Romanos 5.3

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BIBLIA 101: DIOS ES SOBERANO Y SU VOLUNTAD ES LEY

Texto: Romanos 9:14-18

Idea central: Dios tiene el derecho doble de decidir de quién tiene misericordia y de quién no: (1) nadie lo merece, y (2) es un regalo de su pertenencia. La forma en que Dios decide a quién salva y a quién no salva está diseñada para hacer brillar su gloria.

Lecciones particulares: Cuando Dios eligió a los suyos para salvación, lo único que tomó en cuenta fue su propia voluntad (vv.11,18). ¿Significa esto que Dios es injusto porque no toma nuestra opinión o nuestras obras en cuenta? ¿Significa que Él no es justo porque es arbitrario? (v.14a)

— ¡De ningún modo! (v.14b).
— Dios no es injusto porque no es un tema acerca de dar equitativamente a cada quien lo que merece, sino que es un tema de misericordia (vv.15,16,18). De entrada, todos hemos pecado (cf. Romanos 3:10-12) y, por tanto, ninguno merece el bien de parte de Dios (cf. Romanos 6:23). Todo el tema de la salvación ha sobrepasado el nivel de “simplemente justicia/equidad”… Si fuéramos a aplicar solamente justicia, la ira de Dios sería satisfecha en nosotros.

— Dios tiene el derecho de tener misericordia de quien Él quiera…Y Él ejerce ese derecho de acuerdo a su voluntad (vv.15,18). Si Él decide hacerle el bien a un grupo de personas que le han insultado, Él definitivamente tiene el derecho de elegir quiénes serán los recipientes. En cierto modo, esto puede compararse con el derecho que tenemos de elegir a qué mendigo dar limosna cuando caminamos en la calle.

— Dios no solo tiene el derecho de elegir de quién tiene misericordia…Él también tiene el derecho de elegir a quién Él endurece (vv.17,18). Ver nota más adelante (sorry por el largo).

— Todo esto significa que la decisión de quién será salvo no depende de si una persona
quiere ser salva o de los esfuerzos que pudiera hacer, sino pura y exclusivamente de la decisión de Dios de quién tiene misericordia (vv.16,18). Esto le sale al frente a ideas como el arminianismo, que sugieren que la libre decisión humana es pivotal para la salvación.

— Dios dirige toda su providencia (v.17a) y, en particular, decide de quién tener misericordia y a quién endurecer por una sencilla razón: para que su gloria y poder sean evidentes para todo el que observe (v.17b,c; cf. Éxodo 10:1; 11:9; Efesios 1:6).

Nota:
El tema de cómo sucede este endurecimiento es complejo y levanta muchas preguntas; en adición, es controversial y no es directamente tratado aquí, no creo que éste sea el lugar para una discusión amplia. Es importante notar la relación entre nuestra responsabilidad y la soberanía de Dios. El relato que se alude en el texto (v.17) es más ampliamente narrado en el Antiguo Testamento (Éxodo 3-14). En varias ocasiones se nos dice que Faraón endureció su propio corazón (Éxodo 7:13,14,22; 8:15,32; 9:7,35; 10:3; 13:15) y, al mismo tiempo, Dios dice que Él fue quien endureció el corazón de Faraón (Éxodo 4:21; 7:3; 9:12; 10:1,20,27; 11:10; 14:4,8,17).

Hay una serie de principios que deben tenerse en mente. En primer lugar, no hay pecado en Dios (Isaías 6:1-4; 1 Juan 3:3,5; 5:15; Santiago 1:17) y Él no tienta a nadie (Santiago 1:13,14). En segundo lugar, la soberanía de Dios no anula nuestra responsabilidad y cada uno de nosotros cosechará el fruto de su pecado y endurecimiento (Ezequiel 18:20). Por qué nosotros somos responsables a pesar de Dios ser soberano es el tema que se considerará en la siguiente lección (vv.19-26).

En cuanto a cómo sucede el proceso del endurecimiento, mi convicción personal -en breve- es la siguiente sin ánimo de ser dogmático. En primer lugar, este endurecimiento solo sucede en personas no regeneradas (Romanos 8:29,30; Filipenses 1:6); si alguien es endurecido es porque nunca conoció a Dios (Mateo 7:15-23; Hechos 13:15-17). Luego, el proceso es que esta persona es expuesta a la realidad de quién es Dios (Mateo 12:22-24), pero, en lugar de ser avivada por el Espíritu de Dios, Dios no interviene, sino que permite que siga sus propias inclinaciones pecaminosas (Isaías 6:8-10; Mateo 12:25-32; Romanos 1:18-23; Hechos 6:4-8). A medida que este proceso se repite una y otra vez, la persona desciende en una espiral de cada vez mayor esclavitud interna al pecado, lo cual se refleja en mayor gobierno del pecado en su vida diaria (Romanos 1:24-32; Santiago 1:15); esto puede reflejarse como desenfreno, pero también puede ser más sutil, mostrándose en diferentes formas de orgullo. Entiendo que, ya que la consciencia está más despierta inicialmente y las ataduras del pecado son menores, Dios considera que esas decisiones iniciales confieren al hombre mayor responsabilidad que las últimas. Esta opinión surge de la observación de que, en el caso de Faraón, el “endurecimiento del corazón” es atribuido a Faraón con mayor frecuencia al inicio del proceso (7 atribuciones en Éxodo 7-9 y solo 2 en Éxodo 10-14), mientras que es atribuido a Dios con mayor frecuencia al final del proceso (solo 3 atribuciones en Éxodo 4-9 y 7 en Éxodo 10-14).

Eventualmente (y el periodo de tiempo no está definido, sino que depende de la voluntad de Dios), esta persona alcanza un punto de no retorno, en el que ha rechazado a Dios con suficiente intensidad como para que (desde el punto de vista humano) Él decida que definitivamente no hará esfuerzos por reavivar esta persona, sino que la entregará a los deseos que ella tanta prioridad le dio (Deuteronomio 29:18-21; Mateo 12:30-33; Marcos 3:28,29; Lucas 11:24-26; Hechos 6:4-8; 12:15-17; 1 Juan 5:16). Desde el punto de vista divino, a quiénes Dios mostraría inmerecida misericordia y a quiénes no lo haría fue decidido por Él en el “puro afecto de su voluntad”, desde antes de la fundación del mundo (Efesios 1:4-6; Romanos 9:22,23).

Preguntas de introspección:

¿Quién reina, realmente, en tu corazón? ¿Has considerado las implicaciones de lo que significa que Dios existe? ¿Recuerdas el testimonio de la Creación (Romanos 1:20) sobre la realidad del Dios Creador? ¿Aprecias las implicaciones de la infinita distancia entre el Creador y nosotros, criaturas?

¿Cómo lidias con la rebeldía natural que se levanta en tu corazón al ver temas como este? ¿A qué respuestas bíblicas debiera llevarte esta realidad en tu corazón? ¿En qué manera nos ayuda esto a tener una relación con Dios más bíblica?

¿En qué formas afecta esto tu vida diaria, tanto a nivel vertical como horizontal? ¿Qué te dice esto acerca de la importancia objetiva (recuerda, lo que define lo objetivo es la opinión de Dios) de la gloria de Dios? ¿Cómo moldea esto la forma en que oímos frases como “fuimos creados para la gloria de Dios”, debemos “vivir para la gloria de Dios”?

Historia sugerida: Parábola de los obreros de la viña (Mateo 20:1-15).

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