Admiróse un portugués
de ver que en su tierna infancia
todos los niños de Francia
supiesen hablar francés.
“Arte diabólica es”,
dijo, torciendo el mostacho,
“que para hablar en gabacho,
un fidalgo en Portugal
llega a viejo, y lo habla mal;
y aquí lo parla un muchacho.”
Nicolás Fernández de Moratín
(España, 1737 -1780).