2 Corintios 10:5-6

Estándar

Derribando argumentos y toda altivez que se levanta contra el conocimiento de Dios, y llevando cautivo todo pensamiento a la obediencia a Cristo, y estando prontos para castigar toda desobediencia, cuando vuestra obediencia sea perfecta.

Cualquier buen jardinero le dirá lo importante que es amarrar las plantas a palos o cañas. Brindan apoyo y ayudan a que las plantas crezcan rectas y altas. Al enseñarnos acerca de la obediencia, el Señor redirige de manera similar nuestras inclinaciones naturales, para que podamos crecer en dirección a Él.

A medida que maduramos en la fe, vemos que el Señor nos enseña a someternos a Él. Sin embargo, nunca nos obliga a obedecer. Eso significa que la obediencia no es pasiva; es una decisión que tomamos una y otra vez. Recuerde que incluso Cristo practicó la sumisión, y como siempre, Él sirve como nuestro modelo, «Y aunque era Hijo, por lo que padeció aprendió la obediencia; y habiendo sido perfeccionado, vino a ser autor de eterna salvación para todos los que le obedecen;» (Hebreos 5:8-9).

Al igual que Él, hemos de decidir vivir en obediencia, incluso cuando sea difícil o doloroso. Esta disposición a escuchar y obedecer, sin importar el costo, glorifica a Dios y nos transforma, «pues por la experiencia de esta ministración glorifican a Dios por la obediencia que profesáis al evangelio de Cristo…» (2 Corintios 9:13).

PIENSE EN ESTO:

¿Ha estado tratando de ir en contra de la dirección del Señor? ¿Ha estado justificando algún pecado para salirse con la suya? ¿Cómo puede comenzar a tomar una mejor decisión y crecer en obediencia a Él?»

«No dejes que se incline mi corazón a cosa mala, A hacer obras impías Con los que hacen iniquidad; Y no coma yo de sus deleites.» (Salmos 141:4).

Lee, Medita y Aplica!

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