De cartón piedra

Estándar

Era la gloria vestida de tul,

con la mirada lejana y azul,

que sonreía en un escaparate

con la boquita menuda y granate,

y unos zapatos de falso charol

que chispeaban al roce del sol.

Limpia y bonita siempre iba a la moda,

arregladita como pa’ ir de boda.

Y yo, a todas horas la iba a ver

porque yo amaba a esa mujer

de cartón piedra,

que de San Esteban a Navidades,

entre saldos y novedades

hacía más tierna mi acera.

No era como esas muñecas de abril

que me arañaron de frente y perfil,

que se comieron mi naranja a gajos,

que me arrancaron la ilusión de cuajo,

con la presteza que da el alquiler

olvida el aire que respiró ayer.

Juega las cartas que le da el momento,

mañana es solo un adverbio de tiempo.

No, no, ella esperaba en su vitrina

verme doblar aquella esquina

como una novia,

como un pajarillo pidiéndome

libérame, libérame

y huyamos a escribir la historia,

De una pedrada me cargué el cristal

y corrí, corrí, corrí con ella hasta mi portal.

Todo su cuerpo me tembló en los brazos,

nos sonreía la luna de marzo,

bajo la lluvia bailamos un vals:

un, dos, tres, un, dos, tres, 

todo daba igual.

Y yo le hablaba de nuestro futuro

y ella lloraba en silencio, os lo juro.

Y entre cuatro paredes y un techo

se reventó contra su pecho

pena tras pena,

tuve entre mis manos el universo

e hicimos del pasado un verso

perdido dentro de un poema.

Y entonces, llegaron ellos.

Me sacaron a empujones de mi casa

y me encerraron entre estas cuatro paredes blancas

donde vienen a verme mis amigos

de mes en mes,

de dos en dos,

y de seis a siete.

Joan Manuel Serrat. España (1943 – )

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