Alma, bendice al Señor, Rey potente de gloria;
de sus mercedes esté viva en ti la memoria.
¡Oh despertad, arpa y salterio!
Entonad himnos de honor y victoria.
Alma, bendice al Señor que a los orbes gobierna
y te conduce paciente con mano paterna.
Te perdonó, de todo mal te libró
porque Su gracia es eterna.
Alma, bendice al Señor, de tu vida la fuente
que te creó, y en salud te sostiene clemente;
tu defensor en todo trance y dolor,
Su diestra es omnipotente.
Alma, bendice al Señor y su amor infinito.
Con todo el pueblo de Dios su alabanza repito:
Dios, mi salud, de todo bien plenitud,
¡seas por siempre bendito!
Joachim Leander. Alemania (1650-1680)