el derecho de dejar de ser pecadores.
La ley exigía que permaneciésemos atados a la naturaleza pecadora, que permaneciésemos en el círculo de pecado-muerte.
¿Cómo recibiríamos el pago por nuestro pecado, la muerte, si dejamos de tener relación con el pecado? En apoyo a esta idea, nótese el uso de Pablo de la analogía: nosotros somos la esposa (vv.4,6), el nuevo marido es Jesús (v.4), y la ley nos ataba a nuestro viejo marido… (v.6); la anteposición a Jesús no es Satanás, sino el pecado. Adicionalmente, considerarlo de esta manera fluye de forma más natural al párrafo siguiente: la conclusión del párrafo actual debiera llevarnos a preguntar “Entonces, ¿es pecado, es mala, la ley?” (v.7).
— Dios, pues, ideó la solución:
- Por medio de Jesús, creó la forma de hacernos morir para libertarnos del derecho de la ley de exigir que continuáramos en unión al pecado (v.4a).
— De esta manera, somos libres para unirnos a Aquel que no nos dejó muertos, sino que nos resucitó de entre los muertos (v.4b).
- Todo esto con el fin de que podamos llevar fruto para Dios (v.4c).
— Por tanto, no tratemos de hacer el bien como antes, por obligación, como si nuestra unión verdadera real fuera con nuestros malos deseos y sentimientos. Antes bien, ¡hagamos el bien a partir de nuestra nueva realidad en unión al Espíritu! (v.6).
- Por medio de Jesús, creó la forma de hacernos morir para libertarnos del derecho de la ley de exigir que continuáramos en unión al pecado (v.4a).