Juan 8:43-44

Estándar

¿Por qué no entendéis mi lenguaje? Porque no podéis escuchar mi palabra. Vosotros sois de vuestro padre el diablo, y los deseos de vuestro padre queréis hacer. El ha sido homicida desde el principio, y no ha permanecido en la verdad, porque no hay verdad en él. Cuando habla mentira, de suyo habla; porque es mentiroso, y padre de mentira.

El engaño es el distintivo de Satanás, algo nada nuevo. El primer libro de la Biblia cuenta su engaño a Eva en el huerto del Edén: plantó semillas de dudas sobre las palabras de Dios al preguntar: “… ¿Conque Dios os ha dicho…?” (Génesis 3.1).

Si alguna vez usted ha aceptado una creencia falsa o ha sido engañado, sabe lo devastador que es sentirse traicionado. Ahora imagínese la ruina que Satanás causa al cegar a las personas a la verdad del evangelio. Es difícil imaginar las innumerables almas que sufrirán por la eternidad debido a su engaño.

El diablo no limita sus esfuerzos a poner obstáculos a la fe. Trabaja con afán para alimentarnos con pensamientos de desaliento: insinúa que Dios no nos ayuda cuando estamos pasando por dificultades y nos hace creer que es injusto por permitir nuestro sufrimiento. Nuestro enemigo también nos incita a pensar en los agravios que nos han hecho, o en las cosas que Dios no nos ha dado, para que guardemos rencor, nos quejemos y estemos descontentos.

Todo esto nos roba el gozo, la gratitud y la paz que tenemos en Cristo. Nuestra primera defensa contra el engaño es tener una mente llena de la verdad de la Palabra de Dios, para que podamos discernir las mentiras antes de que ellas envenenen nuestras emociones y contaminen nuestra conducta. 

«La palabra de Cristo more en abundancia en vosotros, enseñándoos y exhortándoos unos a otros en toda sabiduría, cantando con gracia en vuestros corazones al Señor con salmos e himnos y cánticos espirituales.» (Colosenses 3:16).

Lee, Medita y Aplica!

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