Dios es nuestro amparo y fortaleza, nuestro pronto auxilio en las tribulaciones. Por tanto, no temeremos…
Los tiempos difíciles son inevitables en esta vida. Perderemos seres queridos. Algunos de nosotros enfrentaremos padecimientos difíciles. Incluso podemos ser acusados injustamente o maltratados. La gama de sufrimientos humanos es amplia, pero Dios es un refugio para quienes confiamos en Él.
El pasaje habla de grandes calamidades. A menudo nos sentimos desconcertados durante esas pruebas, pero tener un enfoque eterno nos saca de la desesperación. Dios sigue siendo el Señor soberano del universo. La clave para lidiar con las dificultades es confiar en Aquel que tiene el control de todo.
Nuestro impulso natural es responder con temor, pero el Señor dice que confiemos en Él en medio de los problemas. También nos dice que renunciemos a lo que consideremos incorrecto, sometiéndonos a su plan. A menos que nuestro enfoque permanezca firme en Cristo, las circunstancias nos abrumarán.
¿Cómo reacciona ante las dificultades? Considere aceptarlas como una bendición y permita que fortalezcan su relación con Cristo. Ya sea que sus circunstancias actuales sean buenas o no, recuerde que llegará el momento en el que Dios pondrá fin a todos los desastres y guerras. Mientras tanto, Él es nuestra fortaleza en los tiempos de dificultades.
«Estad quietos, y conoced que yo soy Dios; Seré exaltado entre las naciones; enaltecido seré en la tierra. Jehová de los ejércitos está con nosotros; Nuestro refugio es el Dios de Jacob.» (Salmos 46:10-11).
Lee, Medita y Aplica!