Oh Señor, escucha mi oración, y llegue a ti mi clamor.
No escondas de mí tu rostro en el día de mi angustia;
inclina hacia mí tu oído;
el día en que te invoco, respóndeme pronto.
Porque mis días han sido consumidos en humo,
y como brasero han sido quemados mis huesos.
Mi corazón ha ido herido como la hierba y se ha secado,
y hasta me olvido de comer mi pan.
A causa de la intensidad de mi gemido mis huesos se pegan a la piel.
Me parezco al pelícano del desierto;
como el búho de las soledades he llegado a ser.
No puedo dormir;
soy cual pájaro solitario sobre un tejado.
Mas tú, Señor, permaneces para siempre,
y tu nombre por todas las generaciones.
Salmo 102:1-7,12
P.D. Si hubiera problemas para el vídeo por favor abrir el enlace en YouTube. Gracias!