Apuntes a Jueces, 2:6-13

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La degeneración de una generación

El pasaje funciona como una especie de “Centro para Visitantes” del libro de Jueces. Provee la vista necesaria para entender sucesos posteriores, en particular los capítulos 3-16. Un resumen que interpreta al lector el significado de las historias en Jueces. Nosotras nos enfocaremos en la enseñanza y en el testimonio (Isaías 8:20).

La mayoría de los lectores de Génesis 1 no se dan cuenta que tienen en sus manos una propaganda revolucionaria. Me explico: Génesis 1 propone la novel idea de que el sexo es una actividad humana. Este Dios de Israel es extraño. Jehová no tiene ninguna consorte. La Escritura encuentra a Dios actuando en la Historia (la creación, la caída, llamado y preservación de los patriarcas, liberación de Egipto, etc), no pulsando sobre la naturaleza.

Jehová se sienta en Su trono, alto y sublime, desde donde gobierna, crea, preserva, redime. No está en ninguna recámara celestial con su divina contraparte. Nos resulta tan difícil darnos cuenta de cuán diferente, cuán santo es el Dios de la Biblia.

Baal (que significa señor) era el dios de los canaanitas. Era el dios de las tormentas y la fertilidad, el nombre del juego, fertilidad en las cosechas, en el ganado y para la familia. Y, al ser dios de la naturaleza, lógicamente tenía su contraparte femenina, Astarot o Astarté. En la teología (y la agricultura) canaanita, la fertilidad de la tierra dependía de la relación sexual entre Baal y su consorte. El renacer de la naturaleza se debía a tal relación. Ahora bien, los canaanitas no permitían que Baal se encargara solo del asunto, de modo que su lema era “sirvamos a Baal con alegría, glándulas todas.” Por tanto practicaban ‘sacra’ prostitución como parte de su adoración. Por ejemplo, un hombre canaanita preocupado por su cosecha iría al templo de Baal y tendría relaciones sexuales con alguna de las prostitutas que servían ahí. El hombre en el papel de Baal y la mujer en el rol de Astarté. La idea era que la unión alentaría a la pareja divina a que hicieran lo mismo y por tanto habría lluvia, grano, vino y aceite otra vez. ¿Se dan cuenta? 

Nada sucedería a menos que los poderes de la fertilidad fueran adorados debidamente [Y, a propósito, he aquí una de las grandes diferencias entre paganismo y fe bíblica; en el paganismo hay que alentar, estimular, a los dioses, no confiar en ellos –Mateo 6:7-8].

Si prendemos el bombillo de la imaginación, entenderemos la facilidad de las conversiones israelitas hacia Baal (el remanente canaanita en funciones). Casi podemos escuchar la conversación con el amable vecino:

-oh, el Dios de ustedes que los sacó de Egipto y todo eso… no tengo nada contra él, pero, sabes, aquí en Caanán nos hacemos eco con los ritmos de la naturaleza, imagínate, hay que manejar el día a día, la cosecha, las vacas, etc. Ustedes debieran conocer algunos de nuestros secretos, ¿quizás tú y tu hijo? podrían acompañarnos allá al lugar alto al culto de entre semana…

En justicia, Israel sabía que Jehová era el único Dios de la fertilidad (Deuteronomio 28). El Dios que libera es el mismo que provee a diario (Romanos 8:32)… Y sin embargo…

Salmo 106: 34-40 No destruyeron a los pueblos, como el SEÑOR les había mandado, sino que se mezclaron con las naciones, aprendieron sus costumbres, y sirvieron a sus ídolos que se convirtieron en lazo para ellos. Sacrificaron a sus hijos y a sus hijas a los demonios, y derramaron sangre inocente, la sangre de sus hijos y de sus hijas, a quienes sacrificaron a los ídolos de Canaán, y la tierra fue contaminada con sangre. Así se contaminaron en sus costumbres, y fueron infieles en sus hechos. Entonces se encendió la ira del SEÑOR contra su pueblo, y El aborreció su heredad.

“Servir a Jehová” se refiere a estilo de vida que honre a Dios con propiedad, en esencia es adorar solo a Dios pero incluye mucho más. Al final de su vida Josué es llamado “siervo del Señor” (24:29) a modo de epitafio, una manera de resumir toda su vida y carácter. Lo mismo dice de Moisés (Deuteronomio 34:5). “Servir a Jehová” viene significando la expresión visible del pacto de obediencia, el patrón a seguir por el pueblo de Israel.

6Después que Josué despidió al pueblo, los hijos de Israel fueron cada uno a su heredad para tomar posesión de la tierra. 7Y el pueblo sirvió al Señor todos los días de Josué, y todos los días de los ancianos que sobrevivieron a Josué, los cuales habían sido testigos de la gran obra que el Señor había hecho por Israel. 8Josué, hijo de Nun, siervo del Señor, murió a la edad de ciento diez años. 9Y lo sepultaron en el territorio de su heredad, en Timnat-sera, en la región montañosa de Efraín, al norte del monte Galas.

Examina el período de lo que hemos estudiado, esta vez desde la perspectiva de Dios. Si recuerdan, la pregunta “¿Qué es esto que habéis hecho?” (2:2), se trata de una pregunta de índole religiosa, no militar ni política. Nos presenta un análisis de tres fases:

análisis de tres fases

1

Los días de Josué, el «siervo de Dios» Jehová hizo una «gran obra» por Israel Los israelitas «sirvieron» al Señor

2

Los días de los ancianos (Caleb, por ejemplo) que sobrevivieron a Josué Testigos de «la gran obra de Jehová» hecha por Israel Los israelitas «sirvieron» al Señor

3

Se levanta una nueva generación No conocían «la obra» de Jehová por Israel No conocían a Jehová [por tanto no «sirvieron»]

8Josué, hijo de Nun, siervo del SEÑOR, murió a la edad de ciento diez años.

Una marca de respeto, evidencia de la aprobación de Dios hacia él. Igual con Moisés, quien falleció a los 120 años y retuvo su vitalidad. En el mundo del Antiguo Testamento, longevidad y vitalidad son vistas como el divino sello de aprobación de una vida justa: Prov 16:31 La cabeza canosa es corona de gloria, y se encuentra en el camino de la justicia. Salmo 92:12-15 El justo florecerá como la palma, crecerá como cedro en el Líbano. Plantados en la casa del SEÑOR, florecerán en los atrios de nuestro Dios. Aun en la vejez darán fruto; estarán vigorosos y muy verdes, para anunciar cuán recto es el SEÑOR, mi roca, y que no hay injusticia en El.

9Y lo sepultaron en el territorio de su heredad, en Timnat-sera, en la región montañosa de Efraín, al norte del monte Galas. 10También toda aquella generación fue reunida a sus padres; y se levantó otra generación después de ellos que no conocía al Señor, ni la obra que El había hecho por Israel.

La generación que surge no es cualquiera otra, observen el carácter: no “conocían” al Señor. “No conocer” es más que simple falta de información, es rechazo a aceptar las obligaciones inherentes a tal relación. ¿Recuerdan la historia del nuevo faraón y José? (Exodo 5:2), es la misma implicación. Ruptura de solidaridad.

CONOCER: (Del lat. cognoscĕre).

1. Averiguar por el ejercicio de las facultades intelectuales la naturaleza, cualidades y relaciones de las cosas. 2. Entender, advertir, saber, echar de ver. 3. Percibir el objeto como distinto de todo lo que no es él. 4. Tener trato y comunicación con alguien. 5. Experimentar, sentir. Alejandro Magno no conoció la derrota. 6. Tener relaciones sexuales con alguien. 7. Confesar los delitos o pecados. 8. Mostrar agradecimiento. 9. Entender en un asunto con facultad legítima para ello. El juez conoce DEL pleito. 10. Juzgarse justamente.

PREFACIO al anuncio del:

11Entonces los hijos de Israel hicieron lo malo ante los ojos del SEÑOR y sirvieron a los baales 

¿Hay alguna pista que nos explique por qué Israel “abandonó al Señor”?

No mantuvieron separación distintiva con el paganismo a su alrededor (Sal 106:34-35); Dios demandó separación total, Israel obedeció a medias. Ciertamente somos llamadas a estar en el mundo, no a ser del mundo. No es estar en el mundo lo que nos arruina, sino el sufrir el mundo dentro de nosotras: cuando un barco se hunde, es porque el agua se mete al interior, no porque el barco navega en el agua. 

El principio hoy en día es el mismo: mantener culturas separadas al tiempo de combatir la pagana, o nos sumiremos en ella. Hace algunos años, nuestro país tenía un eficiente sistema de vigilancia de los medios de comunicación, hasta de las letras de canciones y demás –muy canaanitas en su preocupación sexual, ejem– pero la explosión de hoy no tiene palabras. La Iglesia hoy requiere santos que vivan santamente, pero también santos con mente espiritual que activamente critiquen y expongan los elefantes de la cultura en que vivimos, mentes que además de reconocer falsas doctrinas (en la educación, en la publicidad, en lo que dice el gobierno, etc.) también desenmascaren las presuposiciones que hay detrás. (Romanos 12:2 Y no os adaptéis a este mundo, sino transformaos mediante la renovación de vuestra mente, para que verifiquéis cuál es la voluntad de Dios: lo que es bueno, aceptable y perfecto). 

Algo más. Basta ya de pensar que es tarea solo de misioneros y pastores. Pidamos a Dios por artistas, mercadólogos, publicistas, políticos, historiadores, etc. Si hemos de producir una contracultura efectiva hemos de empezar reconociendo que todo en la vida pertenece al Señor Jehová. Si decimos creer que Dios gobierna y controla todas las cosas, luego entonces Dios gobierna y controla todas las cosas. Si asumimos que Baal tiene una esquinita sobre la agricultura y el sexo, habremos cedido los derechos de la corona de Jesucristo.

La ausencia de experiencia religiosa en la siguiente generación. Comparen con el v.7: Y el pueblo sirvió al SEÑOR todos los días de Josué, y todos los días de los ancianos que sobrevivieron a Josué, los cuales habían sido testigos de la gran obra que el SEÑOR había hecho por Israel. Observen: el problema parece ser ignorancia, pero ello es incorrecto o al menos incompleto, no es que no supieran acerca de Dios, sino que no conocían a Dios (ver 1 Samuel 2:12, los hijos de Eli, conocían acerca de Dios -obvio, eran sacerdotes- pero no tenían respeto alguno ni se preocupaban por El). Sabían acerca de Dios pero no le reconocían como Dios, no les importaban Sus obras, no tenía influencia sobre ellos.

Un peligro permanente. Una generación alegre, en íntima comunión con Dios, confiada en el Señor, y la siguiente totalmente ajena. No es que repudien. Es que conocen acerca del Señor -el Exodo, el mar Rojo, el cruce del río Jordán, la caída de las murallas de Jericó- pero no al Señor -los salvadores actos de Dios ya no son centrales ni preciosos para ellos. No han aprendido a reverenciar o regocijarse en lo que Dios ha hecho. Olvidaron “el evangelio” de haber sido salvados de Egipto y llevados a la Tierra Prometida solo por la gracia y el poder de Dios. Hasta permanecen en iglesias, fríos, distantes, formales. Pero no hay fuego en su interior, no hay calidez en su amor, no hay alegría en la esperanza. 

Las palabras de Pablo les son extrañas: “Y aún más, yo estimo como pérdida todas las cosas en vista del incomparable valor de conocer a Cristo Jesús, mi Señor, por quien lo he perdido todo, y lo considero como basura a fin de ganar a Cristo(Filipenses 3:8). 

APOSTASIA: (Del lat. apostasĭa, y este del gr. ἀποστασία).

1. Acción y efecto de apostatar.

APOSTATAR: (Del lat. apostatāre):

  1. Negar la fe de Jesucristo recibida en el bautismo. 
  2. Dicho de un religioso: Abandonar irregularmente la orden o instituto a que pertenece. 
  3. Dicho de un clérigo: Prescindir habitualmente de su condición de tal, por incumplimiento de las obligaciones propias de su estado. 
  4. Abandonar un partido para entrar en otro, o cambiar de opinión o doctrina.

12y abandonaron al SEÑOR, el Dios de sus padres, que los había sacado de la tierra de Egipto, y siguieron a otros dioses de entre los dioses de los pueblos que estaban a su derredor; se postraron ante ellos y provocaron a ira al SEÑOR. 13Y dejaron al SEÑOR y sirvieron a Baal y a Astarot.

La simple descripción evidencia la ingratitud; subraya el carácter malvado de la apostasía al proveernos el marco de referencia de la obra de Dios por Israel [2:6-9 es casi una réplica de Josué 24:28-30]. Jehová es llamado “el Señor de nuestros padres”, luego entonces no hay razón para limitar la frase “nuestros padres” solamente a la generación del éxodo; el término incluye ¡hasta los patriarcas! Esta nueva generación, en lugar de servir al Señor, sirve a los mini-señores, los Baales.

Toda la historia anterior al éxodo subraya con tintes lumínicos la fidelidad de Dios en preservar un pueblo frágil (Salmo 105:12-15 Cuando eran pocos en número, muy pocos, y forasteros en ella, y vagaban de nación en nación, y de un reino a otro pueblo, El no permitió que nadie los oprimiera, y por amor a ellos reprendió a reyes, diciendo: No toquéis a mis ungidos, ni hagáis mal a mis profetas). De otro modo Israel no existiría.

Es decir que el “no conocían” fue un acto de la voluntad, alentado tanto por la atracción de la cultura canaanita como por su propio deseo (ah la famosa CONCUPISCENCIA: deseo de bienes terrenos y, en especial, apetito desordenado de placeres deshonestos).

La sucesión de verbos en 2:11-19 (sirvieron, abandonaron, fueron, siguieron, se postraron, provocaron, dejaron) enfatiza la naturaleza radical de la apostasía. La descripción establece con claridad la tensión fundamental (y la tentación) que experimentaron los israelitas al llegar a Canaán. Entre Egipto y Canaán, ambientes definitorios de dioses múltiples, recibieron la ley del Sinaí: Yo soy el SEÑOR tu Dios, que te saqué de la tierra de Egipto, de la casa de servidumbre. No tendrás otros dioses delante de mí (Exodo 20:2-3). Observen el énfasis del uno: “Jehová nuestro Dios, uno es.” Tema recurrente que contrasta con el plural de baales; Israel monoteísta vs el politeísmo rampante. Adorar cualquier otro o combinar con la adoración a Jehová es apostasía; es hacer lo malo ante los ojos del Señor y provocarle a ira.

Fe en el Señor no es creer un determinado cuerpo de conocimiento que puede ser transferido, como una cuenta de banco, de padres a hijos. Fe en el Señor es conocer a Dios, reconocerle personalmente, estar en relación de pacto –hessed– con él. 

Todas sabemos que la fe de los padres no es necesariamente la de los hijos. 

Deuteronomio 6:4-9 y 20-25 nos dicen qué hacer para pasar nuestra fe:

v.4-9  Escucha, oh Israel, el SEÑOR es nuestro Dios, el SEÑOR uno es. Amarás al SEÑOR tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma y con toda tu fuerza. Y estas palabras que yo te mando hoy, estarán sobre tu corazón; y diligentemente las enseñarás a tus hijos, y hablarás de ellas cuando te sientes en tu casa y cuando andes por el camino, cuando te acuestes y cuando te levantes. Y las atarás como una señal a tu mano, y serán por insignias entre tus ojos. Y las escribirás en los postes de tu casa y en tus puertas.

v. 20-25 Cuando en el futuro tu hijo te pregunte, diciendo:»¿Qué significan los testimonios y los estatutos y los juicios que el SEÑOR nuestro Dios os ha mandado?», entonces dirás a tu hijo: «Eramos esclavos de Faraón en Egipto, y el SEÑOR nos sacó de Egipto con mano fuerte.» Además, el SEÑOR hizo grandes y temibles señales y maravillas delante de nuestros ojos contra Egipto, contra Faraón y contra toda su casa; y nos sacó de allí para traernos y darnos la tierra que El había jurado dar a nuestros padres. » Y el SEÑOR nos mandó que observáramos todos estos estatutos, y que temiéramos siempre al SEÑOR nuestro Dios para nuestro bien y para preservarnos la vida, como hasta hoy. Y habrá justicia para nosotros si nos cuidamos en observar todos estos mandamientos delante del SEÑOR nuestro Dios, tal como El nos ha mandado.

No seamos hipócritas ni inconsistentes en nuestra conducta. Observa que no se trata de mecánicas o parciales repeticiones. Dios obra en y a través de nosotros. Los niños son muy sensibles a cualquier inconsistencia, es una de las primeras razones por las que se apartan de la fe de sus mayores.

Hemos de aplicar y reflejar el evangelio de manera práctica, no solo en academia o en lo abstracto. V.6-7 no hablan de sermones familiares, sino de verbos en acción, sentarse… caminar… yacer… levantarse… de rutinas de la vida concreta. Impresionar las verdades de Dios en nuestro diario vivir. Sabias y pensadoras sobre las verdades y virtudes del evangelio que influyen decisivamente en nuestras decisiones y prioridades. 

Si solo venimos a que nos sirvan, adoración servida en lugar de adoración en servicio, con perdón de ustedes no habrá crecimiento o será muy limitado; enseñamos a los hijos a comer para que sean capaces de alimentarse a sí mismos, evitar la desnutrición y otros males. Lo mismo sucede espiritualmente. v.20-25 nos enseñan a unir las doctrinas de la fe con las acciones salvadoras de Dios en nuestra vida. Dar testimonio personal de la diferencia que Dios ha hecho en mí. Hablar no nada más de creencias y conductas sino de nuestra experiencia personal. Transparentes de cómo trabaja el arrepentimiento en mí.

En resumen, consistencia en mi conducta, sabiduría de la realidad, ternura personal de la fe son elementos fundamentales. Tenemos la tendencia a apoyarnos en instituciones que “pasen la fe.” Creemos que si instruimos nuestros hijos en la sana doctrina, los protegemos de inmoralidad y los anotamos en ministerios u organizaciones religiosas, ya, ¡cumplimos!

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