Apuntes a 1ra Pedro 4:1-6

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Habiendo examinado los gloriosos resultados del sufrimiento de Cristo, Pedro ahora dirige su atención hacia aspectos prácticos, o cómo aplicar el conocimiento de los sufrimientos de Cristo en nuestras vidas.

Inicia exhortando a permanecer firmes como creyentes en Cristo en relación a la sociedad en general (v.1-6) y después la relación de creyentes dentro de la comunidad cristiana (v.7-11).

1Por tanto, puesto que Cristo ha padecido en la carne [mientras vivía en el cuerpo], armaos también vosotros con el mismo propósito, pues quien ha padecido en la carne [mientras vivía en el cuerpo] ha terminado con el pecado,

Wilkin sustituye la frase para un mejor sentido de la expresión.

Por tanto… armaos con el mismo discernimiento o percepción de la naturaleza interior [insight]…una manera particular de pensar. Concepto que ya es familiar para nosotras, claramente relacionado con la imagen paulina de colocarse la armadura espiritual (Romanos 6:13; 2 Corintios 6:7; Efesios 6:11-17; 1 Tesalonicenses 5:8) con raíces en Isaías 59:17 (se puso la justicia como coraza, y el yelmo de salvación en su cabeza; como vestidura se puso ropas de venganza, y se envolvió de celo como de un manto) aún cuando en este pasaje es Dios mismo quien se arma.

Interesante, Pedro señala colocarse un concepto abstracto como armadura: una visión o forma particular de pensar que alineará acciones futuras de acuerdo a ese discernir.

En la vida cristiana, los cambios empiezan en la forma correcta de pensar que conduce a transformación de las pasiones de nuestra vida, por ende, de nuestros deseos, que finalmente se expresan en acciones.

Cerebro [entendimiento], corazón [voluntad], manos [acciones].

Pedro, ¿cuál comprensión o forma particular de pensar? Obviamente la misma de Cristo: preparado para sufrir hasta el punto mismo de morir.

El reto inmediato es saber si estoy dispuesta a sufrir incluso hasta el punto de morir, como Cristo. Por la gracia del Señor vivimos en áreas donde no hay persecución por causa de nuestra fe. Sin embargo cuando Pedro habla de pecado se refiere a actos concretos del mismo, no solo al poder del pecado sobre las personas.

Es decir Pedro llama a un cese de actos concretos.

Deriva un principio del ejemplo de Cristo: puesto que sufrió mientras vivía en el cuerpo, nunca más tendrá que lidiar con pecado otra vez; luego entonces lidiar con el pecado y vivir en la carne (en el cuerpo) son co-términos: la batalla tiene un punto final.

El punto es que al adoptar esta forma de pensar nos percataremos (del ejemplo de Cristo) que ahora vivimos para Dios (sufriendo en la carne y luchando contra el pecado) lo cual nos llevará a victoria final (cesar de pecar).

Lo menos que podemos hacer es morir cada día negándonos a nosotros mismos [la doctrina de la mortificación de la carne]. Seguir el ejemplo de Cristo y honrar el testimonio de personas creyentes en otras partes del mundo que encaran peligros de muerte cada día. Esta disposición a sufrir injustamente es seguir el ejemplo de Cristo.

Disposición que implica dar testimonio fiel y a la vez luchar contra lo malo, aunque conlleve sufrir.

Ahora bien, más sufrimiento no significa más santidad. Habrá ocasiones en que el sufrimiento provoque amargura, no mejores personas. Pedro asume que si dos personas siguen a Cristo, la que está en medio de sufrimientos lo hará haciendo elecciones que toman en cuenta los costos, cuyas elecciones moverán de manera decisiva a esa persona alejándola de “gracia barata” y “creyentismo” hacia pureza real.

Cristo vino a salvar pecadores, vino a destruir el pecado.

Ser discipuladas quiere decir que tú y yo estamos envueltas en esta batalla contra el pecado. No pequemos, pues Cristo es nuestro Salvador.

2para vivir el tiempo que le queda en la carne [mientras vive en el cuerpo], no ya para las pasiones humanas, sino para la voluntad de Dios.

¿Será que Pedro no entiende que vivimos en un mundo terrenal? ¿Por qué dice esto?

Observen que cuando Pablo habla de “la carne” denota la naturaleza pecaminosa del ser humano (Romanos 7,8); sin embargo el concepto judío corriente se refiere a “la carne” como la existencia humana débil, caída, y por tanto sujeta a dolores y muerte. Pedro no tiene problema para escribir que Cristo ‘vivió en la carne’ por esa razón.

Sin embargo, dado que la carne es débil, es el modo de existencia donde operan los impulsos malvados en el ser humano. El creyente tiene dos opciones: (1) vivir el tiempo restante para las pasiones humanas o (2) vivir el tiempo restante para la voluntad de Dios. Escoger entre el camino de menor resistencia a los deseos naturales o comprometerse a seguir la voluntad de Dios aunque haya sufrimiento de por medio.

¿Qué es aquello que estoy dispuesta a abandonar, a morir a ello? ¿Mi deseo de aprobación por otros? ¿Mi necesidad de control? ¿Cuáles son aquellos pecados que tolero en mí misma?

3Porque el tiempo ya pasado os es suficiente para haber hecho lo que agrada a los gentiles, habiendo andado en sensualidad, lujurias, borracheras, orgías, embriagueces y abominables [e ilícitas] idolatrías.

Oponerse a la voluntad de Dios es exhibir otra voluntad. ¿Cuál? La que tenías antes, y aquí Pedro señala un catálogo de vicios similar a Pablo (Romanos 13:13; Gálatas 5:19-21). Hay tres términos de connotación sexual (sensualidad, lujurias, orgías), dos concernientes al alcohol (borracheras y embriagueces) y el último es un vicio y además contexto para los otros (idolatrías). 

Celebraciones familiares religiosas, fiestas de mercaderes, días festivos, etc., solían efectuarse en los templos de las diferentes divinidades. Los judíos no participaban, se les consideraba una colonia de migrantes dentro de las ciudades griegas y se les permitía seguir sus leyes y costumbres. Los gentiles creyentes, sin embargo, habían sido parte de esa cultura, de tal modo que su ausencia o no participación era un evidente cambio de conducta muy llamativo.

4Y en todo esto, se sorprenden de que no corráis con ellos en el mismo desenfreno de disolución, y os ultrajan;

El vecindario de estos cristianos no judíos rápidamente darían cuenta del cambio y no lo comprenderían. En especial la molestia era que los creyentes se abstuvieran de participar.

Pedro señala dos reacciones específicas: 

  1. Sorpresa, por una parte. ¿Por qué? Porque la persona pecadora suele engañarse a sí misma diciendo “no soy tan mala.” Suelen pasar balance y siempre encuentran razones para justificarse porque es lo único que poseen. Y cuando el creyente amenaza sus conceptos, primero se sorprenden, pero de inmediato:
  2. Calumnias, porque las acciones del creyente representan un juicio silente para la conciencia ajena.

5pero ellos darán cuenta a aquel que está preparado para juzgar a los vivos y a los muertos.

Pedro alienta a sus lectores una vez más: tu trabajo no es ir y reprender a tus vecinos, quizás haya tiempo para eso, tu trabajo es confiar en el Justo Juez. Vive tú de acuerdo a lo que has aprendido. El punto no es quien juzgará sino que incluso los muertos no escaparán al juicio que ha de venir.

Noten la frase, el juez está preparado (1 Corintios 15:51-52; Apocalipsis 20:11-15). Ellos -los perseguidores- darán cuenta.

6Porque con este fin fue predicado [anunciado] el evangelio aun a los muertos, para que aunque sean juzgados en la carne como hombres, vivan en el espíritu conforme a la voluntad de Dios.

Hay vindicación. La muerte del creyente no es ninguna tragedia. Lo que cuenta es la respuesta al evangelio mientras viven, resultará en salvación y vida eterna aún cuando mueran antes del juicio final; o en separación y muerte eterna. 

El Día de Juicio Final será el tiempo de vindicación para el creyente, como Cristo, Dios tendrá la palabra final, viviendo el espíritu conforme a Su voluntad.

vindicar 

Del lat. vindicāre.

1. vengar. 2. Defender, especialmente por escrito, a quien se halla injuriado, calumniado o injustamente notado. 3. Dicho de una persona: Recuperar lo que le pertenece.

vengar 

Del lat. vindicāre. 1. Tomar satisfacción de un agravio o daño. 

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