1 Reyes 18:17-18

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Cuando Acab vio a Elías, le dijo: ¿Eres tú el que turbas a Israel?

Y él respondió: Yo no he turbado a Israel, sino tú y la casa de tu padre, dejando los mandamientos de Jehová, y siguiendo a los baales.

…¿Hasta cuándo claudicaréis vosotros entre dos pensamientos? Si Jehová es Dios, seguidle; y si Baal, id en pos de él. Y el pueblo no respondió palabra. 1 Reyes 18:21.

Durante los días del rey Acab, el pueblo de Israel fue arrastrado en dos direcciones. Acab había instituido la adoración de Baal, pero Elías desafió a Israel a seguir a Dios. Cuando presionó al pueblo para que decidieran a quién servir, no supieron qué decir.

El Antiguo Testamento presenta a la idolatría como un problema serio, pero en este civilizado mundo moderno, la adoración de ídolos parece arcaica e irrelevante. En realidad, a veces somos como los israelitas: no podemos decidir a quién servir.

Cuando algo o alguien tiene mayor valor y prioridad para nosotros que Cristo, tratamos de servir a dos señores, lo cual Jesucristo dice que es imposible. Terminaremos amando a uno y menospreciando al otro, «Ninguno puede servir a dos señores; porque o aborrecerá al uno y amará al otro, o estimará al uno y menospreciará al otro. No podéis servir a Dios y a las riquezas.» (Mateo 6:24). Los regalos generosos de Dios, tales como nuestros seres queridos, posesiones materiales y buenos trabajos nunca deben ser más apreciados que el Dador.

La manera en que usted utiliza su tiempo,  revela las prioridades de su corazón. ¿Una parte de cada día está dedicada al Señor o cada minuto es consumido por las demandas de la vida? ¿Existe alguien o algo en lo que confíe más que en Dios? Si es así, es hora de que le ponga fin a su indecisión y entregue su vida por completo a Jesucristo. 

Lee, Medita y Aplica!

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