Unánimes entre vosotros; no altivos, sino asociándoos con los humildes. No seáis sabios en vuestra propia opinión (Romanos 12:16).
Un cristiano presumido y egoísta es una seria contradicción. Definirnos como seguidores de Cristo implica someternos a la voluntad de Dios como se presenta en su Palabra. Cualquier confianza que uno tenga en sí mismo, en su propia sabiduría o en sus talentos naturales debiera subordinarse a los mandatos del Señor.
De ninguna manera presumir, ni en ningún sentido considerarse mejor que los demás creyentes. Más bien Dios quiere que uno acepte y abrace a cada miembro del cuerpo de Cristo: «Nada hagáis por contienda o por vanagloria; antes bien con humildad, estimando cada uno a los demás como superiores a él mismo; no mirando cada uno por lo suyo propio, sino cada cual también por lo de los otros.» (Filipenses 2:3-4).
Lee. Medita. Aplica.
Anónimo