Si no todos los libros
cuando menos
he leído decenas, cientos, mil,
y no lo digo, no,
por vanidad,
muy al contrario:
después de tantos piélagos de letras
en el sistema vascular
adquiérense deberes máximos
y apenas el derecho
mínimo
a preguntarse con delicadeza
cuántas calladas horas
faltan aún para reconocer
el fruto verdadero,
los prístinos ecos de la lectura
sazonados aprisa por un amanecer.
Jaime García Terrés. México (1924-1996)