Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús. Por lo demás, hermanos, todo lo que es verdadero, todo lo honesto, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo que es de buen nombre; si hay virtud alguna, si algo digno de alabanza, en esto pensad.
La mayoría de nosotros sabemos que en el momento de la salvación, nuestros pecados son perdonados y Dios nos da la vida eterna. Pero hay mucho más que acompaña a nuestra redención: recibimos una nueva naturaleza, poder sobre el pecado y una mente renovada. Pero estas cualidades requieren ser cultivadas, lo cual se produce mediante el conocimiento de las Sagradas Escrituras y la obediencia al Espíritu Santo.
Es una buena idea evaluar cada cierto tiempo si nuestra mentalidad, actitudes y comportamiento están en línea con el carácter de Dios y su Palabra. Además, debemos tomar nota de lo que absorbe nuestra atención. No es saludable sobrecargar nuestra mente con información de los medios de comunicación o entretenimientos que no reflejan los valores de Dios. La exposición frecuente a tales mensajes puede producir ansiedad, descontento e ingratitud.
Pablo nos exhorta a fijarnos en todo lo que es verdadero, honesto, justo, puro, amable, de buen nombre, virtuoso y digno de alabanza. Con la ayuda del Espíritu Santo, podemos filtrar nuestros pensamientos a través de esta lista.
Por tanto, hágase esta pregunta: ¿Qué llena mi mente? y dé prioridad a dichas categorías. En la medida en que sus pensamientos se alineen con los de Cristo, comenzará a reconocer lo que es correcto, bueno y sabio, y su vida será un reflejo de Él.
Lee, Medita y Aplica!