El día que me quieras

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El día que me quieras tendrá más luz que junio;

la noche que me quieras será de plenilunio, 

con notas de Beethoven vibrando en cada rayo

sus inefables cosas, y habrá juntas más rosas

que en todo el mes de mayo.

 

Las fuentes cristalinas 

irán por las laderas

saltando cristalinas

el día que me quieras.

 

El día que me quieras, los sotos escondidos

resonarán arpegios nunca jamás oídos.

Extasis de tus ojos, todas las primaveras

que hubo y habrá en el mundo serán cuando me quieras.

 

Cogidas de la mano cual rubias hermanitas,

luciendo golas cándidas, irán las margaritas por montes y praderas,

delante de tus pasos, el día que me quieras.

Y si deshojas una, te dirá su inocente

postrer pétalo blanco: ¡apasionadamente!

 

Al reventar el alba del día que me quieras,

tendrán todos los árboles cuatro hojas agoreras,

y en el estanque, nido de gérmenes ignotos,

florecerán las místicas corolas de los lotos.

 

El día que me quieras será cada celaje

ala maravillosa; cada arrebol, miraje

de las mil y una noches; cada brisa un cantar,

cada árbol una lira, cada monte un altar.

 

El día que me quieras, para nosotros dos

cabrá en un solo beso la beatitud de Dios.

 

Amado Nervo. (México, 1870-1919)

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