Apuntes a 1ra Pedro 1:17-25

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¿Cómo aprendemos a poner nuestra esperanza en la gracia de Dios?

¿Cómo se relaciona Dios con nosotros? ¿Cual es tú relación con Dios?

3) 17Y si invocáis como Padre a aquel que imparcialmente juzga según la obra de cada uno, conducíos en temor durante el tiempo de vuestra peregrinación;

Luego exhibimos una u otra tendencia, ver más a Dios como Juez o más como un Papá cercano que nos deja hacer de todo. Sin embargo Dios es ambas cosas: es cercano y a la vez trascendente… Y hemos de aprender a conducirnos en temor durante todo el tiempo de nuestra vida.

¿Qué clase de temor?

¿Miedo? No. Algunas versiones leen “temor reverente.” “Asombro.” Gran admiración.  Pedro, Pablo y el mismo Señor Jesús (Mateo 10:28 y no temáis a los que matan el cuerpo, pero no pueden matar el alma; más bien temed a aquel que puede hacer perecer tanto el alma como el cuerpo en el infierno) hacen uso del temor para indicar que no es a los perseguidores a quienes debiéramos temer, sino a Dios, porque Su juicio es final.

18sabiendo que no fuisteis redimidos [rescatados] de vuestra vana manera de vivir heredada de vuestros padres con cosas perecederas como oro o plata, 19sino con sangre preciosa, como de un cordero sin tacha y sin mancha, la sangre de Cristo.

Tal admiración o temor reverente no es producto de miedo al juicio sino resultado de profunda gratitud y maravilla por lo que Dios ha hecho, el costo de la redención.

reverencia

Del lat. reverentia.

1. Respeto o veneración que tiene alguien a otra persona.

2. Inclinación del cuerpo en señal de respeto o veneración.

3. Tratamiento que se da a los religiosos condecorados o de cierta dignidad.

venerar 

Del lat. venerāri.

1. Respetar en sumo grado a alguien por su santidad, dignidad o grandes virtudes, o a algo por lo que representa o recuerda.

2. Dar culto a Dios, a los santos o a las cosas sagradas.

¿Alguna vez has estado frente a alguna magnificencia natural que te haya impresionado? Uno cambia. Uno percibe su propia insignificancia y al mismo tiempo uno celebra la grandiosidad de lo que ve. Condúcete con gran admiración, asombro, temor reverente.

Y eso mismo es la salvación. El entendimiento correcto de lo que Dios hace por nosotros. Darnos cuenta de nuestra pequeñez y de ¡cuán grande regalo hemos recibido! Y vivir esta vida llenas de ese sentido de admiración por lo que tenemos en lugar de vivir como si todo lo diéramos por sentado o como si fuéramos indignas todo el tiempo!

Hay cristianos para quienes la imagen “nacer de nuevo” es una especie de estigma, llevan una existencia de auto-deprecación o auto-devaluación, van por la vida exhibiendo esa carta de «soy el mayor de los pecadores” como si fuera licencia de conducir. Su lucha contra el pecado define su identidad y lo que ellos creen escuchar como la voz de Dios.

Como cristianos, debiéramos vernos -en Cristo- como El nos ve. Tener la más concreta, positiva, plena de confianza, autoimagen del planeta. 

No porque hayamos dejado de pecar, porque esto no es cierto. No porque leamos la Biblia cada mañana (tampoco es cierto). No porque seamos menos carnales que los otros. Sino porque Dios nos ha dado vida, ha perdonado nuestras transgresiones, nos ha adoptado en su familia y nos hace morar en ella:

18sabiendo que no fuisteis redimidos [rescatados] de vuestra vana manera de vivir heredada de vuestros padres con cosas perecederas como oro o plata, 19sino con sangre preciosa, como de un cordero sin tacha y sin mancha, la sangre de Cristo.

¿Quiénes somos en Cristo?

(2 Corintios 2:15 Porque fragante aroma de Cristo somos para Dios entre los que se salvan y entre los que se pierden). Ser nacido de nuevo significa no ser definido ni por nuestra historia previa ni por nuestra propia percepción. Ser nacido de nuevo es ser definido por Dios:

  1. Tú eres luz. (Efesios 5:7-10 Por tanto, no seáis partícipes con ellos; porque antes erais tinieblas, pero ahora sois luz en el Señor; andad como hijos de luz -porque el fruto de la luz consiste en toda bondad, justicia y verdad-, examinando qué es lo que agrada al Señor).
  2. Tú eres su hijo. (Juan 1:12-13 Pero a todos los que le recibieron, les dio el derecho de llegar a ser hijos de Dios, es decir, a los que creen en su nombre, que no nacieron de sangre, ni de la voluntad de la carne, ni de la voluntad del hombre, sino de Dios).
  3. Eres santo y amado. (Romanos 1:7 a todos los amados de Dios que están en Roma, llamados a ser santos: gracia a vosotros y paz de parte de Dios nuestro Padre y del Señor Jesucristo).

Si alguien piensa mal de sí misma, no será ninguna sorpresa que actúe como piensa. Pero si sabemos que somos luz, caminaremos en el Espíritu como hijas de luz. Si sabemos que somos amadas, imitaremos con gozo a nuestro Salvador. Si sabemos que somos adoptadas en la familia de Cristo, viviremos para agradar a nuestro Padre.

Cuando entendemos lo que somos, caminaremos cada vez más como nuevas criaturas en Cristo (1 Corintios 5:7a limpiad la levadura vieja para que seáis masa nueva, así como lo sois, sin levadura).

20Porque El estaba preparado [conocido de antemano] desde antes de la fundación del mundo, pero se ha manifestado en estos últimos tiempos por amor a vosotros 21que por medio de El sois creyentes en Dios, que le resucitó de entre los muertos y le dio gloria, de manera que vuestra fe y esperanza sean en Dios.

¡Literalmente Pedro explota de emoción!

Y enfatiza dos aspectos de la misma idea: tenemos fe al ver lo que obtuvo la salvación y lo que obtiene en nuestras vidas, y tenemos esperanza, de lo que vendrá, con certeza.

Hemos visto tres de los mandatos de Pedro:

  1. En v.13: poner nuestra esperanza completamente en la gracia…
  2. En v.14: no ser conformados a las pasiones de nuestra ignorancia previa…
  3. En v.17: conducirnos en temor reverente…

Ahora, el cuarto y último de este pasaje:

¿Cómo aprendemos a poner nuestra esperanza en la gracia de Dios?

4) 22Puesto que en obediencia a la verdad habéis purificado vuestras almas para un amor sincero [no hipócrita] de hermanos, amaos unos a otros entrañablemente, de corazón puro.

Y miren la razón:

23Pues habéis nacido de nuevo, no de una simiente corruptible, sino de una que es incorruptible, es decir, mediante la palabra de Dios que vive y permanece. 

24Porque: Toda carne es como la hierba, y toda su gloria como la flor de la hierba. Sécase la hierba, cáese la flor, 25mas la palabra del Señor permanece para siempre.

De nuevo observen la lógica: habiendo purificado su alma, santifíquenla, es decir ¡apártenla! ¿Para qué? Para llevar más fruto, exactamente como se poda un viña.

El Sermón del Monte:

Bienaventurados los puros de corazón porque ellos verán a Dios. O sea, ¿dónde está tu corazón? ¿En qué nivel anda tu purómetro?

¿La semilla de tus deseos? Si purificamos la semilla de nuestros deseos (Tito 1:15 todas las cosas son puras para los puros, mas para los corrompidos e incrédulos nada es puro, sino que tanto su mente como su conciencia están corrompidas) luego entonces llevaremos más fruto, esto es, veremos a Dios más claramente. He ahí la bendición.

¿Cómo purificarse? Obedeciendo a la verdad (v.22). Aprendemos mediante obediencia exitosa a la verdad o mediante el fracaso total. Esta fue la experiencia de Pedro. La experiencia tuya y mía. Ahora bien, tener que vivir con las consecuencias de una mala experiencia o de una mala elección, también es purificación. Es cuando sentimos el calor de la quemadura y aprendemos a desear mejores cosas.

Observen que habla de purificación y en ese contexto ordena “amaos unos a otros entrañablemente, de corazón puro.” Ouch. ¿Por qué? ¿A quienes se dirige?

A hermanos y hermanas en la fe.

Amadas, allá afuera la persecución es dura y difícil. Nadie de afuera te amará como los de adentro, no es verdad que la grama está más verde del otro lado de la cerca, acércate a la comunión de los creyentes, siembra y cultiva ese amor entrañable de unos a otros con corazón puro, que sabe discernir entre obediencia y desobediencia.

Cuando obedecemos y estamos libres de las consecuencias de nuestro último acto de desobediencia somos más capaces de extender amor fraternal a los hermanos. Es muy real que cuando no hay pureza tampoco hay lugar para ir y amar a otros.

Noten el contraste entre lo que perece y lo que es imperecedero: la Palabra de Dios, que VIVE y PERMANECE (Isaías 40:6-8 una voz dijo clama. ¿qué he de clamar? Toda carne es como hierba, y todo su esplendor es como flor del campo. Sécase la hierba, marchítase la flor cuando el aliento del Señor sopla sobre ella; en verdad el pueblo es hierba. Sécase la hierba, marchítase la flor, mas la palabra de Dios nuestro permanece para siempre).

Necesitamos escuchar esto porque somos así, como la hierba que perece, que no siempre sabe discernir. Palabras de consuelo, el profeta anuncia el evangelio a un pueblo que anhela ansioso y quiere entender aunque Isaías mismo no parece comprender cómo es que pueden provenir buenas noticias en medio de juicios. Dios corrige la visión del profeta: la humanidad es como la hierba que perece, pero Su Palabra permanece, sus promesas y su evangelio son eternas porque el Origen es eterno e imperecedero. O sea que la intención de Pedro es muy obvia a la audiencia judía: el consuelo está dispuesto desde antes de la fundación del mundo!

Y esta es la palabra que os fue predicada [anunciada a vosotros como buenas nuevas].

Esto es lo que habéis recibido de los profetas y predicadores -dice Pedro. Yo sé que los tiempos son difíciles, que quieren salir corriendo, traicionarse, comerse unos a otros, pero escuchen bien, he aquí lo que tienen que hacer con la hermosa herencia que han recibido:

Poner toda su esperanza completamente en la gracia; Ser santos como El es Santo; Conducirse con temor reverente delante del Dios que les ha salvado; Amarse entrañablemente unos a otros. Además de recibir una herencia gloriosa como resultado de haber nacido de nuevo, ahora también contamos con un nuevo corazón, capaz de amar a quienes no merecen ser amados y que ni siquiera abrazarán o retornarán ese amor.

¿Qué es lo que consideras vivo y que permanece, a lo que das tu tiempo, tu atención?

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Apuntes a 1ra Pedro 1:13-16

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Pedro se mueve de la descripción de la herencia hacia un mandato firme derivado de la descripción que ha dado: puesto que es incorruptible, inmaculada, inmarchitable, reservada en los cielos, un privilegio total…

13Por tanto,

Amadas, ¿en qué descansa su esperanza? 

Es algo natural que cuando nos encontramos en dificultades buscamos soluciones en algo o en alguien que nos rescate. Educación, paz, amor, música, niños, sanidad, no son cosas malas en sí mismas. Pero si las convertimos en nuestra meta, en aquella gran esperanza que nos traerá la recompensa esperada, pues hemos convertido ese algo o alguien en un dios funcional, un ídolo de salvación. Saben, la manera como vivimos demuestra en qué basamos nuestra esperanza. Pedro hace un doble llamado a la santidad y nos exhorta al compromiso con ese «por tanto.» El primer llamado (1:13-25) lo apoya en la santidad de Dios Padre y el segundo (2:1-10) en la persona de Cristo.

Okey Pedro, ¿qué hacemos? ¿cómo hacemos?

ceñid vuestro entendimiento para la acción; sed [conservaos] sobrios en espíritu, poned vuestra esperanza completamente en la gracia que se os traerá [que se anuncia] en la revelación [manifestación] de Jesucristo.

  1. ceñid vuestro… QUE? entendimiento [MENTE] para la acción; ““Prepara tu mente.” En las culturas guerreras antiguas, ir a la batalla implicaba ceñirse el manto alrededor de la cintura. No prepararse significaba error mortal.

Poner nuestra esperanza completamente en la gracia requiere resolución y preparación mental. Poner nuestra esperanza completamente en la gracia que ha de venir es un acto de fe que requiere un pensamiento renovado, un pensar disciplinado.

O sea que si hemos de poner toda nuestra esperanza en la gracia que ha de ser revelada, hemos de preparar nuestra mente y pensamientos, cautivos en la obediencia a Cristo.

ceñir Del lat. cingĕre.

1. Rodear, ajustar o apretar la cintura, el cuerpo, el vestido u otra cosa.

2. Moderarse o reducirse en los gastos, en las palabras, etc.

3. Amoldarse, concretarse a una ocupación, trabajo o asunto

¿Cómo se hace esto? ¿Cómo ceñir nuestra mente? sed [conservaos] sobrios en espíritu.

Utiliza la palabra “sobrios.” Lo contrario a “ebrios.” La persona ebria derrocha y desperdicia tiempo, energía, conversación, hechos, habilidad de pensar, de razonar, de computar, de comprender, de guardar equilibrio integral. Todo ello es disipado . Sobriedad es claridad de mente como resultado de buen juicio; un estado de alerta a la luz de la inminente revelación de Cristo y la hostilidad del Enemigo (Marcos 4:16-19). Ahora considera el contexto. Pedro escribe que no dejemos volar nuestra mente, no nos dejemos llevar por cualquier cosa que llame la atención en el internet, o los memes que repiten hasta la saciedad, o por aquellas cosas sin importancia… Ceñir los lomos de vuestra mente: consérvate sobrio en espíritu. Una mente entrenada discrimina, sabe discernir: antes bien, examinadlo todo cuidadosamente, retened lo bueno; absteneos de toda forma de mal (1 Tesalonicenses 5:21-22).

No dejes que tu mente vague por los confines de la tierra y no permitas que los patrones y filosofías mundanas inunden tus pensamientos, de tal modo que te nublen y acabes haciendo cosas contrarias a la voluntad revelada de Dios (Proverbios 3:5-7 Confía en el Señor con todo tu corazón y no te apoyes en tu propio entendimiento. Reconócele en todos tus caminos, y El enderezará tus sendas. No seas sabio a tus propios ojos, teme al Señor y apártate del mal).  

Tener conocimiento de algo es muy distinto a saber qué hacer con ese conocimiento. Discernimiento es la capacidad de discriminar sin enjuiciar, establecer distinciones entre, reconocer las implicaciones morales de, diferentes cursos de acción y/o situaciones. Incluye la capacidad de sopesar y valorar el estado moral y espiritual de individuos, grupos e incluso movimientos. Desde muy antiguo se conoce que la verdadera sabiduría no es algo intelectual, sino de conducta.  La verdadera sabiduría, la sabiduría de lo alto, no es cuestión de cuánto se sabe, sino de cuánto se confía, se ama y obedece al Señor.

¿Cuáles son los indicadores de una persona sabia y entendida?

La realidad es que tenemos la tendencia a dar montones de opiniones, consejos, somos rápidas para hablar, lentas para oír… ¿Por qué? Porque creemos que si hablamos mucho la gente pensará bien de nosotras, “ella conoce lo suyo” y por el estilo así que tratamos de convencer a los demás desatando la lengua. 

Pero Santiago es muy claro:  Que muestre por su buena conducta sus obras en sabia mansedumbre. He ahí la respuesta.

¿Por qué es importante que obremos en mansedumbre?

Porque eso fue lo que Cristo hizo. De hecho El se describió a Sí mismo de este modo (Mateo 11:29 Tomad mi yugo sobre vosotros y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón, y HALLAREIS DESCANSO PARA VUESTRAS ALMAS). Gentileza, humildad, sumisión, soportar con paciencia y sin resentimiento, aceptando las normas de Dios como buenas y sin resistencia… Así fue el Señor. Incluso en la cruz: no la mía Padre, sino sea hecha Tu voluntad… Esto es mansedumbre.

Mansedumbre no es debilidad. Es fortaleza bajo control. La actitud: no mi voluntad Padre, sino la Tuya.

¿Cómo aprendemos a poner nuestra esperanza en la gracia de Dios? 

2. 14Como hijos obedientes, no os conforméis a los deseos que antes teníais en vuestra ignorancia,

¿De qué está Pedro hablando ahora? Deseos. Pasiones. Empezó con la mente, ahora entra al mundo de los deseos. Es interesante, porque cuando desconocemos algo o no sabemos lo suficiente, tenemos la tendencia a sustituir las ideas por emociones. Observen que no se trata de una esperanza aislada del mundo o sus preocupaciones, sino de una esperanza que controla de manera directa cómo  hemos de vivir el presente: como hijos obedientes.

¿Hay algo más natural que los deseos? Piensen. ¿Qué es lo más natural si sentimos hambre? ¿Qué será lo más natural para un adicto a drogas o alcohol? Cualquier pasión desordenada será más normal que la alternativa piadosa. Ahora bien, el concepto judío sobre «deseos» se refiere a aquellos impulsos malvados que buscan ser satisfechos no importa cómo (frenados solo por las posibles consecuencias de ciertas conductas). Alguien conformado a sus deseos considera su estilo de vida como normal.

Por tanto hay que reordenar lo que es “normal.” Lo que significa ser hijos e hijas de Dios, llamar a Dios como Padre, esto es la renovación de nuestra mente y purificación de ideas y corazón. Ser conformados al nuevo molde, abandonar el que teníamos,  aquellos deseos producto de nuestra propia ignorancia.

La frase «hijos de obediencia» indica pertenencia a una familia como miembros dependientes, estar al cuidado de un Padre amoroso y tierno, a la vez celoso.

Ser ahora hijos de obediencia en lugar de hijos de desobediencia. Meditar de día y de noche, de tal modo que ya no seamos ignorantes. Mentes entrenadas, con toda paciencia, sin temor a los demás. Santiago es muy útil en esto: Pero la sabiduría de lo alto es primeramente pura, después pacífica, amable, condescendiente, llena de misericordia y de buenos frutos, sin vacilación, sin hipocresía (3:17).

Santiago opera bajo el entendimiento bíblico de sabiduría como don de Dios básico que tiene efectos prácticos profundos en el estilo de vida de una persona.

La sabiduría verdadera se identifica por la calidad de vida que produce.

El primer atributo, pureza, connota inocencia y sin culpa moral (2 Corintios 11:2; Fil 4:8; 1 Tim 5:22; Tito 2:5; 1 Pedro 3:2; 1 Juan 3:3), motivada para la gloria de Dios y el bien de otros. Las siguientes cualidades de la lista son dimensiones específicas de esta pureza, dispuestas en tres grupos interesantes:

  1. las primeras 3 palabras empiezan con la misma letra y terminal casi igual: eirenike (pacífica o amante de la paz); epieike (amable, considerada, gentil); eupeithes (condescendiente, abierta a la discusión, no amenazante, sumiso). 
  2. las siguientes 2 palabras (misericordia y buenos frutos) están subordinadas a la calificación “llena de.” Pasa por alto ofensas rápidamente. ¿Buenos frutos? Recuerden el racimo de uvas: un racimo [el fruto del Espíritu] lleno de uvas [amor, paz, paciencia, benignidad, etc.]
  3. las últimas 2 palabras empiezan con la letra “a” mantienen similaridad rítmica: adiakritos (sin vacilación, imparcial); anypokritos (sin hipocresía, sincero, auténtica, sin dramas).

La persona caracterizada por sabiduría de lo alto será alguien estable, de confianza, transparente -la clase de persona que de modo consistente manifiesta las virtudes de la sabiduría, alguien a quien uno puede acercarse en busca de consejo.

15sino que así como aquel que os llamó es santo, así también sed vosotros santos en toda vuestra manera de vivir; 16porque escrito está: Sed santos, porque Yo soy santo.

Noten la lógica de Pedro. Corrección de mente. Corrección de deseos [pasiones]. Corrección de acciones. Ahora va a la conducta.

Solemos hacer exactamente lo contrario: “¡hay que corregir tal conducta!” etc. Pedro dice empieza por tu mente, luego por las manos. Cambia ideas y deseos, las manos irán solas.

Si equipas tu mente, gobiernas tus deseos, aprenderás a no hacer lo que parece normal pero que resulta peligroso. ¿Por qué? Porque escrito está: Sed santos, porque Yo soy santo (Isaías 6:3; Oseas 11:9). Ser llamado por Dios y entrar a su presencia es ser llamados a imitarle, porque Dios no coexiste con alguien que no sea como El (1 Juan 1:6-7 si decimos que tenemos comunión con El, pero andamos en tinieblas, mentimos y no practicamos la verdad; mas si andamos en la luz, como El está en la luz, tenemos comunión los unos con los otros, y la sangre de Jesús su Hijo nos limpia de todo pecado).

Conformados a Su imagen, la de Quien nos rescató de nuestra vana manera de vivir, heredada de nuestros padres. No conformados a la cultura. No conformadas a nuestros deseos, etc. Pedro sienta base firme, apoyado en la Escritura (Levítico 19:2; 11:44-45; 20:7), para la doctrina de la santificación progresiva en la vida cristiana, siendo perfectos, es decir, obedientes por completo a Dios, como Cristo. 

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Apuntes a 1ra Pedro 1:3-12

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3Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, quien según su gran misericordia, nos ha hecho nacer de nuevo a una esperanza viva, mediante la resurrección de Jesucristo de entre los muertos,

Frases familiares para su audiencia, la costumbre judía de iniciar con una bendición. Pero noten que el acto específico por el cual Pedro bendice a Dios es el acto de la regeneración o el nacer de nuevo, idea que los judíos no conocían (y quizás de ahí el asombro de Nicodemo, Juan 3:4) pero natural al pensamiento cristiano para explicar lo que Dios había hecho con ellos, nacer no existe para sí, sino para empezar una criatura, crecer y desarrollarla hasta la madurez. Ahora bien, Pedro de inmediato conecta la bendición con el Señor Jesucristo.

¿De quién habla en la primera frase? De Dios Padre, la primera figura de la Trinidad. Observen el hilo de pensamiento:

-por su gran misericordia

-nacer de nuevo

-a una esperanza viva

¿En qué tiempo de lenguaje habla? Sabemos de qué se trata, del momento de la conversión, un aspecto de la salvación, de algo que ocurrió en el pasado al momento cuando fuimos justificadas. Recibimos a Cristo en el corazón, recibimos perdón de todos nuestros pecados pasados, presentes y futuros.

Es decir que somos libres de la Paga del pecado. No más deuda, en pocas palabras.

Al momento de salvación, nacemos de nuevo y la paga o deuda ya no se contabiliza en nuestra cuenta sino en la de Cristo. Esto es lo que Pedro dice aquí. ¿A qué hemos nacido? A una esperanza viva. Nacer de nuevo a una esperanza viva. Analiza: no a una esperanza fallida, no a una esperanza muerta, no a una esperanza mal calculada o incierta. ¿Eres de Cristo? Es imposible que vivas como si no tuvieras esperanza viva. ¿Por qué? Por que quien la aseguró vive, está sentado a la diestra de Dios Padre en los cielos.

4para obtener una herencia incorruptible, inmaculada, y que no se marchitará, reservada en los cielos para vosotros, 5que sois protegidos [guardados] por el poder de Dios mediante la fe, para la salvación que está preparada para ser revelada en el último tiempo.

¿En qué consiste la herencia? En nuestra salvación. Ya vimos un aspecto: somos libres de la deuda por el pecado. Noten que se trata de una herencia que no se daña (1 Corintios 9:25; 15:52), no se echa a perder, sin mancha (Hebreos 7:26; Santiago 1:27), no se marchita, que se mantiene en los cielos para nosotros (por lo tanto es segura) (Mateo 6:20). Un balance consciente entre las acciones celestiales de Dios, protegiendo el futuro, y sus acciones en la tierra, protegiendo el presente (Romanos 8:28 y sabemos que para los que aman a Dios, todas las cosas cooperan para bien, esto es, para los que son llamados conforme a su propósito).

¿Notas los ecos…? ¿El lenguaje del Sermón del Monte…?

Pedro sentado a los pies del Señor “no os hagáis tesoros en la tierra…”   Noten: un sentido futuro de salvación, ya no es tiempo pasado. Hemos sido salvados pero no hemos llegado. Hemos sido elegidos pero no hemos llegado.

Hasta que seamos glorificados. Hasta que entremos a la Presencia de Dios, libres de la presencia del pecado (2da P;  Presencia). Aquí en la tierra lucharemos con la presencia del pecado queramos o no, contribuyamos o no, ahora bien, eso es diferente a querer estar cerca o alrededor del pecado. Jesucristo comió con pecadores pero no pecó con pecadores.

La paga del pecado fue removida al momento de la justificación. La presencia del pecado será removida al momento de nuestra glorificación.

6En lo cual os regocijáis grandemente, aunque ahora, por un poco de tiempo si es necesario, seáis afligidos con diversas pruebas [tentaciones], 7para que la prueba [genuinidad] de vuestra fe, más preciosa que el oro que perece, aunque probado por fuego, sea hallada que resulta en alabanza, gloria y honor en la revelación de Jesucristo; 

¿Acaso entusiasma que suceda algo malo? No. La alegría es porque no habrá más aflicción. La esperanza conduce a gozo. No se trata de reírnos todo el tiempo o estar negando la realidad del sufrir, sino de anticipar el gozo que vendrá no importa las circunstancias, porque solo estamos aquí un poco de tiempo y nuestra herencia es segura y es eterna.

El poco de tiempo se refiere a nuestro momento de exilio, nuestra vida terrenal. Aflicciones que revelan lo genuino de nuestra fe. Pedro hace una paráfrasis de Job (Job 23:10 pero El sabe el camino que tomo; cuando me haya probado, saldré como el oro); piensa un momento en la historia de este hombre y cómo reflexiona ante el sufrimiento.

Algo más, Pedro está diciendo que, si bien el sufrimiento no es parte normal de la vida (puesto que no fue ordenado en la Creación) sin embargo se encuentra bajo el control del Señor. No está fuera de su soberanía. Esto no quiere decir que el sufrimiento sea bueno en sí mismo, o que sus medios de sufrimiento empleados sean buenos, o que Dios quiere que suframos.

8a quien sin haberle visto, le amáis, y a quien ahora no veis, pero creéis en El, y os regocijáis grandemente con gozo inefable y lleno de gloria, 9obteniendo, como resultado de vuestra fe, la salvación de vuestras almas. 

He aquí “salvación” otra vez. Ahora en tiempo presente. ¿De qué nos salva ahora? Del Poder del pecado (la 3ra P). Esta es la obra de santificación, el Espíritu Santo morando en nosotros, cambiando nuestros deseos, liberando del poder del viejo ser que nos produce escoger lo equivocado, ahora nos otorga deseos nuevos que nos permiten escoger lo bueno al menos parte del tiempo. Quizás con inconsistencia, pero cada vez con mayor firmeza.

¿Hay alguna área de tu vida en que puedas mirar atrás y decir “soy tan mala con ____ pero antes era peor!” A veces nos toma décadas mirar atrás y poder hablar así, pero por la gracia de Dios podríamos hacerlo. Típicamente hay áreas de nuestra vida donde agonizamos con esto. Pero eso es santificación, el Espíritu Santo pelando nuestras capas de cebolla, haciendo gemir el alma mientras lo hace. Luego creemos que nos ganamos la salvación porque “óyeme eso si duele.” No. ¡El resultado de confiar en fe es crecer en santidad!

Lo dice alguien que vió a Cristo cara a cara y le negó a la primera oportunidad.

Pedro está siendo de alivio inmenso a sus oyentes: ¡ustedes no le han visto, y sin embargo no le han negado! ¡Ustedes tienen el Espíritu Santo! ¡Quien ha nacido de nuevo recibe el favor especial de Dios!

¿Cuántos hay que dicen “si tan solo pudiera verlo cara a cara de seguro obedecería”? No es cierto. No lo harían. Sobreestiman, igual que Pedro, quien caminó años con Cristo.

10Acerca de esta salvación, los profetas que profetizaron de la gracia que vendría a vosotros, diligentemente inquirieron e indagaron, 11procurando saber qué persona o tiempo indicaba el Espíritu de Cristo dentro de ellos, al predecir los sufrimientos de Cristo y las glorias que seguirían.

¡Los profetas quisieron saber! El Antiguo Testamento es Cristo hablando de Cristo por medio de los profetas, ¿cuál era la naturaleza del evangelio, las buenas nuevas de salvación? No pudieron verlo todo. Abraham tuvo un poco. Moisés supo un poco. Predicciones de los sufrimientos del Cristo por doquier en el Antiguo Testamento, razón por la cual, cuando Cristo mismo señala sus próximos sufrimientos y Pedro se espanta, revela que Pedro no había hecho la conexión de las profecías sobre Quién era Cristo y Su obra a realizar.

El testimonio del Espíritu ofrece dos puntos: los sufrimientos de Cristo y las glorias que seguirían. Los sufrimientos son de interés especial para Pedro porque él estuvo presente y porque son un paralelo a lo que experimenta su audiencia. Las glorias que seguirían, se refieren a la resurrección de Cristo, su ascensión, glorificación presente y futura revelación, en la cual participaremos todos los nacidos de nuevo. El orden es crítico: las glorias después de los sufrimientos. Primero la corona de espinas, después la corona de glorias. Sin embargo los profetas no lo entendieron.

Pero ahora Pedro mismo dice “¡todo estaba ahí!” Y los profetas indagaron y preguntaron.

12A ellos les fue revelado que no se servían a sí mismos, sino a vosotros, en estas cosas que ahora os han sido anunciadas mediante los que os predicaron el evangelio por el Espíritu Santo enviado del cielo; cosas a las cuales los ángeles anhelan mirar [alcanzar un vislumbre claro].

¿A quién se predican estas cosas? A sus contemporáneos y a nosotros, que ahora disfrutamos la narrativa completa. Reveladas por el mismo Espíritu que inspiró a los profetas, enviado para inspirar a los mensajeros (apóstoles) quienes a su vez mostraron el verdadero significado de lo que escribieron los profetas.

Pero hay algo más: los ángeles no entienden el evangelio. ¿Cómo es esto? Porque nunca han pecado.

Se alegran y regocijan pero no tienen entendimiento de primera mano de lo que significa ser redimidos de los caminos vanos de sus padres. Como cuando escuchamos que alguien describe una pintura, la descripción de un bello atardecer, etc. Los ángeles escuchan y se entusiasman y disfrutan nuestra respuesta al evangelio, pero ellos mismos no responden de la misma manera.

En el Antiguo Testamento, en la descripción del Arca del Pacto hay dos ángeles en la parte superior. Dos querubines, las instrucciones son precisas: uno frente al otro con las miradas dirigidas hacia abajo.

¿Qué había dentro del Arca? Una copia de los 10 mandamientos, que Jesucristo cumplió. La vara de Aarón que reverdeció, que Jesucristo cumplió. Una jarra con maná, que Jesucristo cumplió como el Pan de vida. Y los ángeles simbólicamente viendo hacia abajo, anhelando mirar, anhelando entender la verdad que tú y yo comprendemos.

Pedro quiere estimular a estos creyentes bajo fiera persecución al decirles “¿se dan cuenta?” los profetas tan reverenciados por ustedes no tuvieron lo que ustedes tienen. ¿Se dan cuenta?”

Poseer la salvación de Cristo, la que era, y es, y ha de ser, provoca el anhelo mismo de los ángeles.

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Apuntes a 1ra Pedro, 1:1-2

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¿Se acuerdan del saludo en la carta de Santiago? Aquí también veremos lo que dice y, más importante, lo que Pedro no dice de sí mismo.

1Pedro, apóstol de Jesucristo:

Tú y yo somos discípulos. Significa que no hay más apóstoles hoy en día, punto. Pedro se auto designa como apóstol porque recibió llamado directo, en vivo, personal, a todo color, del mismito Señor Jesucristo. Ahora por favor noten lo que no dice: No dice «Pedro el jefe de los apóstoles.» No dice «Pedro, uno de los tres.» No dice «Pedro, La Roca.»

Han pasado alrededor de 30 años desde que Pedro conoció al Señor (por favor vean la introducción anterior). ¿Cómo llegó a este punto de aprendizaje para escribir con tanta sencillez? Pedro no era precisamente un tipo enseñable, tuvo que haberse despojado de una buena cantidad de ropa (orgullo, impulsividad, agresividad, egoísmo) y vestirse con mantos de humildad (Proverbios 3:7-8; 26:12; 11:2). ¿Cómo así? Porque si reflexionamos, el punto de inicio para ser enseñable es ser humilde.

La persona humilde: conoce sus debilidades, está consciente de sus puntos ciegos; es lenta para hablar y rápida para escuchar (Santiago 1:19); reconoce y hace suyas sus faltas; considera a otros por encima de sí misma (Filipenses 2:3); pide retroalimentación; recibe la corrección como una bendición (Proverbios 15:31; 17:10).

Alguien de espíritu enseñable busca instrucción y sabiduría (Proverbios 4:7-9; 13:20). Ser enseñable no llega por accidente.

A los expatriados, de la dispersión en el Ponto, Galacia, Capadocia, Asia y Bitinia, elegidos…

Algunas versiones dicen «expatriados», otras dicen «exiliados.» La idea es similar, pero expatriado contiene la idea de acto voluntario mientras que exiliado significa que a usted lo echaron fuera. Como peregrinos y extranjeros somos más bien expatriados, en el sentido que nos rendimos voluntariamente a los pies de Cristo.

Elegidos significa escogidos. ¿Totalmente escogidos? No. Más bien como la novia que está comprometida para casarse pero espera al cumplimiento de la fecha.

Expatriados, extranjeros. ¿Realmente extranjeros? No. Viven en el mismo lugar sin embargo son (somos) expatriados en el sentido de ser llamados a una forma de vivir radicalmente distinta a lo que antes eran (éramos) y al mundo que los rodea. Y serán tratados como expatriados. ¿Sientes que no encajas?

En la época de Pedro se calcula que un millón de judíos vivían en las tierras de Judea, de dos a cuatro millones vivían fuera de ella, dispersos en comunidades por todo el imperio romano (alrededor de un 8% de la población del imperio). El término exiliados posiblemente sea mejor aplicado aquí, lo interesante es que Pedro presenta la idea de «iglesia» como comunidades de individuos que viven fuera de su país natal, el cual no es Jerusalén ni Palestina, sino la ciudad celestial. Por tanto su vida un peregrinar, son extranjeros en la tierra, ciudadanos del cielo.

Dispersión. Otra palabra interesante, se trata de personas que no se reunían en grandes congregaciones como Jerusalén, sino de pequeñas comunidades en una vasta región.

He aquí la importancia del estudio de esta carta. 1ra de Pedro es una carta que necesitamos aprehender, apropiar, leer y releer, hasta la médula. ¿Por qué? Porque una de nuestras grandes tentaciones hoy es el querer confundirnos en medio de la cultura que nos rodea, pasar desapercibidos, querer «pertenecer» y no lucir muy diferente a los demás. Otras estarán tentadas a lamentarse de todo lo que está mal a su alrededor, a sentarse llenas de melancolía y nostalgia por «aquellos buenos tiempos» largo tiempo olvidados (y que probablemente nunca fueron).

2según el previo conocimiento de Dios Padre, por la obra santificadora del Espíritu, para obedecer a Jesucristo y ser rociados con su sangre:

Nada menos que la doctrina de la Trinidad misma. El plan de salvación iniciado por Dios Padre desde antes de la fundación del mundo, ejecutado en la persona de Cristo, aplicado a nosotros mediante el Espíritu. La razón de esta salvación no se debe a haber alcanzado a Dios, sino a que Dios mismo escogió relacionarse con nosotros y formarse un pueblo. No un pueblo cualquiera, un pueblo santo, individuos con un estilo de vida que manifieste esta nueva relación con Dios de manera práctica (Romanos 6:19,22; 1 Corintios 1:30). El Espíritu nos limpia y además nos introduce a una nueva clase de vida, a vivir en santidad y más adelante Pedro nos dice por qué: porque Dios es Santo.

¿Por qué o para qué somos expatriadas elegidas? Para obediencia a Cristo y ser rociadas con su sangre. Obediencia caracterizada por fe y por compromiso. Una referencia profunda al Antiguo Testamento (Exodo 24:4-8). La Ley fue dada después que fueron liberados, renacido como pueblo de Israel en el Monte Sinaí. Observen: Israel viene al Monte, Moisés escribe la Ley y va al pueblo y ellos dijeron «todo lo que el Señor ha dicho haremos y obedeceremos (24:7).» ¿Obedecieron? No. ¿Obedeceremos nosotros?

Ciertamente somos salvas para obedecer, queremos obedecer la Ley de Dios. Moisés roció al pueblo con la sangre (24:8) porque sabía que su obediencia no sería perfecta (de hecho unos 10 capítulos más adelante sale a relucir el becerro de oro), necesitarían protección. Igual nosotros. La sangre del Señor Jesucristo se encuentra íntimamente conectada al pacto (Marcos 14:24 y les dijo: esto es mi sangre del nuevo pacto, que es derramada por muchos), el nuevo pacto basado en la sangre de Cristo y con la cual como rociados después.

Cristo pagó por nosotros. Una vez y para siempre. Luego no deseamos desobedecer por temor al castigo, pero no hay castigo para el pueblo de Dios.

Debiéramos amar obedecer la Ley porque ella nos habla verdad sobre Dios. Debiéramos querer ser pueblo de la verdad porque adoramos a un Dios quien es la verdad. Debiéramos querer ser pueblo fiel en nuestras relaciones porque adoramos a un Dios fiel en su relación con nosotros. La Ley ilustra el carácter de Dios. Debiéramos querer obedecer la Ley porque amamos al Dios del cual nos habla (1 Juan 2:3-6).

Obediencia alegre, a la primera vez, que brota de un corazón lleno de gratitud por la obra de Cristo en la cruz, no una obediencia producto de temor. El cristianismo es sobre Dios y sobre cómo nos deleitamos en El. Es la misma idea de Pedro: en obediencia a Cristo, al caminar como El, luciremos diferentes al resto, luciremos como extranjeros, expatriados, como exiliados.

Que la gracia y la paz os sean multiplicadas.

Termina la primera sección tendiendo un puente con esta simple frase. Une el tradicional saludo griego “gracia a ustedes” con el “shalom” hebreo de paz. Esa totalidad, ese bienestar integral de la presencia de Dios morando en uno, tan familiar al judío convertido.

Combina el tradicional saludo griego con el tradicional saludo judío para decir “los veo a todos, sé que provienen de lugares diferentes pero en Cristo no hay judío ni hay griego.”

E inicia con la suma de quienes somos, nuestra identidad como expatriadas elegidas.

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Apuntes a 1ra Pedro

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INTRODUCCION A LA CARTA DE PEDRO

Andrés y Simón, pescadores experimentados, son hallados por el Señor Jesús junto al mar de Galilea. Los llama y ellos abandonan las redes y le siguen al instante, impulsivos. Al ponerse a juntar los retazos de vida de este Simón vemos que emerge la figura de un hombre que poco a poco profundiza en su análisis de Jesús como ser humano, sin embargo se resiste a creer en Jesús como Mesías.

Como judío, aunque poco letrado, se supone que frecuentaría la sinagoga y escucharía las Escrituras. ¿Recuerdan la historia de la gran pesca? Primero demuestra una fina ironía pero cuando tira la red… ¿cuál es la respuesta de Pedro? Comienza a verse a sí mismo en relación a Jesús: ¡este  Jesús no es un hombre cualquiera! ¡Soy indigno de estar a su lado!

¿La parte donde el Señor Jesús lava los pies de los discípulo? Pedro: «a mí no.» ¿Y en Getsemaní? Durmiéndose. Y luego la terrible negación. Somos así. Vulnerables, impulsivas, inconstantes, un día sí y otro también, ¡apártate de mí Señor!

Mas Pedro fue restaurado. Restaurado. De cuánto alivio resulta a nuestra alma porque en nuestra interior pensamos «Señor, si restauraste a este hombre, quizás también hay lugar para mí.»

En el recuadro, noten que Pedro tendría unos 29 años de edad cuando conoció a Cristo. Un hombre joven, lo cual explicaría un tanto su accionar. Escribe la carta alrededor de los 62 años de edad, en plena madurez, probablemente desde Roma, siendo Nerón emperador. Según registros históricos fue martirizado en Roma alrededor del 64-68 D.C. junto con su esposa, quien al parecer lo acompañaba en sus viajes.

Escribe a ciudades localizadas en lo que hoy es Asia Menor, Turquía, ciudades a las cuales nunca viajó. Es posible que estos grupos de creyentes -pequeñas comunidades- hayan sido fundadas por judíos convertidos que regresaron a sus tierras después de Pentecostés (Hechos 2:9-11). Comunidades que en su mayoría estarían conformadas por gentiles, porque:

  1. no conocían a Dios (1:14)
  2. practicaban una vida vana, heredada de sus padres (1:18)
  3. pero ahora pertenecen al pueblo de Dios (2:9-10; un juego de palabras con Oseas 1:9-10)
  4. vivían entre gentiles (2:12)
  5. conservaban una serie de vicios gentiles (4:3-4)

IGUALITO QUE NOSOTROS.

ups.

 

BIBLIOGRAFIA GENERAL:

  1. The First Epistle Of Peter by Peter H. Davids. The New International Commentary on The New Testament; William B. Eerdmans Publishing Company, Grand Rapids, Michigan. 1990
  2. 1 Peter. A Living Hope in Christ by Jen Wilkin. The Gospel Coalition. LifeWay Press 2015. Reprinted 2017.
  3. 1 Peter For You by Juan R. Sanchez. The Good Book Company, 2016
  4. La Biblia de las Américas (LBLA). Disponible en biblegateway.com

 

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Apuntes a 1ra Pedro

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Ciertamente Dios cuida su Palabra. Pudo haber creado un DVD y grabar episodios de cada era de historia bíblica, ¿qué les parece? Pero no. Escogió seres humanos falibles, caídos, imperfectos, con sus personalidades, bagajes, antecedentes, como tú y como yo, y los puso a escribir. Y luego Dios preservó lo escrito.

Así que tenemos escritos. De ahí su nombre: Las Escrituras.

Escritos divinos en su origen (2 Pedro 2:21 porque nunca la profecía fue traída por voluntad humana, sino que los santos hombres de Dios hablaron siendo inspirados por el Espíritu Santo), expresados como literatura. Por tanto es imperativo que sepamos estudiar y discutir tal literatura sin olvidar de donde proviene.

Que no sea para convertirnos en «pecadoras más listas» por ejemplo, excelentes conocedoras de textos, conocedoras ágiles a la hora de corregir o impresionar a otros o a nosotras mismas. No, amados y amadas. Que nuestra motivación y propósito de la instrucción sea el amor (1 Timoteo 1:5), en imitación de Cristo. Que cada día seamos conformadas a Su imagen de tal modo que sepamos ser luz y otros conozcan de Dios (Isaías 49:6; Mateo 5:14-16). Que seamos transformadas mediante la renovación de nuestra mente (Romanos 12:1-2) porque es nuestra responsabilidad amar a Dios con toda nuestra mente -no con la ajena- y presentar nuestros cuerpos a Dios en adoración.

¿Cómo estudiaremos?

En comunidad. Eliminando especulaciones y evitando caer en aplicaciones sin haber estudiado lo que dice el texto. Seis preguntas básicas para responder cada vez:

  1. ¿Qué dice el texto? Todos llegamos con ideas preconcebidas. Hay que poner el freno, leer otra vez, y otra vez.
  2. ¿Qué observo en y acerca del texto? Género, estilo, detalles, gramática, estructura, sustantivos clave, verbos, relación de las palabras entre sí, palabras inusuales o difíciles (¡busca el diccionario!), sentido de las palabras (¿es literal, ilustrativo, una figura de lenguaje?), repeticiones… contexto del pasaje…
  3. ¿Qué significó para la audiencia original? Ponte en los zapatos (bueno, sandalias) de quienes oyeron o leyeron las palabras por primera vez. Esta pregunta es el corazón de la interpretación. ¿Cuándo se escribió? ¿Circunstancias? Si bien las Escrituras se escribieron para nosotros (Romanos 15:4), no fueron escritas a nosotros. ¿Qué necesidad o situación particular provocó el escrito? ¿Cuál sería la reacción esperada? ¿Cuál el contexto cultural, geográfico, político, lingüístico…?
  4. ¿Hay un punto principal?
  5. ¿Verdades relevantes? Sin importar cuándo, dónde o a quién.
  6. ¿Cómo encaja la parte en el todo?

¿Das gracias por el libro de 1ra de Pedro?

 

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