Romanos 5:1-2

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Justificados, pues, por la fe, tenemos paz para con Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo; por quien también tenemos entrada por la fe a esta gracia en la cual estamos firmes, y nos gloriamos en la esperanza de la gloria de Dios (Romanos 5:1-2).

Los rápidos cambios del mundo pueden darnos una sensación de inquietud e incertidumbre. Podemos vernos agobiados por el sufrimiento a nuestro alrededor, la evolución de la tecnología que supera nuestra capacidad de absorberla, y la fluctuación diaria de los mercados financieros.

A medida que los problemas aumentan, aumenta el desaliento y perdemos esperanza. Sin embargo, basar nuestras esperanzas en la capacidad del hombre para resolver problemas o modificar una situación no es la solución. Solo obtenemos paz temporal cuando cambian las circunstancias o nuestra actitud exterior.

El problema de fondo es espiritual, es decir, el hombre tiene una naturaleza pecaminosa que está en enemistad con Dios. El pecado nos impulsa a mirar por nosotros mismos y buscar lo que deseamos. Ni nuestro intelecto ni nuestro talento cambian nuestra condición pecaminosa ni nos da paz. Pero quienes confían en Cristo como Salvador reciben una nueva naturaleza y se reconcilian con el Señor. Como sus hijos, no solo estamos en paz con Él, sino también recibimos poder para vivir en armonía unos con otros.

No importa cuánto cambie la vida o el mundo, continuamos con esperanza, ya que estamos anclados a un fundamento firme que nunca será sacudido.

Lee, Medita y Aplica!

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