Apuntes a Jueces, 3:7-11

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Parte II. La salvación de un Dios longánime

LONGANIMIDAD: (Del lat. longanimĭtas, -ātis).

1. f. Grandeza y constancia de ánimo en las adversidades. 2. f. Benignidad, clemencia, generosidad.

DR Davis propone que la sección desde 3:7 hasta el capítulo 16:31 se denomine “La Salvación de un Dios longánime.” Como el texto contiene muchas unidades pequeñas pudiera no contemplarse el eje central que transcurre a todo lo largo:

La salvación de un Dios de larga paciencia, longánime, 3:7-16:31

El paradigma de salvación provista por Jehová, 3:7-11 (Otoniel).

El entusiasmo de la salvación de Jehová, 3:12-5:31 (Ehud y Débora).

La debilidad de la salvación de Jehová, 6:1-8:32 (Gedeón).

La antítesis de la salvación de Jehová, 8:33-9:57 (Abimelec).

La extrañeza de la salvación de Jehová, 10:1-16:31 (Jefté y Sansón).

Las palabras ‘v.7 Y los hijos de Israel hicieron lo malo ante los ojos del SEÑOR’ introduce la carrera de Otoniel como el primer juez-salvador, así como la de Gedeón en 6:1. La misma frase, ligeramente distinta (los israelitas continuaron haciendo lo malo…), introduce las carreras de Ehud (Aod en LBLA), Barak, Jefté y Sansón  en 3:12, 4:1, 10:6 y 13:1, respectivamente. Tal parece que la función es dividir el cuerpo principal en 6 narraciones mayores.

Hay una serie de pequeñas figuras, referidas muy brevemente, de las cuales se dice que salvaron y/o juzgaron también a Israel:

3:31

Después de Aod vino Samgar…

10:1

Después de Abimelec se levantó Tola

10:3

Después de Tola, Jair galaadita

12:8

Después de Jefté, Ibzán de Belén… juzgó

12:11

Después de él, Elón zabulonita… juzgó

12:13

Después de Elón, Abdón… juzgó

Pero no se trata de una simple antología de historias de jueces y/o resumen de noticias, sino de una larga y compleja narración. Tiene una estructura en episodios con un eje lineal subyacente (¡cual telenovela!).

Paradigma de salvación 

Mi hermano mayor y yo solíamos jugar partidas de ajedrez cuando éramos adolescentes: quien perdiera temía que lavar una pila de vasos, platos, cubiertos, ollas y vasijas, imaginen, éramos 9 a la mesa… Jugar ajedrez no es tan sencillo como parece, las primeras veces es más bien como un esfuerzo pionero, donde uno es la ignorante que más o menos va aprendiendo a mover las piezas. Jueces 3:7-11 es algo similar: un ejemplo inicial del proceso que vimos antes en 2:11-23, observen que con un mínimo de detalle 3:7-11 le pone algo de carne histórica al hueso teológico de 2:11-13 hasta 3:6.

Veamos el patrón.

Infidelidad de Israel e ira de Jehová (v.7-8)

v.7 Y los hijos de Israel hicieron lo malo ante los ojos del SEÑOR, y olvidaron al SEÑOR su Dios, y sirvieron a los baales y a las imágenes de Asera.

v.8 Entonces se encendió la ira del SEÑOR contra Israel, y los vendió en manos de Cusán- risataim, rey de Mesopotamia; y los hijos de Israel sirvieron a Cusán- risataim por ocho años.

Primero encontramos la infidelidad del pueblo y la ira del Señor. ¿Se acuerdan de 2:13-14Y dejaron al SEÑOR y sirvieron a Baal y a Astarot. Y se encendió la ira del SEÑOR contra Israel, y los entregó en manos de salteadores que los saquearon; y los vendió en mano de sus enemigos de alrededor, y ya no pudieron hacer frente a sus enemigos.

La secuencia no es un episodio natural de “causa-efecto” sino más bien efluvios del calor que desprende la ira de Jehová. Estamos tan acostumbradas a la visión secularizada -no reveladora- de la Historia, la cual coloca eventos como resultantes de diversas causas observables, condiciones y factores, y, paradójicamente, estamos tan familiarizadas con las historias bíblicas que no reconocemos cuán extraña es la historia bíblica (profética). No un proceso natural sino ira sobrenatural abrasadora que explica la esclavitud de Israel. 

Jehová es el Dios que hace y ordena la Historia.

El cristianismo es la más histórica de las religiones. El mundo fue creado en el tiempo. El hombre cayó luego en pecado. A través de un largo proceso documentado en los Libros Históricos de la Biblia con datos y sitios precisos, Dios preparó la venida de nuestro Salvador. El nació, vivió, murió y resucitó históricamente. Pensar que no podemos entender o hacer entender a nuestros hijos Historia es negar nuestra capacidad de entender la Escritura y los hechos de Dios revelados en ella. Hemos de ayudar a nuestros hijos a entender la obra de Dios en la Historia. 

Pero hay algo más, 

Historia tiene que ver con los hechos de los hombres en obediencia o desobediencia a Dios. Hemos de ayudar a nuestros hijos a que entiendan por qué los hombres actúan como lo hacen y ayudarlos a criticar los hechos del hombre a la luz de la Palabra de Dios. 

El que un niño no tenga desarrollado su sentido histórico descubre la importancia de la necesidad de enseñarle y cultivar dicho espíritu. Bajo el estándar bíblico los “Grandes Hombres de la Historia” no son tales, todo hombre, excepto Jesús, es pecador y necio. Hemos de enseñar a nuestro hijos a reconocer tanto lo bueno como lo malo de las acciones humanas. 

Conectado a este enfoque crítico hemos de enseñar que el mundo actual no es la culminación de épocas pasadas; reconocer la misericordia y larga paciencia de Dios al preservar este mundo y bendecirlo con tantas cosas buenas; reconocer las contribuciones cristianas a la cultura (hospitales, hospicios, escuelas, etc); reconocer por igual la contribución de la rebelión y el orgullo humano a la civilización moderna y posterior.

Y conectado con todo lo anterior hemos de aprender a no enfatizar el desarrollo tecnológico humano como la clave de la Historia. Avances técnicos pudieran estar acompañados de decadencia espiritual (y de memoria, por ejemplo con los teléfonos de hoy).

Salmo 90:11 ¿Quién conoce el poder de tu ira, y tu furor conforme al temor que se te debe?

Salmo 76:7  Tú, sólo tú, has de ser temido; ¿y quién podrá estar en pie en tu presencia en el momento de tu ira?

Pero incluso aquí, en la ira de Dios, hay esperanza para Israel, porque Su ira revela que no permitirá que Israel sirva a Baal como si nada pasara. Su ira es el calor de su celoso amor mediante el cual rehusa dejar ir a Su pueblo; rechaza permitir que Su pueblo permanezca cómodo en el pecado. Servir a Cusán-risataim pudiera parecernos cero salvación, y ciertamente no es salvación, pero si reduce nuestro agarre de Baal pudiera ser el principio de una salvación.

Confesemos que la ira de Dios es una buena mala noticia.

Revela que el Dios del pacto está dispuesto a cumplir Su parte: no permitirá que Israel se acurruque en su infidelidad. El amor celoso los persigue en su iniquidad y hasta les inflige miseria para despertarlos.

Ciertamente la ira de Dios no es ir de paseo al campo, pero pudiera ser el único signo de esperanza para el pueblo de Dios, incluso aunque éste no se percate del hecho.

Gemir de Israel y el Salvador del Señor

Segundo, escuchamos el clamor:

v.9 Cuando los hijos de Israel clamaron al SEÑOR, el SEÑOR levantó un libertador a los hijos de Israel para que los librara, a Otoniel, hijo de Cenaz, hermano menor de Caleb.

¿En qué consistió el clamor? No, no implica necesariamente conversión ni arrepentimiento. El uso más bien indica solicitud de ayuda (frecuentemente dirigida al Señor) producto de malestar profundo o por circunstancias insoportables; ocasionalmente implica un clamor dirigido a nadie en particular. Esto es muy importante, significa que cuando dice ‘Jehová levantó un libertador’ no se trata de una divina reacción al arrepentimiento de Israel. En todo caso estaría respondiendo a su miseria más que a su tristeza, a su dolor más que a su penitencia. 

¿Notamos el abismo de profundidad de la misericordia de Dios aun por un pueblo pecaminoso?

El problema es que no vemos esto, y como ya sabemos la verdad teológica nos quedamos muy campantes… No ver, no sentir, no deleitarnos en el milagro de la propia naturaleza de Dios…

El opresor de Israel y el poder de Jehová

Tercero, el siguiente verso coloca cara a cara el opresor y el poder de Dios.

v.10 Y vino sobre él el Espíritu del SEÑOR, y juzgó a Israel. Cuando salió a la guerra, el SEÑOR entregó en su mano a Cusán- risataim, rey de Mesopotamia, y su poder prevaleció sobre Cusán- risataim.

El énfasis es el poder de Dios vía el Espíritu que desciende sobre Otoniel. El ‘Espíritu de Jehová’ es quien da poder y equipa a Otoniel. La salvación proviene del Señor (Jonás 2:9 mas yo con voz de acción de gracias te ofreceré sacrificios. Lo que prometí, pagaré. La salvación es del SEÑOR).

Nadie sabe exactamente qué hacer con el nombre de Cusán-risataim, en hebreo significa “Cusán el de doble maldad”, un comentarista opina que el escritor de Jueces se divierte: Cusán-risataim rima con Aram-naharaim (su reino en Mesopotamia), ‘Cusán el de doble maldad de Aram la de los dos ríos’ (doble maldad de doble río, un nombre derogatorio, burlador).

Ahora bien, v.8 dice que ‘Jehová los vendió en manos de Cusán-ristaim’ mientras que el v.10 dice ‘Jehová entregó a CR… en manos de Otoniel.’ Tenemos aquí una pincelada de cómo obra Dios, de cómo El es Señor de la Historia. Cuando el pueblo es infiel, levanta un instrumento de Su ira para abatirlos; pero cuando llega el tiempo de que el instrumento sea demasiado grande, cuando el instrumento se engaña a sí mismo pensando que él es señor y no vasallo del gran Rey, Jehová abate el instrumento que rechaza ser un instrumento.

Jeremías 27 es ejemplo de este patrón. Los reyes de Edom, Moab, Tiro y Sidón vienen a conferenciar con Sedequías rey de Judá. Aparentemente es una Cumbre Financiera. Pero la pregunta oculta es ¿Se unirá Judá a la campaña contra Nabucodonosor de Babilonia?

Imaginen la escena: luego de buena comida y buenos vinos, en consenso, los distintos dignatarios emergen en la escalinata del palacio, listos para la rueda de prensa de rigor, todos serios, solemnes, evasivos, con respuestas inocuas a las preguntas de reporteros y periodistas. De repente aparece Jeremías con estos ridículos yugos y coyundas alrededor del cuello… en el silencio resultante, esta extraña criatura anuncia Palabra de Jehová:

Jeremías 27:5-7 «Yo hice la tierra, los hombres y los animales que están sobre la faz de la tierra con mi gran poder y con mi brazo extendido, y la doy a quien me place.» 6Y ahora yo he puesto todas estas tierras en manos de mi siervo Nabucodonosor, rey de Babilonia, siervo mío, y también las bestias del campo le he dado para que le sirvan. 7«Y todas las naciones le servirán a él, a su hijo, y al hijo de su hijo, hasta que llegue también la hora a su propia tierra; entonces muchas naciones y grandes reyes lo harán su siervo.”

Mírenlo ahí. Hasta que llegue también la hora a su propia tierra, cuando ese reino sea abatido por su arrogancia y opresión (Jeremías 50:29-38). No importa si es Cusán-risataim, o Asiria (Isaías 10:5-34), o Babilonia (Jeremías 27, 50, 51; Habacuc 2). Ellos, así como la Iglesia, están bajo el soberano control de Dios. Nadie usa los pantalones políticos de la Historia a menos que Dios lo disponga. Y si comienza a envanecerse o hacerse el loco en dichos pantalones, alas ‘la hora también llegará a su tierra.’ Cusán o Nabucodonosor, no importa, son testigos de la misma verdad: Jehová, Dios del pequeño Israel, es Señor de la Historia. No solo ‘mis tiempos’ (Salmo 31:15 En tu mano están mis años; líbrame de la mano de mis enemigos, y de los que me persiguen) sino los tiempos de la Historia están en manos de Dios. Grande consuelo para la Iglesia.

[NOTA: Sobre la palabra ‘juez, juzgar’ hay incertidumbre sobre el significado exacto; en el v.10 parece consistir en asegurar justicia para Israel, restaurar sus derechos y liberación de su opresor. La introducción en 2:16-19 sugiere que además de liberación los jueces ejercían alguna clase de liderazgo espiritual e influencia para mantener a Israel fiel al Señor, como Samuel hizo después; en cualquier caso el uso bíblico de ‘juez’ y el uso en los tiempos antiguos indican una connotación amplia, de regular, gobernar, dirigir, no como llega a nuestras mentes de hoy].

Oportunidad de Israel y el regalo de Jehová

Cuarto, revisemos v. 11 Y la tierra tuvo descanso por cuarenta años. Y murió Otoniel, hijo de Cenaz.

¿Descanso de qué? De guerras, sin lugar a dudas (Josué 11:23 Tomó, pues, Josué toda la tierra de acuerdo con todo lo que el SEÑOR había dicho a Moisés. Y Josué la dio por heredad a Israel conforme a sus divisiones por sus tribus. Y la tierra descansó de la guerra), y por tanto de ataques, opresión y dificultades.

¿Acaso la bondad de Dios no es para llamarnos al arrepentimiento? (Romanos 2:4 ¿O tienes en poco las riquezas de su bondad, tolerancia y paciencia, ignorando que la bondad de Dios te guía al arrepentimiento?) ¿No busca Dios despertarnos tanto por su bondad como por su severidad? ¡Ambas debieran conducirnos a arrepentimiento y fidelidad!

Este descanso es una oportunidad para disfrutar solo en continua fidelidad al Señor. Israel no puede ser piqui piqui con ello, porque no siempre se extenderá.

[Los primeros 5 jueces, incluyendo al misterioso Samgar, son figuras de liberación, representantes de un tiempo donde la tierra experimenta momentos periódicos de reposo de conflictos (ver 3:11,30; 5:31; 8:28). Como contraste, el período tardío se caracteriza por jueces menores… además de los poco ortodoxos Jefté y Sansón; en este tiempo no se menciona nunca que “hubiera descanso” y más bien la imagen es de creciente declinación moral, política y militar, la cual alcanza un clímax en los eventos finales (o el Epílogo, capítulos 17-21).

La lección es clara: un pueblo que falle en entregar obediencia de corazón al Señor, únicamente se hundirá más y más].

El descanso que Dios otorga debe ser igualado por la constancia en su pueblo. Y no espiritualicemos esto más de la cuenta: no hablamos de reposo celestial. Es la tierra la que goza de reposo. Aterricemos esto, ¿acaso no manda el apóstol a orar ‘por los reyes y por todos los que están en autoridad, para que podamos vivir una vida tranquila y sosegada con toda piedad y dignidad’? (1 Timoteo 2:2). 

Tener gobernantes que mantengan orden social y civil es un don de Dios para su pueblo, y si tu tierra goza de descanso, ¡demos gracias!

Algunos comentan que esta mininarrativa sobre Otoniel es como para escribir algo y llenar el espacio. Solo tenemos lo esencial, básicamente lo que Jehová hizo. Con Otoniel el problema es que no tiene color, nada de ser zurdo o de caminar en puntillas con un martillo en la mano… y quizás por una buena razón: es posible que este primer episodio sea tan básico para que podamos ver con claridad lo esencial, la actividad de Jehová. Sin embargo, un punto fuerte a favor de Otoniel es el contraste con 3:6 donde dice que los israelitas se mezclaron con los canaanitas, pero no Otoniel: su mujer era israelita de pura cepa, nada menos que hija del ilustre Caleb; casi casi asentimos a la elección de Otoniel hecha por Dios.

Luego nos ponemos a estudiar los personajes -tan folclóricos- sin ver lo que Dios está haciendo.

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