Romanos 7:22-24

Estándar

Porque según el hombre interior, me deleito en la ley de Dios; pero veo otra ley en mis miembros, que se rebela contra la ley de mi mente, y que me lleva cautivo a la ley del pecado que está en mis miembros. ¡Miserable de mí! ¿quién me librará de este cuerpo de muerte?

La palabra cautivo evoca algunas imágenes muy específicas. Por lo general, incluye a una persona con grilletes o a alguien que es arrojado a una oscura prisión. Pero la verdad es que todos somos cautivos de una cosa u otra. Puede ser algo tan obvio como las drogas, los vicios, las mentiras, la idolatría, el engaño, el resentimiento, el adulterio, la fornicación, la lujuria o la pornografía, que hacen mucho daño y nos impiden glorificar a Dios con nuestros cuerpos y mentes, «Huid de la fornicación. Cualquier otro pecado que el hombre cometa, está fuera del cuerpo; mas el que fornica, contra su propio cuerpo peca. ¿O ignoráis que vuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo, el cual está en vosotros, el cual tenéis de Dios, y que no sois vuestros? Porque habéis sido comprados por precio; glorificad, pues, a Dios en vuestro cuerpo y en vuestro espíritu, los cuales son de Dios.» (1 Corintios 6:18-20)

Pero hay miles de otras ataduras, muchas de ellas al parecer inofensivas, que nos alejan de la verdadera libertad que da el Señor Jesús. «…Me ha enviado a sanar a los quebrantados de corazón; A pregonar libertad a los cautivos, Y vista a los ciegos; A poner en libertad a los oprimidos;» (Lucas 4:18).

Tal vez usted sea cautivo de los elogios y sufra cada vez que se siente ignorado. O puede ser que anhele el éxito y pase mucho tiempo esforzándose tras la riqueza o el poder. Sí, incluso cosas buenas como trabajar y relacionarnos con otros pueden mantenernos esclavizados si no tenemos cuidado. Sin embargo, Cristo vino a liberar a los cautivos —a todos nosotros.

PIENSE EN ESTO:

Piense en las situaciones de su vida en las que no es libre. Esto requerirá oración y meditación. (También puede utilizar un diario de notas si le sirve de ayuda). Descubra en qué aspectos está usted siendo coartado (sujetado), y pídale a Dios que le ayude a deshacerse de esas ataduras. 

«¿No sabéis que si os sometéis a alguien como esclavos para obedecerle, sois esclavos de aquel a quien obedecéis, sea del pecado para muerte, o sea de la obediencia para justicia?» (Romanos 6:16).

Lee, Medita y Aplica!

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