Apuntes a Jueces, 1:1-10

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Jueces puede resumirse en la siguiente estructura:

  1. La falla de la segunda generación (Cap. 1:1 a 3:6).
  2. La salvación de un Dios longánime (Cap. 3:7 a 16:31).
  3. La confusión de un pueblo depravado (Cap. 17 al 21).

Parte I. La falla de la segunda generación

¿Es Jueces un libro sobre geografía antigua? Vaya catálogo de geografía que tenemos aquí! Luego pensamos en ir “mejor al evangelio de Juan”, pero no, veamos qué enseñanza nos trae Dios en este conglomerado de lugares y caminos.

1Después de la muerte de Josué, los hijos de Israel consultaron al Señor, diciendo” ¿Quién de nosotros subirá primero contra los cananeos para pelear contra ellos? 

El capítulo 1 relata sucesos de 9 de las tribus de Israel. La atención principal recae sobre Judá (v.2) pues Dios dice que serán los primeros en completar la conquista:

2Y el SEÑOR respondió:Judá subirá; he aquí, yo he entregado el país en sus manos.

Casi de inmediato, Judá falla.

3Entonces Judá dijo a su hermano Simeón: Sube conmigo al territorio que me ha tocado, para que peleemos contra los cananeos; yo también iré contigo al territorio que te ha tocado. Y Simeón fue con él.

Sentido común de lo militar, pero falta de fe en lo espiritual. Dios dice “Judá subirá” pero Judá obedece a medias, van, pero apoyados uno con el otro. Discípulos a medias. Y observen que en el v.1 habían consultado directamente al Señor:

Después de la muerte de Josué, los hijos de Israel consultaron al SEÑOR, diciendo: ¿Quién de nosotros subirá primero contra los cananeos para pelear contra ellos?

Con todo, habiendo ido como se les dijo, “El Señor entregó en sus manos a los cananeos y a los ferezeos, y derrotaron a diez mil hombres en Bezec.” (v.4).

Asuntos preliminares

  1. Recordar que Jueces Cap.1 trata sobre el segundo movimiento de la conquista de Canaán. Enfatiza el proceso de “poseer” la tierra, donde las diferentes tribus se repartieran y asentarían en sus territorios.
  2. Para muchos, este libro pone sobre la mesa el llamado problema moral de la conquista. ¿Cómo es posible que los israelitas hayan hecho semejante carnicería de inocentes canaanitas, apoderarse de la tierra -y todo, supuestamente, por mandato del Señor Jehová!? La conquista fue terrible. Ahora bien, quienes lamentan el fin de los pobres canaanitas carecen de la perspectiva bíblica, olvidan un hecho esencial: los canaanitas no eran inocentes. Moisés fue enfático en ello; humilló a Israel al insistir que Jehová no les entregaba Canaán porque ellos fuesen piadositos sino porque los canaanitas eran groseramente malvados e idólatras recalcitrantes (Deuteronomio 9:4-6; Levítico 18:6-30 y Deuteronomio 18:9-14). 
  3. La conquista fue un acto de justicia, la justicia de Jehová. Israel fue tan solo el instrumento de Su justo juicio sobre un pueblo corrupto y perverso. Ninguna conquista es paladeable, la Biblia no insiste en ello sino en la justicia. De todos modos, cualquiera de nosotras que se inunda de violencia en películas de cine y TV, por definición ha abandonado cualquier derecho a tirar piedras contra la conquista bíblica.

Es este sentido, observen la respuesta de uno de los canaanitas principales:

5Hallaron a Adoni- bezec en Bezec y pelearon contra él, y derrotaron a los cananeos y a los ferezeos.

6Huyó Adoni- bezec [el señor de Bezec], pero lo persiguieron, lo prendieron y le cortaron los pulgares de las manos y de los pies.

7Y Adoni- bezec dijo: Setenta reyes, con los pulgares de sus manos y de sus pies cortados, recogían migajas debajo de mi mesa; como yo he hecho, así me ha pagado Dios. Lo llevaron a Jerusalén, y allí murió.

8Y pelearon los hijos de Judá contra Jerusalén y la tomaron, la pasaron a filo de espada y prendieron fuego a la ciudad. 9Después descendieron los hijos de Judá a pelear contra los cananeos que vivían en la región montañosa, en el Neguev y en las tierras bajas. 10Y Judá marchó contra los cananeos que habitaron en Hebrón (antes Quiriat-arba); e hirieron a Sesai, a Ahimán y a Talmai.

¡Adoni-Bezec reconoce la justicia del juicio sobre él! A través de la Historia, Dios concede a la gente experimentar las consecuencias de la vida que han escogido (Salmo 64:3-4, 7-8; Romanos 1:21-32).

Veamos la estructura de 1:1 a 2:5 para obtener una visión global de cómo se desarrolla y se mantiene la unión del material, pues, contrario a lo que parece, la sección no es una simple apilación o amontonamiento de cosas sino una cuidadosa y ordenada pila de cosas:

Guía y seguridad del Señor, (1:1b-2)

Exitos de Judá (1:3-21)

Esfuerzo tribal conjunto (1:3-7)  (Bezek)

Asalto sobre Jerusalén (1:8)

Contra los canaanitas (1:9-18): En las montañas (1:10-15). En el Neguev (1:16-17). En la costa (1:18) (Sefela)

Resumen (1:19-21) (Presencia del Señor, 19a)

Fallas del norte (1:22-36)

Exito inicial (1:22-26): Esfuerzo tribal conjunto (Bethel) (Presencia del Señor, v.22)

Conquista incompleta: Canaanitas entre Israel (1:27-30) (Manasés, Efraín, Zabulón). Israel entre canaanitas (1:31-33) (Aser, Neftalí)

Conquista en reversa (1:34-36) (Dan)

Acusación y amenaza de Jehová (2:1-5)

Revisión del pacto de gracia (1:21): “Yo os traje… Yo os dije…”

Afirmación de las estipulaciones del pacto (2:2a): “Pero tú…”

Acusación de transgresión del pacto (2:2b)

Anuncio de juicios del pacto (2:3)

Respuesta del pueblo (2:4-5)

Algunas observaciones sobre la estructura: (1) la apertura (1:1b-2) se contrasta con la acusación y amenaza (2:1-5). (2) las dos secciones generales del capítulo son agudo contraste por igual: los éxitos de Judá encuentran su antítesis en las fallas del norte.  (3) Las versos sobre las fallas dan un pormenor paso a paso del descenso que nos llevará a entender la dirección hacia abajo de la suerte de estas tribus del norte. (4) en el material sobre Judá, el verso 9 parece mantener la pista estructural para los versos 10-18, ya que especifica tres áreas de combate.

Escuchemos ahora los testigos.

  1. Lo primero que salta a la vista es la divina suficiencia 1:1-21. Israel y/o Judá reciben direcciones divinas (v.1-2a) y seguridad (2b), experimentan el poder divino (v.4) y Su presencia (v.19a). Es bajo esta luz que leemos de analizar “los éxitos de Judá”: victorias en Bezek (v.4-7), Jerusalén (v.8), Hebrón (v.10), Debir (v.11-15), Sefat/Horma (v.17), y los pueblos de la planicie costera (v.18-19).

¿En qué se muestra la suficiencia divina? Se muestra a sí misma en momentos de crisis histórica. No olvidemos la primera cláusula del libro, que pudiera traducirse como “He aquí lo que sucedió a la muerte de Josué.” ¿Se han dado cuenta cómo empiezan las nuevas eras del pueblo de Israel? ¿Con la muerte de los siervos terrenales de Dios?

Exodo inicia con la muerte de José.

Josué inicia con la muerte de Moisés.

Jueces inicia con la muerte de Josué.

1 Reyes inicia con la muerte de David.

Sin embargo no hay colapso del reino de Dios, ni siquiera cuando el Seol se lleva los siervos más útiles como Josué. Es el testimonio de Jueces Cap.1. El Señor respondió (v.2), entregó a cananeos y ferezeos (v.4), entregó la región montañosa (v.19). El punto es crucial: nuestra ayuda reside en el nombre del Señor, no en el nombre de nuestro héroe cristiano favorito. Incluso cuando el Señor “se aleja”, es conveniente para su iglesia.

Juan 16:7 Pero yo os digo la verdad: os conviene que yo me vaya; porque si no me voy, el Consolador no vendrá a vosotros; pero si me voy, os lo enviaré.

La divina suficiencia también aparece cuando el pueblo de Dios opera en unidad de cuerpo. “Judá fue con Simeón su hermano…” (v.3). Cuando los hijos de José -muy probablemente Efraín y Manasés actuando en concierto- acosaron Bethel (v.22), “el Señor estaba con ellos.” Cada vez que Israel actuó en unidad tribal Dios concedió la victoria. Ahora bien, invitar a su hermano Simeón (v.3), militarmente tiene sentido común, pero espiritualmente revela falta de fe. Fueron, pero no iban solos. Discípulos a medio talle.

¿Y qué? -se preguntarán. No debieran, pues es obvio que la unidad resalta en el contexto. Observen que a lo largo del libro se va notando el tema de la fragmentación de Israel, la pérdida progresiva de unidad y con ella la suerte de Israel. Los apuntes del escritor de Jueces no son sentimentales, los pone bien significativos: cuando el pueblo de Dios se ayuda uno a otro, reciben ayuda de Jehová. Y no hay que ir muy lejos para ver la aplicación:

Efesios 3:17-18 …arraigados y cimentados en amor, seáis capaces de comprender con todos los santos cuál es la anchura, la longitud, la altura y la profundidad, y de conocer el amor de Cristo que sobrepasa el conocimiento, para que seáis llenos hasta la medida de toda la plenitud de Dios.

Comprender lo ilimitado del amor de Cristo por nosotros no es algo que se obtiene en “feliz aislamiento.» Solo puede empezar a comprenderse ¡con todos los santos! Unidad y comunión no son ideas bonitas de cristianos débiles. Son condición esencial para experimentar la fortaleza de nuestro Dios. Nuestra falta de fe en Su fuerza es lo que nos impide disfrutar las bendiciones o adorar a Dios de todo corazón. Luego nos apoyamos en nosotras mismas y caminamos con Dios según nuestros cálculos, en lugar de confiar y obedecer. Esto es discipulado a medias, y Jueces enseña que conduce a cero obediencia. 

Marcas únicas de este capítulo son la inclusión de interesantes pequeños episodios relacionados con los asentamientos y conflictos tribales. Me hace pensar que cuando Dios muestra Su suficiencia, lo hace con todo detalle. Las mini-narrativas introducen motivos que recurren en el resto del libro:

1) 1:4-7 La historia de Adoni-Bezek. Imagen negativa de reyes canaanitas. Retribución. Cusán-risataim, Eglon, Jabin (Gedeón, Abimelec).

2) 1:11-15 La historia de Acsa. La mujer con iniciativa, quien ejerce poder sobre los hombres. Débora, Jael, la “ cierta mujer” de la fortaleza que mata a Abimelec, Dalila.

3) 1:22-26 La captura de Betel. Conquista por medios desviados. Ehud, Jael, (Gedeón), Dalila (Sansón), la conquista de Guibeá.

Si pudiéramos entrevistar a Adoni-Bezek (AB), testificaría que el Dios de Israel obra en justicia (1:4-7). Luego de su retiro forzoso de la vida militar e incluso de la vida (pues murió, v.7b), Adoni filosofó: ”70 reyes… como yo he hecho, así me ha pagado Dios”.

El tamaño de la fuerza del enemigo, 10,000 hombres, subraya la importancia de la victoria. Pudiera ser que AB estuviera encargado de la defensa de Jerusalén y por tanto conducía una fuerza mayor para una área tan pequeña; el v.7 indica que su influencia era grande y explicaría (al menos en parte) por qué se incluye la narración (la batalla contra este rey forma parte de la batalla por Jerusalén) y por qué luego es llevado a Jerusalén y muere allá. También explicaría por qué Judá buscó la ayuda de Simeón para la campaña: dado el tamaño y la importancia estratégica de Jerusalén cabría esperar una gran fuerza enemiga.

El curso del conflicto sigue un patrón conocido:

  1. nota breve sobre la batalla
  2. nota breve del resultado (típicamente en términos de huida/derrota de un lado)
  3. mención de las bajas (típicamente muchas) sufridas por el lado derrotado
  4. recuento de la muerte de una o más personas de importancia del lado derrotado.

Así, Judá y Simeón “encuentran” a AB y se libra batalla en Bezek. Este huye, al igual que Sísara en 4:15, es capturado, castigado y llevado a Jerusalén, donde muere. Jerusalén resiste un poco más pero cae eventualmente y es arrasada (v.8). Estos son los hechos básicos. 

Ahora bien, Jueces no es mera descripción de violencia, sino de violencia interpretada. 

El reto no es si podemos identificarnos con la violencia, más bien es si podemos identificar la teología que la enmarca y la interpreta.

El discurso atribuido a AB (v.7) abre una perspectiva definida de todo el episodio. El general es condenado por su propia boca como un tirano sudista quien recibe tratamiento exactamente como se merece (estricta justicia retributiva), y su castigo se atribuye directamente a Dios. Observen que AB habla de Dios, no de Jehová, acorde con su limitado entendimiento. Dentro de la narrativa, la función del discurso es ofrecernos una apología (en sentido técnico) de lo que es un castigo grosero (cualquiera diría fue torturado).

Pero hay algo más.

AB es el primer canaanita líder que encontramos en Jueces. Representa la clase de regímenes canaanitas que Dios expulsa mediante los israelitas (instrumentos de Su justo juicio). La mini-narración abre una ventana de lo que era la cultura canaanita, cuyo tiempo final había llegado (Génesis 15:16 Y en la cuarta generación ellos regresarán acá, porque hasta entonces no habrá llegado a su colmo la iniquidad de los amorreos).

¿Qué acerca de los habitantes de Jerusalén, muchos de ellos seguramente víctimas de este AB? Momento, no hemos estudiado todo lo concerniente al tema, hay otras perspectivas más adelante (capítulos 2,3), y todo ha de leerse a la luz del contexto provisto desde Génesis hasta Josué.

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