¡Qué hermosos están los cielos!
¡ Qué bonita la mañana!
¡Cuánta frescura en el campo!
¡Cuánta alegría en el agua!
Corre, corre, mi caballo,
por la veredita blanca,
que bien sabes el camino
donde te guían mis ansias.
No te pares junto al bosque
ni en las frescas enramadas,
hijas del apoyo claro
que de la colina baja.
Sigue, sigue por la senda
que a los dos lados derrama
campos verdes con adornos
de amapolas coloradas.
Ya pasas los olivares,
ya la vereda se acaba…
Y entre las hojas tejidas
de lejos se ve la casa.
¡Qué hermosos están los cielos!
¡ Qué bonita la mañana!
¡Cuánta frescura en el campo!
¡Cuánta alegría en el agua!
Manuel Machado
(España, 1874-1947)