Quiso nacer en las casas
de los hombres, por amor;
los hombres estaban ciegos
y le dijeron que no.
Recorrió todas las puertas,
pero ninguna se abrió;
los techos, también cerrados,
no tenían compasión.
Señor:
en un establo es mejor.
Llamó con mano cansada
a la puerta del mesón,
pero allí no había sitio
para que naciera Dios.
Recorrió todo Belén
sin hallar un corazón
que le hiciera un lugarcito
para nacer por amor.
Señor:
en un establo es mejor.
Pero las bestias humildes
reconocieron su voz,
y en el establo le dieron
abrigo y consolación.
Y entre el buey agradecido
y el asno lleno de amor,
para salvar a los hombres
pudo nacer el Señor.
Señor:
en un establo es mejor.
Francisco L. Bernárdez
Argentina (1900-1978)