(fragmento)
Por la jirafa,
que aspira a morder la Luna;
por la cebra,
que al nacer se revolcó en un banco
recién pintado;
por el asno,
que se robó la flauta de Bartolo
y que piensa -como todo el mundo-
que la grama es verde y que la luna es oro;
por el galápago,
que heredó el peto de Amadís de Gaula
y que afirma, con risa subcutánea,
que su concha de anacrónica Edad Media
fue modelo en las fraguas de la Muerte
para el tanque blindado de esta guerra;
por el ratón,
que anda siempre temiéndole al estoque
de Hamlet;
por el mono,
que ahora sí tiene miedo de ser hombre;
por la mariposa,
cromática reducción del aeroplano;
por el loro,
dictáfono de chicos y grandes de la casa…
Y por todos los que a tiempo no acudieron
al refugio del Arca, y no sintieron
el bronce de las voces patriarcales,
Alicia -Scherezada, Blanca Nieve-
Alicia, mirlo blanco, ¡yo te quiero!
(Del corazón del pez saltó Esmeralda
y Aquiles del talón del oso blanco,
Penélope a la tela de una araña
y el gordo Tartarín a Rocinante).
Luis Pastori
(Venezuela, 1921-2013)