Una alcachofa
emperifollada
y algo rechoncha
dio un paseo
en olla express
y a su llegada
a la ensalada
dio un suspiro
y se deshojó.
Con gran frescura
Doña Alcachofa
quedó desnuda
y todos vieron
su corazón.
“¡Qué cosa tierna,
qué suavidad!”
dijo la dueña
de aquel lugar,
y las arvejas,
las habichuelas,
los pepinillos
y la lechuga,
más bien celosos,
dictaminaron:
-“¡Se va a resfriar!”
Clarisa Ruiz
(Colombia)