Doña Oca toca la ocarina,
y prefiere el lago a la piscina.
Este es su marido, el “oco”,
(que no está cuerdo tampoco).
Doña Oca Plumaloca,
en el hueco de una roca,
la ocarina toca y toca.
-Esto no hay quien lo soporte
(dijo el “oco”, su consorte).
¡Al agua patos! (¡Qué corte!)
Esta oca es la oca
(y nado porque me toca)
-dijo el “oco.”
(Nadando se quedó yerto
por no escuchar el concierto).
Y la oca enloquecida
puso huevos sin medida.
-¡Veinte patos! ¡Qué patada!
Y yo sola, abandonada
(dijo la oca).
La familia numerosa
era insoportable cosa.
Le piaban veinte patos
y pasaba malos ratos.
¡Tanto pico, tanta boca!
La oca se volvió loca.
Gloria Fuertes
(España, 1908-1998)
A ver si recuerdan este poema; especialmente todas las que aprendieron a leer con el libro Nacho:
DULCE NOMBRE
Las blandas boquitas que aprenden a hablar mimosas, suaves, gorjean: mamá.
Y, torpes, las manos que no saben más, aprietan el lápiz y escriben: mamá.
Después cuando empiezan a deletrear también su palabra primera es: mamá.
Con tu dulce nombre he aprendido a hablar, leer, y escribir, Oh, mamá, mamá……
Germán Berdiales (argentino)
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