EL CAMINO DEL GUERRERO 2: ESTILO DE VIDA
Texto: Romanos 12:11-13
Idea central: El camino del guerrero es un estilo de vida, no un evento, y se expresa en una vida agradecida y diligente, que depende de Dios y encuentra su alegría en Él, y que piensa en los demás primero.
Lecciones particulares: El camino de la lucha por ser dignos del Señor (cf. Colosenses 1:10) es el camino del amor. ¿Cómo puedo andar de esta manera en mi vida diaria?
- Haciendo todo con diligencia y alegría, sabiendo que es parte de tu entrega a Dios.
— Sé diligente en todo cuanto sea tu responsabilidad (v.11a; cf. Colosenses 4:5). Esto aplica en todas las diferentes esferas en las que te desenvuelves –adoración, familia, hogar, iglesia, trabajo, actividades paralaborales…
— Todo lo que hagas, hazlo de corazón (v.11b; cf. Col. 3:23-25). En otras palabras, aprende a amar lo que haces y a hacer las cosas con un espíritu agradecido, contento.
— Todo lo que hagas, hazlo como para el Señor (v.11c; cf. Col. 3:17). Sea que estés en la iglesia, o sea que estés en tu trabajo, hazlo todo no para tu gloria, sino teniendo a Dios en mente, buscando hacer el bien a los que te rodean.
- Poniendo tu alegría en Dios y su promesa, y encontrando fuerza en tu relación con Él.
— Interpreta todo lo que sucede en tu vida a la luz de la esperanza que tienes en Jesús (v.12a; Colosenses 3:1-4; Filipenses 4:4): ¡no definas tu alegría en función de las cosas de este mundo!
— En medio del dolor, recuerda tu esperanza y que, por negro que esté el horizonte, el Sol prometido un día saldrá (v.12b; cf. Col. 1:10-12): ¡no desmayes, no te rindas, no regreses a tus viejos hábitos!
— Evita depender de ti mismo y, más bien, persevera en mantener una conversación abierta con Dios, tu Padre, en todo tiempo, dándole gracias por sus bendiciones y pidiendo su guía y ayuda en todo (v.12c; cf. Colosenses 4:2; Filipenses 4:6,7).
- Manejando tus posesiones no para ti mismo, sino para el bien y alivio de los demás.
— Permite que tu amor se refleje en cómo usas tu dinero, usando sabiduría para aliviar las necesidades del resto del cuerpo de Cristo (v.13a; Filipenses 4:5,10-19). Evita excusas y no malgastes tu dinero en las cosas de este mundo: modifica tus gustos para que tu alegría sea ayudar a otros.
— Practica la hospitalidad (v.13b; Mateo 10:40-42), en carácter y práctica, en lo pequeño y lo grande.
Nota: Aunque pudiera argumentarse que estas direcciones son dadas en el contexto de la vida eclesiástica, entiendo que el hijo de Dios tiene un carácter nuevo, una naturaleza nueva, y no, simplemente, una forma nueva de comportarse en la iglesia sino en todo sitio donde se desenvuelva (Romanos 6, 8; Efesios 4:20-24; y muchos otros).
Preguntas de introspección:
¿Qué define tu vida, la comodidad en tus viejos hábitos o la lucha por ser hijo de Dios? (Efesios 5:1,2) ¿Cómo es tu servicio en los diferentes aspectos de tu vida? ¿Eres diligente en llevar a cabo tus responsabilidades, o eres perezoso y lo haces todo al último minuto? ¿Haces las cosas con excelencia, encontrando deleite en ellas, o las haces como un asalariado, para cumplir? ¿Haces las cosas teniendo a Dios en mente, o las haces para tu propia gloria y para tus dioses?
¿Dónde está tu alegría en el día a día? ¿Qué es lo que te motiva a vivir y trabajar? ¿Dónde está tu placer y qué es lo que te trae alegría cuando estás cansado? ¿Dónde encuentras fuerzas para continuar? ¿Qué tanto tiempo pasas hablando con Dios, compartiéndole tus alegrías y penas? ¿Qué revela tu presupuesto y/o patrón de gastos? ¿Vives, realmente, pensando en el bien ajeno y no, primariamente, en ti mismo y tus gustos? ¿En qué formas puedes practicar la hospitalidad en los ambientes en que te desenvuelves?
Historia sugerida: Historia de la vida de José (Génesis 37:25-28; 39:1-6,17-23; 41:33-44,53-57; 45:1-8).
excelente gracias !!!!
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