Solamente él,
el Dador de la Vida.
Vana sabiduría tenía yo,
¿acaso alguien no lo sabía?
¿Acaso alguien no?
No tenía yo contento al lado de la gente.
Realidades preciosas haces llover,
de ti proviene tu felicidad,
¡Dador de la Vida!
Olorosas flores, flores preciosas,
con ansia yo las deseaba,
vana sabiduría tenía yo…
Netzahualcóyotl
(México, 1402-1472)
Traducción del náhuatl al español
de Miguel León Portilla.