Ninguna palabra corrompida salga de vuestra boca…
El poder de las palabras es doble: construir o destruir. El consejo del apóstol Pablo hoy es que; «ninguna palabra corrupta salga de nuestras bocas». Las palabras no son otra cosa sino la expresión de tus sentimientos, si éstos han sido heridos por las circunstancias, lo más probable es que tus palabras expresen la condición de tu corazón herido. «…Porque de la abundancia del corazón habla la boca.» (Mateo 12:34).
¿Existe algun remedio para este mal? Sí, el remedio se llama nuestro Señor Jesucristo. El vino para sanarnos; puedes depositar sobre El tus ansiedades, tristezas y aflicciones. El colocará su ungüento sanador en las llagas más profundas de tu corazón, calmará tus dolores y dará vida a tu espíritu, «echando toda vuestra ansiedad sobre él, porque él tiene cuidado de vosotros.» (1 Pedro 5:7). Entonces, la fuente de tu corazón será un manantial de agua pura y tus palabras un instrumento de edificación para todos.
«El hombre bueno, del buen tesoro del corazón saca buenas cosas; y el hombre malo, del mal tesoro saca malas cosas. Mas yo os digo que de toda palabra ociosa que hablen los hombres, de ella darán cuenta en el día del juicio. Porque por tus palabras serás justificado, y por tus palabras serás condenado.» (Mateo 12:35-37).
Lee, Medita y Aplica!