Apuntes a Mateo 5:6

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6Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia, porque ellos serán saciados.

Hambre y sed constituyen necesidades físicas fundamentales. Pero ¿hambre y sed de justicia? 

Dios ha sembrado este anhelo de eternidad en nuestro corazón, luego buscamos vacaciones con paisajes de ensueño, grandes obras de arte, películas, extravagancias, rigores ascéticos. Pero el anhelo continúa en nuestro interior(Isaías 55:2-3 ¿Por qué gastáis el dinero en lo que no es pan, y vuestro trabajo en lo que no sacia? Oídme atentamente, y comed del bien, y se deleitará vuestra alma con grosura.Inclinad vuestro oído, y venid a mí; oíd, y vivirá vuestra alma; y haré con vosotros pacto eterno, las misericordias firmes a David; Jeremías 2:12-13 Espantaos, cielos, sobre esto, y horrorizaos; desolaos en gran manera, dijo Jehová. Porque dos males ha hecho mi pueblo: me dejaron a mí, fuente de agua viva, y cavaron para sí cisternas, cisternas rotas que no retienen agua).

La idea de buscar justicia no es muy popular en nuestros días, muchos buscan “madurez espiritual, felicidad real, el poder del Espíritu” y no sé cuántas cosas más; otros van de conferencia en conferencia o de pastor en pastor buscando alguna vaga “bendición” de lo alto. Tienen hambre de experiencia espiritual, tienen sed de la consciencia divina. ¿Pero cuantos tienen hambre y sed de justicia?

Por favor no mal entiendan, lo anterior es deseable pero no básico. Para algunos, las bienaventuranzas son una especie de mapa de direcciones para alcanzar el reino de los cielos. Pero hemos aprendido que las bienaventuranzas señalan las características de alguien que ya llegó, es decir que ha entrado al reino de los cielos.

Las bienaventuranzas son más bien un espejo que muestra la realidad. Piensa, ¿por qué o para qué nos miramos en un espejo? Oh, para constatar la condición en que estamos, ver si es necesario corregir esto o aquello, pero nada más.  ¡Los espejos no ofrecen direcciones!

Ya vimos que los discípulos tenían hambre y sed de poder, autoridad, reconocimiento, estaban cansados de la tiranía romana. Pero Jesucristo señala que los ciudadanos del reino se distinguen por hambre y sed de justicia, y serán saciados. Este ciudadano está marcado por pobreza de espíritu, dolor por su pecado personal y social, se acerca a Dios en humildad y en consecuencia anhela con hambre y sed la justicia de Dios. No puede vivir sin justicia.

¿Cómo definimos justicia? ¿De qué clase de justicia se trata? 

La idea de justicia aparece con regularidad en el Sermón del Monte, se puede decir que es uno de sus temas principales:

5:6 hambre y sed de justicia

5:10 persecusión por causa de la justicia;

5:20 justicia que excede la de escribas y fariseos;

6:1 realizar actos de justicia;

6:33 ante todo, buscar el reino de Dios y su justicia, sabiendo que todo será provisto.

Como ven, la palabra “justicia” aparece cinco veces en el Sermón del Monte, es bueno repasar el contexto para obtener más claridad en la palabra “justicia”. Las referencias más cercanas son 5:10 y 5:20.

¿Qué significa en 5:10? 

Recordemos que hay 8 bienaventuranzas, el v.10 es la última y el v.11 es una expansión de la misma. La primera (v.3) y la última (v.10) terminan igual: «porque de ellos es el reino de los cielos.” (un sandwich). Ahora bien, en la estructura encontramos dos grupos de 4, donde ambos terminan con la misma referencia: “justicia”.

El primer grupo de 4 termina en el v.6.

El segundo grupo de 4 termina en el v.10

En el primer grupo, las 3 bienaventuranzas que conducen a hambre y sed de justicia son descripciones de carencia o pasividad: pobreza de espíritu (v.3), lloro de nuestra miseria (v.4), mansedumbre que acepta críticas sin caer en retaliación o en estar a la defensiva (v.5).  No son características de alguien super satisfecho. De modo que ahora el Señor hace una transición, de carencia a abundancia, al señalar que quienes tienen hambre y sed de justicia son bienaventurados.

Las siguientes 3 bienaventuranzas, luego de ser saciados, inició con los misericordiosos (v.7) ¿Por qué? Porque la persona está llena y rebosante. v.8 habla de pureza de corazón y v.9 que es alguien pacificadora (no pacífica, ojo). Ahora bien, algo muy importante a tener presente es que las primeras tres son pasivas en esencia, se refieren a la condición interna del creyente: puedo exhibir mansedumbre porque me duelo por mi condición porque reconozco quién soy delante de Dios. Una bienaventuranza lleva a la otra, cada una depende de las anteriores.

Pero ahora, 6Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia, porque ellos serán saciados implica búsqueda, un anhelo, es pues una bienaventuranza activa.

¿Ven la estructura? El primer grupo describe al doliente, pobre, que en quietud percibe hambre y sed de justicia. El segundo grupo describe al misericordioso, puro, pacificador, de manera tal que “justicia” es aquello que nos llena de misericordia, pureza y hacedores de paz. Justicia es un patrón de vida conforme a la voluntad de Dios. No es alguien perdido en rituales religiosos o en trivialidades doctrinales.

Si recordamos, Cristo habla a un grupo de personas versadas en las escrituras del AT. En el AT, “justicia” es sinónimo de “salvación.”

Isaías 32:17Y el efecto de la justicia será paz; y la labor de la justicia, reposo y seguridad para siempreeternidad
Isaías 46:12-13Oídme, duros de corazón, que estáis lejos de la justicia: Haré que se acerque mi justicia; no se alejará, y mi salvación no se detendrá. Y pondré salvación en Sion, y mi gloria en Israel.paralelismo entre justicia y salvación
Isaías 51:5-6Cercana está mi justicia, ha salido mi salvación, y mis brazos juzgarán a los pueblos; a mí me esperan los de la costa, y en mi brazo ponen su esperanza. Alzad a los cielos vuestros ojos, y mirad abajo a la tierra; porque los cielos serán deshechos como humo, y la tierra se envejecerá como ropa de vestir, y de la misma manera perecerán sus moradores; pero mi salvación será para siempre, mi justicia no perecerá.mi justicia [mi salvación] no perecerá
Isaías 56:1Así dijo Jehová: Guardad derecho, y haced justicia; porque cercana está mi salvación para venir, y mi justicia para manifestarse.paralelismo entre justicia y salvación

Esto fue lo que entendieron quienes escuchaban las palabras del Señor en lo alto de la montaña. Pero ahora,

¿Qué significa en 5:20?

(si vuestra justicia no fuere mayor que la de escribas y fariseos, no entraréis en el reino de los cielos).

El contexto demanda que entendamos plenamente el significado de “ser saciados con justicia.” El Señor concede a tal persona hambrienta y sedienta los deseos de su corazón pero al mismo tiempo aumenta ese mismo deseo de hambre y justicia (Juan 4:14 mas el que bebiere del agua que yo le daré, no tendrá sed jamás; sino que el agua que yo le daré será en él una fuente de agua que salte para vida eterna; 6:35 Jesús les dijo: Yo soy el pan de vida; el que a mí viene, nunca tendrá hambre; y el que en mí cree, no tendrá sed jamás). Una paradoja que refiere el mismo Pablo cuando dice “yo sé en quién he creído… (2 Timoteo 1:12) quiero saber más! Filipenses 3:10).

El resto del capítulo ofrece 6 ejemplos de cómo nuestra justicia debe sobrepasar la de escribas y fariseos (los escrupulosos guardianes de la ley):

v.21-26, no matar y aún más, no guardar rencores sino procurar la paz;

v.27-30 no cometer adulterio, aún más, no codiciar las personas;

v.31-32 no condonar el divorcio solo por la provisión legal del AT, sino aún más, preservar nuestros compromisos;

v.33-37 no solo mantener nuestros pactos sino aún más, ser la clase de personas que no necesita hacer juramentos;

v.38-42 no sacar ojo x ojo, sino aún más, colocar la otra mejilla y devolver bien siempre

v.43-48 no solo amar a nuestra vecina sino aún más, amar a nuestro enemigo y orar por quienes nos persiguen.

Misericordia, pureza de corazón, hacedores de paz: todo ello implicado en la palabra “justicia”.

Vivir conforme a la voluntad de Dios.

En esencia, ser justos es pureza absoluta de carácter, es traer todo el hombre interior a conformidad con la mente y voluntad de Cristo. Va de la mano con la palabra santidad. Cuando la escritura señala que Dios es santo significa que no hay pecado en él, no hay oscuridad; ¿anhelamos ser así? (1 Corintios 1:30 Mas por él estáis vosotros en Cristo Jesús, el cual nos ha sido hecho por Dios sabiduría, justificación, santificación y redención). Hambre y sed de justicia es hambre y sed por Cristo mismo.

¿Perfección? Cuando lleguemos al cielo, correcto. Pero mientras tanto que nuestro anhelo sea ser conformados cada vez más a imagen de Cristo aquí en la tierra; ser santos en todo lo posible al ser hechos salvas. Hay un ciclo de crecimiento sencillo de entender si recordamos que la justicia del texto se refiere a vivir conforme a la voluntad de Dios, no a mera obediencia de reglas.

Y aquí entra de nuevo la famosa voluntad de Dios: ser salvos, llenos de su Espíritu, santos, sumisos, sufridos (sí), obedientes de corazón (acto de adoración).

Naturalmente habrá persecución (2 Timoteo 3:12 Y también todos los que quieren vivir piadosamente en Cristo Jesús padecerán persecución). El costo de adoptar el carácter de Cristo es identificarse con el sufrimiento de Cristo.

¿Anhelamos este carácter sin que importe el costo? 

¿Se dan cuenta que quienes carecen son los bienaventurados en el reino de los cielos?

Carecen de recursos espirituales, carecen de comodidad, carecen de agenda propia, carecen de justicia… y son llamados ¡bienaventurados!

En el Antiguo Testamento, la justicia se asocia al pacto de Dios. Dios es fiel al pacto. Dios siempre hará lo que deba hacer, es decir cumplir sus promesas. Por ello es que asociamos la palabra “justicia” a juicio o a salvación; sin embargo nos quedamos cortas, pues pensamos solo en condenación. Pero Dios no limita su justicia: (Isaías 32:17 Y el efecto de la justicia será paz; y la labor de la justicia, reposo y seguridad para siempre). Nos dice y luego explica su significado.

Si analizamos, nos daremos cuenta que sentir hambre o sed es una necesidad consciente, pero es también desagradable si no podemos satisfacerla [nadie disfruta pasar hambre]. Por otro lado es una sensación útil, nos recuerda la subsistencia del cuerpo. Y por último es una sensación muy real, nada imaginaria.

Así que tener hambre y sed de justicia tiene muchas caras.

  1. anhelo de relación correcta con Dios, y por tanto ser justos delante de él;
  2. anhelo de vivir en este mundo rectamente delante de él
  3. anhelo de ver relaciones justas restauradas en la vida de otros

¿Conocemos este anhelo de ser cada vez más parecidas a Cristo?

(Romanos 7:14 ¡Miserable de mí! ¿quién me librará de este cuerpo de muerte? 2 Corintios 5:4 Porque asimismo los que estamos en este tabernáculo gemimos con angustia; porque no quisiéramos ser desnudados, sino revestidos, para que lo mortal sea absorbido por la vida) ¡Gemimos!

La justicia que buscamos posee tres dimensiones (nuestra correcta relación como debiera ser):

  1. primeramente es provista por JC mismo (2 Corintios 5:21 Al que no conoció pecado, por nosotros lo hizo pecado, para que nosotros fuésemos hechos justicia de Dios en él);
  2. recibir a Cristo como nuestro Salvador, es decir, verle como Salvador que nos libra del poder del pecado y de su influencia; no solo perdona sino que además obra en nosotros el querer como el hacer en correcta relación con Dios ( Romanos 5:21 para que así como el pecado reinó para muerte, así también la gracia reine por [a través] la justicia para vida eterna mediante Jesucristo, Señor nuestro). No es posible tomar el regalo de Cristo (perdón) pero negar sus demandas (vida justa). Es lo que D. Bonhoeffer denominó “gracia barata”: un Salvador que nos deja tal cual estábamos, no es posible

Esta distinción es clave, luego algunos hablan de “cristianos carnales” y de “cristianos espirituales.” (citan 1 Corintios 3:1-4 De manera que yo, hermanos, no pude hablaros como a espirituales, sino como a carnales, como a niños en Cristo. Os di a beber leche, y no vianda; porque aún no erais capaces, ni sois capaces todavía,porque aún sois carnales; pues habiendo entre vosotros celos, contiendas y disensiones, ¿no sois carnales, y andáis como hombres?Porque diciendo el uno: Yo ciertamente soy de Pablo; y el otro: Yo soy de Apolos, ¿no sois carnales?). Sin embargo, el punto de Pablo es que quienes no muestran una práctica de justicia se comportan como gente que no son cristianas, no que muestren un “cristianismo inferior.” Tales personas son un manojo de contradicciones.

3) la tercera dimensión es que anhelamos ver la justicia de Dios establecida en todas partes. Vivir en integridad moral y vivir en relaciones justas. Evangelismo y misiones (reformas sociales) son temas que van juntos. Cada parte es una aplicación de nuestro anhelo que prevalezca la justicia en el mundo de Dios (Mateo 6:10 Venga tu reino. Hágase tu voluntad, como en el cielo, así también en la tierra). 

Carácter tiene hambre y sed de justicia. (Juan 7:37-39a En el último y gran día de la fiesta, Jesús se puso en pie y alzó la voz, diciendo: Si alguno tiene sed, venga a mí y beba. El que cree en mí, como dice la Escritura, de su interior correrán ríos de agua viva. Esto dijo del Espíritu que habían de recibir los que creyesen en él; pues aún no había venido el Espíritu Santo). ¡Ríos de agua viva! El consuelo del ES una vez creemos y somos salvas: fe y arrepentimiento son la clave. Creer lo que Dios dice de sí mismo y sobre nosotras. Por tanto, quien confía en Cristo muestra las características del ciudadano del reino de los cielos. Saciadas desde el instante mismo que tenemos hambre y sed de justicia y acudimos a Cristo, igual que el publicano, una y otra vez. Es un proceso continuo de santificación progresiva hasta ser completado (1 Juan 3:2 Amados, ahora somos hijos de Dios, y aún no se ha manifestado lo que hemos de ser; pero sabemos que cuando él se manifieste, seremos semejantes a él, porque le veremos tal como él es). Una paradoja, pues al ser saciadas, tenemos más hambre y sed de Cristo mismo.

Los discípulos han empezado a comprender que este reino de los cielos, como su rey, son completamente diferentes a los reinos terrenales que conocen. Este es un reino donde el primero será último, y los últimos, primeros.

Queridas, ¡cuidémonos de las necesidades que el ambiente o el mundo nos crea, se multiplicarán las insatisfacciones!  El tema no es que falte esto o aquello, sino que deseamos lo que no debemos o no necesitamos. ¿Será que el pasto parece más verde del otro lado porque tu foco central no es la justicia sino el perseguir otras cosas? Pensemos por un momento en la dedicación que nos lleva a planificar la dieta de cada día, qué comer o qué beber…  que nuestra oración sea perseverar en santidad, propia, en relaciones con todos y en el mundo.

Más que otra cosa, la justicia implica pureza de carácter y relaciones correctas -entre nosotros y Dios, entre unos y otros, y en el mundo en general. Nuestra hambre y sed de justicia es producto de necesidad personal, proviene de un corazón quebrantado, y por ello esta bienaventuranza va de la mano con aquella que nos dirige a la calidad del cuidado cristiano que distingue al verdadero creyente.

¿Cuál es el fruto del carácter? Misericordia.

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