¡Oh, tú que duermes tan hondo que no despiertas!
Milagrosas de vivas, milagrosas de muertas,
y por muertas y vivas eternamente abiertas,
alguna noche en duelo yo encuentro tus pupilas
bajo trapo de sombra o una blonda de luna.
Bebo en ellas la calma como en una laguna.
Por hondas, por calladas, por buenas, por tranquilas
un lecho o una tumba parece cada una.
Delmira Agustini. Uruguay (1886-1914)