…también nos gloriamos en las tribulaciones, sabiendo que la tribulación produce paciencia; y la paciencia, prueba; y la prueba, esperanza. Romanos 5:3-4.
Los joyeros usan “la prueba del agua” como una de las maneras más seguras de identificar un verdadero diamante. Una piedra de imitación nunca es tan brillante como una piedra genuina, pero a veces no puede determinarse la diferencia a simple vista. Los joyeros saben que un diamante genuino puesto en el agua centellea refulgente, mientras que la imitación es prácticamente opaco. Esa prueba hace relativamente fácil seleccionar el verdadero diamante.
A modo de analogía, encuentro que la fe de muchas personas bajo las aguas de la tristeza o la aflicción no es más que una imitación. Sin embargo, cuando un verdadero hijo de Dios está hundido en una prueba, brillará más refulgente que nunca.
«En lo cual vosotros os alegráis, aunque ahora por un poco de tiempo, si es necesario, tengáis que ser afligidos en diversas pruebas, para que sometida a prueba vuestra fe, mucho más preciosa que el oro, el cual aunque perecedero se prueba con fuego, sea hallada en alabanza, gloria y honra cuando sea manifestado Jesucristo,» (1 Pedro 1:6-7).
Lee. Medita. Aplica.