Humillaos, pues, bajo la poderosa mano de Dios, para que él os exalte cuando fuere tiempo; echando toda vuestra ansiedad sobre él, porque él tiene cuidado de vosotros.
En el verano solemos disfrutar de días cálidos y al parecer interminables, pero esta estación no es todo sol y belleza. También es conocida por las fuertes tormentas que traen relámpagos, truenos y lluvias fuertes. Cuando ellas aparecen, ¿no es maravilloso poder correr a un refugio seco y cómodo para protegernos de la tormenta hasta que el sol vuelva a brillar?
La vida también puede ser así. Todo va bien hasta que, de repente y a menudo sin previo aviso, surgen dificultades. Nuestras vidas están llenas de “tormentas” de un tipo u otro. Sin importar lo que las haya provocado, rara vez podemos hacer mucho para evitar que sigan su curso. Lo único que podemos controlar es cómo reaccionamos para seguir adelante. En lugar de enfrentarnos solos a estos problemas, acudimos a nuestro Padre celestial, que nos ama, cuida y espera con los brazos abiertos, «Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar.» (Mateo 11:28)
PIENSE EN ESTO:
¿Cómo describiría su relación con Dios? ¿Lo siente distante o cercano como un amigo cariñoso dispuesto a escuchar? Aparte tiempo para orar esta semana y pedirle a Dios que le ayude a sentir cuán cerca está.
«Cercano está Jehová a todos los que le invocan, A todos los que le invocan de veras. Cumplirá el deseo de los que le temen; Oirá asimismo el clamor de ellos, y los salvará.» (Salmo 145:18-19)
Lee, Medita y Aplica!