En una cajita de fósforos

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En una cajita de fósforos

se pueden guardar muchas cosas.

 

Un rayo de sol, por ejemplo

(pero hay que encerrarlo muy rápido,

si no, se lo come la sombra);

un poco de copo de nieve,

quizá una moneda de luna,

botones del traje del viento,

y mucho, muchísimo más.

 

Les voy a contar un secreto.

En una cajita de fósforos

yo tengo guardada una lágrima,

y nadie, por suerte, la ve.

Es claro que ya no me sirve.

Es cierto que está muy gastada.

Lo sé, pero qué voy a hacer

tirarla me da mucha lástima.

 

Tal vez las personas mayores

no entiendan jamás de tesoros.

Basura, dirán, cachivaches,

no sé por qué juntan todo esto.

 

No importa, que ustedes y yo

igual seguiremos guardando

palitos, pelusas, botones,

tachuelas, virutas de lápiz,

carozos, tapitas, papeles,

piolín, carreteles, trapitos,

hilachas, cascotes y bichos.

En una cajita de fósforos

se pueden guardar muchas cosas.

Las cosas no tienen mamá.

 

María Elena Walsh. Argentina (1930-2011)

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