Lucas 6:38

Estándar

Dad, y se os dará; medida buena, apretada, remecida y rebosando darán en vuestro regazo; porque con la misma medida con que medís, os volverán a medir.

Compartir significa ‘partir con alguien’. Compartir genera un ciclo de ida y vuelta. Cuando decidimos hacerlo, ponemos a disposición de alguien algún bien tangible o intangible, como los sentimientos, el tiempo, las palabras, los aprendizajes, los espacios, los objetos y el dinero. Es dar de lo que tenemos. Pero… ¿Cómo lo hacemos? ¿Cómo logramos compartir?

Reconocer que todos los seres humanos tenemos una naturaleza egoísta. Siempre miramos por nosotros primero, luego por nosotros y después, por nosotros otra vez. El compartir aparece en escena para romper estructuras internas. Es un proceso completo de quiebre del egoísmo para que aparezca la palabra “nosotros”. Nos equivocamos cuando el énfasis lo fijamos en nuestra propia persona, ignorando al que nos rodea, nuestro prójimo.

Cuando compartimos todo cambia. Nuestra realidad cambia: el día a día se convierte en un yo, tú, él, nosotros, ustedes. Juntos. Si compartimos la vida con alguien más, habrá un intercambio, una convivencia. 

Al enviar a su único hijo para salvarnos, Dios nos hace copartícipes de la gracia de Cristo. Además, nos constituye en Su Cuerpo, Su Iglesia, Su novia. Dios no tiene planes para Él sólo. Sus planes son para bendecir a todos. Nuestra vida cambia al compartir tiempo con Él. 

¿Qué es lo más valioso que posees? ¿Crees que puedas compartirlo con alguien? 

«Hay quienes reparten, y les es añadido más; Y hay quienes retienen más de lo que es justo, pero vienen a pobreza. El alma generosa será prosperada; Y el que saciare, él también será saciado.» (Proverbios 11:24-25).

Lee, Medita y Aplica!

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